(CNNMéxico) — El castigo de la pena de muerte es injusto e inaceptable pues el respeto a la vida debe prevalecer como valor fundamental, independientemente de la responsabilidad penal que se le impute a una persona, indicó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
En el marco de la conmemoración del Día Mundial contra la Pena de Muerte, la CNDH dijo que este tipo de penas imposibilita la corrección de errores que se pudieran cometer durante el proceso judicial, reportó Notimex.
De acuerdo con el ombudsman nacional, Raúl Plascencia Villanueva, se ha demostrado que la aplicación de la pena de muerte no inhibe la comisión de delitos.
Señaló que la forma más apropiada de abatir los altos índices de violencia, es a través de la estricta aplicación de la ley, así como del respeto a los derechos humanos consagrados en la Constitución y los tratados internacionales de los que México es parte.
Plascencia Villanueva agregó que la Comisión realiza un seguimiento de los casos de mexicanos condenados a la pena capital en el extranjero, y verifica que tanto ellos como sus familias reciban la asistencia consular a la que tienen derecho.
El organismo defensor recordó que el Día Mundial contra la Pena de Muerte fue establecido para su conmemoración el 10 de octubre, por una coalición internacional conformada por más de 120 organizaciones no gubernamentales.
El último mexicano ejecutado en Estados Unidos Humberto Leal el pasado 7 de julio tras haber sido condenado en 1994 a la pena capital por el delito de violación y asesinato de una joven de 16 años en el estado de Texas.
En los 34 estados de EU donde se aplica la pena de muerte, desde 1976 se han ejecutado a 1,267 personas y más de 3,250 aguardan la ejecución
En los meses recientes ha disminuido el ritmo de las ejecuciones como resultado de nuevas pruebas forenses que han demostrado la inocencia de al menos 138 condenados a muerte, según EFE.
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El titular muestra disconformidad con los derechos humanos o con el rechazo a la pena de muerte por parte de quien lo ha escrito. Es una observación.
Las sociedades crían a criaturas enfermas. Las ponen en un mundo exterior falto de todo tipo de «valores» o sea de espiritualidad, de equilibrio, de transparencia cristalina de acuerdo a lo que tiene que ser un ser evolucionado, por lo tanto crea «monstruos», tal como decía Goya «el sueño de la realidad crea monstruos».
Dentro de esta o esta «realidad» monstruosa que se ha ido engendrando poder tras poder, ejercicio del desequilibrio, la injusticia, la oscuridad, el castigo constante como medio de «sometimiento, corrección, adoctrinamiento» han sido hasta ahora el catecismo heredado de antiguas estructuras genéticas no renovadoras sino simplemente transmisoras generación tras generación.
¿Qué hacer con quienes cometen crímenes, cuando los mismos que hancreado la sociedad y a sus criminales matan a sus engendros como único medio de liberación de sus propios «males»¿ La respuesta no es fácil, porque han dado una bien sencilla: el castigo por vía del castigo y encierro o bien la muerte como última puerta para esos seres que, para mí, claramente, on sólo el claro engendro degenerativo de una sociedad, o modelo de sociedad que ha permitido tales derivaciones.
Si un enfermo vive bajo tales premisas o una persona deriva en un criminal en un momento de su vida significa que, el castigo interior con el que vive es ya de por sí un infierno, tanto si lo siente como tal o si pertenece al rango de psicótico sin ningún tipo de sentimiento, ya que es relegado a simple materia que actúa de acuerdo a impulsos faltos de todo tipo de desarrollo o luz interior.
La pena de muerte sigue perteneciendo al Canibalismo Primitivo de nuestro más primario ADN.