Un hombre, junto a un amigo, soñó un día en un garaje con crear un ordenador que no se pudiera abrir, que no tuviera conexión USB, que fuera incompatible con casi todo y que cualquier persona en el mundo lo deseara a pesar de su precio y aunque no lo necesitara. Fue Steve Jobs, el fundador de Apple, una de las compañías más importantes que existen en la actualidad. Esto nos demuestra que efectivamente si puedes soñarlo, puedes lograrlo.
Muchas ideas, muchos sueños, cuando surgen por primera vez parecen una locura, pero no lo son. Son ideas innovadoras que se adelantan a su tiempo, que rompen con todo y suponen una forma distinta de ver las cosas. Para lograrlos, es necesario tener un gran valor frente a los obstáculos que encontraremos ante nuestros sueños, pero la ilusión nos empujará hacia delante.
“Ten el coraje de seguir tu corazón y tu intuición. Ellos saben de alguna manera lo que realmente quieres ser. Todo lo demás es secundario.”
Soñarlo es simplemente el principio
Un sueño es una imagen que percibimos como real en nuestra mente mientras dormimos, pero a veces esa imagen es tan nítida que nos parece estar viviendo la situación soñada de verdad. Incluso, en ocasiones, podemos llegar a percibir cómo huele, qué sabor sentimos, qué tocamos en ese sueño.
Muchos escritores y pintores han creado sus obras a partir del mundo de los sueños, porque a veces se manifiesta un inconsciente que nos permite liberarnos de las ataduras del mundo real, dando paso a un mundo distinto.
Soñar con algo que nos apasiona, con una realidad que deseamos, es solo el primer paso para crear una imagen en nuestra mente. Un lienzo que poco a poco ganará nitidez y será la semilla que crecerá alimentada por nuestra ilusión. Soñarlo es el comienzo.
Escucha a tu intuición
La intuición se puede definir como la capacidad de comprender o de decidir rápidamente, en un instante. De un modo tan veloz que habitualmente el proceso escapa a nuestra conciencia y no sabemos explicarlo de una manera lógica.
En un solo día tomamos miles de decisiones: qué ropa ponernos, qué camino seguir para ir a trabajar, qué medio de transporte utilizar… Todas esas decisiones se toman de forma rápida, porque si no fuera así, nuestro día a día sería una indecisión constante en la que perderíamos mucho tiempo.
La psicología social hasta hace diez años sostenía que una buena decisión, frente a una encrucijada complicada y trascendental, tenía que basarse en un proceso de razonamiento que partiera de un análisis exhaustivo de la situación. Sí, nos referimos a esas dos listas que todos hemos enfrentado alguna vez: elementos a favor vs elementos en contra.
Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de dos aspectos:
- La realidad a menudo es tan compleja que resulta imposible ponerla en forma de listas.
- Aún habiendo completado perfectamente el ejercicio, no todos los elementos de la lista pesan lo mismo.
Paralelamente, estudiamos a las personas con éxito y nos dimos cuenta de que ellas pasaban de las listas famosas. Las decisiones de las personas famosas se caracterizaban por ser rápidas y precisas, más ligadas a la intuición. Fue lo que “en aquel momento sentí”, “tuve una corazonada”, “lo hice sin pensar”, etc. A partir de entonces, los psicólogos empezamos a preguntarnos si realmente el caballo racional por el que apostábamos iba a ser el ganador.
Así, actualmente no solamente sabemos que la intuición es válida sino que muchas veces supera al acierto que puede tener un ordenador que es capaz de realizar millones de operaciones a la vez o a nosotros mismos siguiendo un proceso lógico y consciente para llegar a una conclusión.
“La intuición es una facultad espiritual, y no explica, simplemente muestra el camino.”
La intuición se manifiesta con emociones y sensaciones físicas. Si queremos tomar una decisión, es aconsejable que nos centremos en qué sentimos, qué impacto físico nos produce una decisión u otra.¿Te sientes bien, te sientes incómodo, te sientes feliz? ¿Qué te hace sentir cada decisión si piensas en ella? ¿Soñarlo qué te hace sentir y pensar en ello?
El camino para lograr tus sueños
El camino hacia tus sueños puede ser complicado, pero es un camino que debes trazar tú mismo, poniéndote pequeñas metas que puedas ir alcanzando para llegar finalmente a ese sueño tan deseado. Fijar pequeños objetivos iniciales que sean posibles es lo que fortalecerá nuestra confianza y lo que nos hará ver que podemos avanzar si lo hacemos paso a paso, tras soñarlo.
Un aspecto importante para lograr alcanzar nuestros sueños es la confianza en nosotros mismos. Si nosotros no confiamos en que lo vamos a lograr, nadie confiará. Por eso es importante fijarse metas factibles y cercanas en el tiempo, porque cada vez que las alcancemos reforzaremos la idea de que nuestro sueño puede trasformarse en realidad.
La pro-actividad también es esencial porque no podemos permitirnos quedarnos estancados ante la menor dificultad o quedarnos esperando a que las cosas sucedan sin hacer nada. Nadie va a venir a buscarnos y a ofrecernos nuestro sueño, es algo que tendremos que construir con mucho esfuerzo, con un trabajo diario y con toda nuestra ilusión.
Pero recuerda, soñarlo es el primer paso para comenzar a dar forma a tu meta u objetivo.
“No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.”