JUPITER NO ES UN PLANETA

Según la Unión Astronómica Internacional (UIA), La Tierra, Marte y Júpiter, no son Planetas

El descubrimiento de varios objetos que se aproximan al tamaño de Plutón, como (50000) Quaoar y (90377) Sedna, siguieron minando los argumentos a favor de que Plutón era excepcional en comparación con el resto de la población transplutoniana. El 28 de julio de 2005, Mike Brown y su equipo anunciaron el descubrimiento de un objeto que se confirmó como mayor que Plutón,6 designado inicialmente como 2003 UB(y desde el 13 de septiembre de 2006 con nombre definitivo: Eris). Aunque sus descubridores (y mucha gente de los medios de comunicación) lo llamaron inmediatamente el décimo planeta. En la segunda mitad de octubre de 2003 se le dio la designación provisional 2003 UB313, colocándolo como el objeto número 7827 en la lista oficial de planetas menores. Tras la decisión de la UAI en agosto de 2006, pasó a ser el planeta menor más grande conocido del Sistema Solar, por delante de Plutón.

Sin embargo, el criterio de órbita compartida no carece de ambigüedad; no define un planeta por su composición o formación, sino por su posición. Por tanto, con esta definición, un cuerpo del tamaño de Plutón o más pequeño que orbite en solitario se llamaría planeta, mientras que objetos más grandes que estuvieran próximos entre sí se denominarían “planetas menores”.

Finalmente la UIA (Unión Astronómica Internacional) dictamina:

La UAI resuelve que los planetas y otros cuerpos del Sistema Solar se definan en tres categorías distintas de la siguiente manera:

  1. Un planeta es un cuerpo celeste que (a) está en órbita alrededor del Sol, (b) tiene suficiente masa para que su propia gravedad supere las fuerzas de cuerpo rígido de manera que adquiera un equilibrio hidrostático (forma prácticamente redonda), (c) ha limpiado la vecindad de su órbita.
  2. Un planeta enano es un cuerpo celeste que (a) está en órbita alrededor del Sol, (b) tiene suficiente masa para que su propia gravedad supere las fuerzas de cuerpo rígido de manera que adquiera un equilibrio hidrostático (forma casi redonda) [2], (c) no ha limpiado la vecindad de su órbita y (d) no es un satélite.
  3. Todos los otros objetos que orbitan al Sol se deben denominar colectivamente “Cuerpos Pequeños del Sistema Solar”.

Los ocho planetas son: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.

Se establecerá un proceso de la UAI para asignar a los objetos que estén en los límites en la categoría de planeta enano u otras.

Actualmente esto incluye a la mayoría de los asteroides del Sistema Solar, la mayoría de los objetos transneptunianos y otros cuerpos pequeños.

Como vemos, los planetas que no hayan limpiado la vecindad de sus órbitas, no será considerados planetas.

Por lo tanto, según la UIA, los planetas con Troyanos, compartiendo órbitas, Según la UAI, no son planetas.

Finalmente, la Tierra, Marte y Júpiter, para la UIA, estos no son planetas ya que los asteroides Troyanos acompañan a estos “cuerpos espaciales”. Por eso digo que la UIA, son unos “progres” trasnochados, que con mediocres astrónomos han querido menoscabar a los científicos y astrónomos americanos, inventores del 99 % de la aparatología, métodos, técnicas y descubrimientos científicos del mundo.

Las nuevas experiencias entierran las “definiciones mal nacidas” de la UIA.

Se conocen como asteroides ‘troyanos’ y comparten órbita con algunos planetas. Hasta ahora los astrónomos sólo los habían detectado en Júpiter, Marte y Neptuno. Pero la Tierra también cuenta con un pequeño asteroide que la acompaña en su viaje alrededor del Sol. Mide 300 metros de diámetro y ha sido bautizado como ’2010 TK7?.

El hallazgo, publicado esta semana en la revista ‘Nature’, ha sido posible gracias al telescopio infrarrojo del satélite WISE (Wide-field Infrared Survey Explorer), que desde que fue lanzado por la NASA, en 2009, ha hecho posible detectar más de 500 objetos celestes cercanos a la Tierra. Además de asteroides, el mapa del cielo en infrarrojo elaborado por WISE ha permitido a los astrónomos localizar cometas, encontrar las estrellas más cercanas y las galaxias más luminosas.

Al analizar las órbitas de los cientos de objetos cercanos a nuestro planeta, los autores de este estudio, liderados por el investigador Martin Connors, de la Universidad de Athabasca (Canadá), identificaron el año pasado un candidato a asteroide ‘troyano’ (se denominan así porque eran bautizados con nombres relacionados con la Guerra de Troya).

Se llaman asteroides ‘troyanos’ porque eran bautizados con nombres relacionados con la Guerra de Troya

Tras realizar nuevas observaciones mediante telescopios terrestres, los astrónomos confirmaron el pasado mes de abril que, en efecto, se trataba de un ‘troyano’. Está situado por delante de la Tierra, en su misma trayectoria alrededor del Sol. Según calculan, su órbita es estable durante, al menos, 10.000 años.

El matemático Joseph-Louis Lagrange descubrió en 1772 que pequeños objetos celestes podían compartir de manera estable la órbita de un planeta si permanecían en torno a los denominados puntos de Lagrange L4 y L5, a una distancia de 60º por delante y por detrás del planeta. Sin embargo, hubo que esperar a 1906 para que Max Wolf describiera el primer asteroide ‘troyano’, que fue denominado ’588 Aquiles’,

Como la gran mayoría de los objetos de estas características descubiertos posteriormente, se encontraba en la misma órbita de Júpiter. A partir de 1990 comenzaron a hallarse ‘troyanos’ en Marte y Neptuno.

La existencia de asteroides ‘troyanos’ en estos tres planetas hizo que los astrónomos se preguntaban si el nuestro también contaría con estos acompañantes. Sin embargo, estos objetos son difíciles de detectar por los telescopios terrestres en el cielo diurno, por lo que hasta ahora no se había localizado ninguno. Los astrónomos aún no saben cómo se originaron y barajan varias teorías.

En total se han descrito más de 4.000 ‘troyanos’, aunque los científicos creen que hay cientos de miles de asteroides de diferentes tamaños compartiendo órbita con los planetas del Sistema Solar, muchos de ellos con diámetros superiores a 2 kilómetros.

El comportamiento futuro de estos objetos celestes es impredecible. Un estudio publicado en 1997, también en la revista ‘Nature’, sugería que algunos grandes asteroides que comparten trayectoria con Júpiter pueden ser expulsados de la órbita y llegar a colisionar con la Tierra. Según calcularon los investigadores de este estudio, alrededor de 200 asteroides ‘troyanos’ de más de un kilómetro de diámetro ya habían salido de la trayectoria de Júpiter. El choque con nuestro planeta, si llegara a ocurrir, podría tardar millones de años en producirse.

En el artículo “más Lunas para la Tierra, en este blog, digo de estas nuevas lunas, próximas ha ser capturadas por la Tierra con órbitas notables por su acercamiento y alejamiento pendular.

¡Que contrasentido, para estos “grandes Astrónomos” hasta Júpiter no cuadrará en su “sesuda” definición!

Por Manlio E. Wydler : Ingeniero, Presidente de FAPLEV, Vecino Solidario 2001.

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