En el reportaje El sexo tántrico os explicamos de manera sucinta en qué consiste y algunas nociones básicas para practicarlo, como los ejercicios para fortalecer el suelo pélvico y las posturas esenciales.
En los siguientes artículos explicaremos con mayor profundidad algunas de las técnicas para aquellos que deseen mejorar realmente tanto su vida sexual como emocional.
El tantra o tantrismo utiliza el deseo como sendero hacia el crecimiento espiritual. En el hinduismo hay dos tantras: el sendero de la mano derecha y el sendero de la mano izquierda, que incluye técnicas que utilizan el acto sexual para canalizar la energía y lograr la apertura de la conciencia o iluminación.
El objetivo del tantra es reintegrar a la persona en lapura conciencia primordial o fuente original; es decir, que la conciencia individual se fusione con la conciencia universal: la iluminación: que la gota de agua comprenda que es océano, que la mente despierte a la realidad, que deje de ver las sombras en la caverna.
No es mi intención ahondar hasta tal punto en el sexo tántrico pero sí en la necesidad, por un lado, de abrir nuestros sentidos abotargados y por otro, deprofundizar no sólo en los entresijos de una relación,sino en nosotros mismos.
Abrir la mente y curar heridas
La postura sexual Upavishta permite alcanzar un estado de meditación profunda con el otro, una conexión emocional tan fuerte que marea, que hace perder la conciencia de todo lo que nos rodea, como si el mundo se parara y el tiempo se congelase en ese instante.
¿Crees que es posible llegar a eso sólo con mirar fijamente a los ojos de una persona si no hay ni equilibrio interno con uno mismo ni verdadera conexión con el otro?. No.
A lo mejor estamos mirando fijamente al otro y nuestra mente le da vueltas al último balance de la empresa. O puede estar atormentándonos un miedo interno como el temor a que nuestro michelín le resulte poco erótico a nuestra pareja. O podemos descubrir, asombrados, un resentimiento profundo que brilla en el fondo de sus ojos por algo que hicimos/dijimos o no hicimos ni dijimos y que se ha enquistado entre los dos.
Si hay heridas o bloqueos esa postura será una tirita sobre una herida que no hemos curado. No sólo no la curará sino que podrá agravarla pues oculta una infección que seguirá creciendo.
Por muy placentera que sea una postura sexual, una técnica, un punto erógeno, si no estamos bien con nosotros mismos o con la persona con la que estamos jugando, no nos dará placer; si acaso será un sucedáneo que nos dejará más vacíos que antes.
Encontrar el equilibrio
Para que una relación funcione debe haber un equilibrio. El Yin y Yang taoísta es un símbolo que lo representa muy bien; es el equilibrio entre dos fuerzas que se complementan aunque aparentemente sean opuestas; el Yin es el elemento femenino y el yang es el masculino.
Uno es la tierra, la oscuridad, la absorción. El otro el cielo, la luz y la penetración.
No pueden existir sin el otro, ni dominar al otro, por ello están en perpetuo movimiento transformándose y mutando en su opuesto: el amanecer es yin transformándose en yang, el mediodía es totalmente yang, el atardecer yang se transforma lentamente en yin, y la medianoche es yin. No hay nada totalmente yin o yang, existen infinidad de matices y grises; en cada uno de ellos, habita el otro, representado por el pequeño círculo en su interior.
La unión ideal del sexo tántrico es el Yab Yum, la unión de los opuestos, la postura con la que el padre dios y madre diosa crearon el mundo, el yin y el yang. Debe haber un equilibrio en la relación y también un movimiento, debemos crecer, evolucionar nosotros mismos y permitir que la relación evolucione. No debemos permitirnos un estancamiento. Sin embargo, es algo que ocurre con demasiada frecuencia.
Intimidad, pasión y compromiso
Todas las parejas suelen atravesar distintas fases. En un principio domina el amor romántico, la pasión, el fuego devorador. Como ya os hemos contado en alguna ocasión, un cóctel explosivo de hormonas actúa como una potente droga que nos arrastra haciéndonos perder el sentido.
Con el tiempo, la química del cuerpo se estabiliza y se fortalece o destruye el vínculo. Si era una relación basada sólo en el sexo, es poco probable que dure; si había afecto y complicidad, se estabilizará y comenzará una nueva etapa de apego afectivo.
Una relación sana es aquella en la que hay intimidad, pasión y compromiso, pero por desgracia solemos permitir que la rutina se asiente y en vez deproteger la intimidad, avivar la pasión y comprometernos en mantener la relación en movimiento como el yin y yang que mutan y se transforman constantemente, nos dejamos llevar por la desidia y permitimos que se estanque.
Generalmente echamos la culpa a lo que nos rodea: los compromisos sociales, laborales,familiares nos generan estrés y el agotamiento nos vence. Es cierto que los factores externos influyen en la relación, pero debemos ser nosotros los que decidamos en qué medida. En la vida hay que sortear obstáculos, el problema estriba en que permitimos que nos manejen a su antojo y la apatía acaba venciéndonos. Los días se suceden sin vivirlos, no hay conciencia: sólo sombras en la caverna.
Asumir el estancamiento
Vivimos sin vivir en el sentido que no tenemos plena conciencia de cada cosa que hacemos. La mente nos domina, nos ha separado de nuestro cuerpo. Por ejemplo, engullimos la comida mientras vemos la televisión o pensamos en mil cosas. No paladeamos, no captamos los matices del sabor, el aroma, la textura, la temperatura: tragamos apenas sin masticar.
La mente nos domina, sí, en todos los aspectos de la vida,incluyendo el sexo. Nos dificulta concentrarnos realmente en lo que estamos haciendo o, peor aún, nos impide dejarnos llevar.Es esencial aprender a dominar nuestra mente para vivir plenamente nuestra vida, sólo de ese modo podremos disfrutar del sexo en toda su intensidad.
Soy consciente de que este ritmo vital tiende a arrastrarnos y que no es lo mismo vivir en un monasterio perdido en las montañas del Tibet que en la vorágine de una gran ciudad; perodebemos buscar un espacio de calma en la vorágine, tanto interno como externo porque si no, hasta en los lugares más remotos y tranquilos tenderemos a dejarnos llevar por la inercia.
Un ejemplo claro: muchas parejas rompen en vacaciones. Deberían disfrutar el uno del otro, del placer, de la tranquilidad, pero se dan cuenta de que están con un extraño y no tienen la excusa o evasión inconsciente del trabajo y las responsabilidades diarias. Pueden llenar los silencios con una vorágine de playa, chiringuito, restaurante, helado, cine y copas pero, tarde o temprano, deberán mirarse a los ojos.
No todos lo soportan
No sólo las parejas, los solteros también experimentan esa sensación de estar perdidos cuando sienten la libertad de dedicarse a ellos mismos: se aburren, se angustian al sentir como el velo que cubría su vida se abre ante ellos y atisban un poco de la realidad; por eso muchos desean en secreto que acaben las vacaciones y volver al trabajo. No quieren enfrentarse a su vida ni, mucho menos, cambiarla.
Si no nos abrimos, si no nos conocemos, ¿cómo demandar que nuestra pareja se abra?. ¿cómo pretender que realmente nos conozca?. Es más, si no nos atrevemos a remover la mierda que tenemos dentro, levantar la tirita y curar la herida que supura, cambiar lo que haya que cambiar, ¿cómo vamos a cambiar la pareja?
Debemos empezar por nosotros mismos.
Un ejercicio tántrico para abrir la mente
Te voy a proponer un ejercicio para relajarte y abrir un poco tu conciencia. Puede que estés pensando que de qué te va a servir un ejercicio de relajación para echar un buen polvo. Es muy sencillo, si no eres capaz de centrarte cinco minutos con los ojos cerrados sin pensar en otra cosa que tu respiración ¿crees que podrás centrar tu mente durante media hora en la sutil caricia de la yema de un dedo en tu piel?. Puede que creas que sí, pero si no aprendes a dominar la mente los pensamientos irrumpirán en cualquier momento. Lo mismo ocurre con el estrés. No será la primera vez que te levantas de golpe tras un orgasmo diciendo que tienes cosas que hacer, ¿crees que algo así refuerza tu relación sentimental? Permite que lo dude.
Esta técnica se denomina “La técnica del tarro vacío” y es muy sencilla.
Siéntate cómodamente, ni rígido ni apoltronado. Los brazos relajados sobre las piernas. Coloca el dorso de la mano izquierda sobre tu mano derecha. Pon la yema del pulgar derecho en la palma de la mano izquierda, sin apretar. Cierra los ojos. Respira lenta y profundamente focalizando la mente en la sensación del contacto del pulgar sobre la palma. Escucha el silencio. Si aparece un pensamiento no luches contra él, pero tampoco permitas que anide en tu cerebro.Déjalo ir. Si no puedes hacerlo, imagina que lo metes en una cajita y cierras la tapa. Dile que luego volverás a él y le dedicarás todo el tiempo. Ahora no. Ahora sólo tienes que centrarte en el pulgar que reposa en tu mano. Respira hondo, sintiendo cómo el aire entra en tus pulmones, ensancha tu espalda, llega a tu vientre y te colma. Exhala con fuerza eliminando toda la tensión que hay dentro de ti visualizándola como si una nube negra.Inhala visualizando el aire como una luz que te calienta y relaja. Si lo deseas puedes imaginarte en un lugar hermoso en el que sueles sentirte feliz, en calma.
Haz este ejercicio unos cinco minutos todos los días hasta que cada vez te resulte más sencillo mantener la mente relajada.
Realiza la meditación y cuando te sientas en paz piensa en tu vida. Intenta analizarla con objetividad, sin emitir juicios de valor, sin ser ni demasiado benevolente ni demasiado exigente. ¿Es la vida que deseas vivir? ¿Estás donde deseas estar? Piensa en tu relación de pareja. ¿Es la relación que quieres mantener?
¿Qué cambiarías en ti? ¿En el otro?
Cuando sientas que has meditado lo suficiente regresa a la realidad. Céntrate de nuevo en tu cuerpo. En tus pies apoyados en el suelo, en la yema en la palma de tu mano, en la silla debajo de ti. Respira hondo y abre los ojos. Tómate un tiempo para recuperar la conciencia de la realidad.
Como te dije al principio, la intención de este monográfico no es que alcances la iluminación y te conviertas en un místico, sino que abras tu conciencia a la realidad; que la mente no te domine, que no te separe de tu cuerpo y de los sentidos; que disfrutes realmente del sexo y de tu relación de pareja. No te requerirá demasiado tiempo ni esfuerzo. Sólo tienes que quererlo.
¿Estás dispuesto?. ¿Sí?. ¡Vamos a ello!
http://www.sexologicos.com/monografico-de-sexo-tantrico-i/