El número quince parece que pasará a la historia como sinónimo de indignación y despertar social. Al 15M le siguió el 15O, y probablemente haya más si las cosas no cambian.
Pese a que sigue habiendo medios de comunicación criticando y menospreciando a este movimiento, ya nadie podrá decir que son cuatro gatos en España, Grecia o Nueva York, porque el movimiento es mundial, y a consecuencia de ello, hemos presenciado la primera manifestación global de la historia.
El tiempo dirá si estos levantamientos ciudadanos han conseguido su objetivo. Pero lo que es innegable es que se ha logrado que la gente despierte, que pierda el miedo de salir a la calle, de criticar abiertamente a los corruptos, la falta de libertad, las injusticias… Y esto no es más que el principio.
Llegué un cuarto de hora antes al lugar de la manifestación de mi ciudad, una más entre las decenas de ellas que participaron en toda España. Para mi sorpresa, la plaza ya presentaba un número bastante alto de personas preparadas para la acción. Unos repartían chapas, otros terminaban de pintar sus banderas y algunos trataban de explicar a los viandantes lo que iba a acontecer en ese lugar.
Poco a poco la gente fue llegando. Gente. Con todo lo que ello significa. Gente mayor y pequeña, gente con gafas de sol, gente con el pelo pintado, gente con bastón, gente con carritos de bebé, gente con cámaras, libretas, panfletos; gente con ideas y con preguntas, gente indignada y por indignar. Eran las personas las que allí llevaban el mando, sin autoridades, sin líderes, solo ellos y sus circunstancias.
La marcha comienza, todos a caminar. Las pancartas se extienden, los carteles se alzan, las voces comienzan a sonar.
El ambiente era festivo. Muchos llevaban instrumentos. Algunos bien organizados en bandas musicales, otros por libre y algunos solo ruido, cada uno a su estilo. En los primeros tramos es cuando te percatas del vacío de las calles, pero no de personas, sino de coches y ruido de motores. La calle está tomada.
Algunas personas permanecen sentadas tomando un café en las terrazas colindantes. Miran con extrañeza y sorpresa, permanecen sentados. Unos les cantan y les animan a que se unan a ellos. A veces lo consiguen, a veces no.
Una retahíla de fotógrafos se sube a los bancos, farolas y muros para poder captar con mayor precisión el momento. Una abuela pasea en medio del mogollón con sus nietos, que apenas levantan metro y medio del suelo. Una madre empuja el carrito de su hijo, que suelta momentáneamente para aplaudir. Algunos estudiantes con la cara pintada cantan y bailan al ritmo de los tambores. La policía se limita a observar, tranquila, con respeto, con libertad.
Las consignas son variadas, pero todas tienen un tema en común: libertad.
El recorrido llega a su fin, pero no el acto. Ahora es el momento de hablar y de escuchar, de proponer y de debatir, de reflexionar.
Porque en esta crisis de dinero y de derechos hay unos culpables, todos sabemos quienes son, pero no olvidemos que también hay unos responsables, y esos somos nosotros. Responsables de dejar que corruptos suban al poder, responsables de permitir que nos silencien, responsables con nuestros actos y palabras de todos y cada uno de nuestros problemas.
Los culpables acabarán pagando por sus delitos, pero ellos no serán los que cambien el mundo, sino nosotros, el 99%.
http://www.nacionred.com/derechos-y-libertades/15o-contado-desde-dentro
Tienes mucha razon ,esto acaba de empezar y aunque los medios de desinformacion hagan vacio a los indignados seguiremos protestando por una vida digna y mas justa para todos.
Cada pequeña semilla dará su fruto. Ni nos imaginemos que estamos solos. No! Estamos orquestando un cambio, un cambio importante, un cambio que, aunque a veces haya nacido inconscientemente, o por unas necesidades básicas, Nos está abriendo los Ojos, no sólo los físicos sino los del Espíritu. Los ojos de la Libertad. Los ojos: esos ojos cegados o velados que nos ha mantenido alejados de nuestra integridad. Hemos vendido nuestra integridad por cuatro chavos: los chavos que nos ha «permitido» sobrevivir, a algunos hacerse lucir (brillar para caer después bajo su trampa), y ahora nos hace conscientes de que estamos en un Sistema Esclavo: hemos nacido para sus intereses? me pregunto. Ellos así lo han creído, ya que si bien han renunciado al látigo y a las cadenas, nos han encadenado con sus «leyes», nos han fustigado con sus látigos, dependiendo de sus necesidades. Eso sí: sin sangre, sólo con la denigración solapada pero tangente, tan real como convertida en una tela de araña donde si no perteneces al sistema y eres «distinto» o no «piensas como ellos», o estás loco o eres directamente mandado a esos hermosos «centros» donde eres «tratado» para ser devuelto a su tela de araña.
Esta gente que está despertando, a todos los niveles, que se manifiesta, cada uno como puede y en su nivel, está subrayando y atenazando el cambio. Sí, el Gran Cambio. Porque tras unas preguntas surgirán otras, y en el camino, las preguntas y respuestas o su búsqueda son compartidas, y así razonadas y expuestas, viendo lo falso de un sistema que pretende meter en la misma bolsa a todo el mundo: cuando todo el mundo es diferente y en esa diferencia es donde se subraya la magnificencia de la Vida.
Sí, aunque muchos digan que no, que todo es falso, lo cierto es que todo debe continuar porque estamos actuando como un gran conjunto. Existe un impulso universl cósmico que nos manda a ello, consciente o inconscientemente. Apostemos pues, todos y cada uno de nosotros, los que realmente vivimos para presenciar o para dar forma al cambio, que debemos luchar a todos los niveles: dentro-fuera-y en expansión. Luchar, significa en todos sus niveles: de pensamiento, de corazón, de obra y de unión. Ya no se trata de toda la borregada que sale del corral, sino de miles, millones de almas que despiertan porque así es: ya es el momento de que terminen las condenas. En el fondo lo que nos han mostrado que es tan complicado, pues no lo es: lo han hecho complicado para que no podamos acceder a «sus pedestales» y así sentir ellos que «merecen ser no sólo obedecidos, sino adorados». Dejemos de adorar a esos ídolos de barro, que más que barro es poción infecta de una charca donde la muerte ataca toda forma de vida.
Pensemos cada día: esto tiene que empezar y lo otro concluir. Pensemos cada día: aquellos que no tienen, ojalá que hoy reciban. Pensemos cada día: la lluvia que nos roban, volverá algún día. Y de esto no hemos de tener ninguna duda.