Nota del editor: «Jaime’s China» es una columna semanal sobre la sociedad y la política chinas. Jaime FlorCruz ha vivido y trabajado en China desde 1971. Estudió Historia china en la Universidad de Beijing (1977-1981) y se desempeñó como corresponsal de la revista TIME de Beijing y como jefe de buró (1982-2000).
(CNN).— Wang Yue, la niña de dos años que fue abandonada a morir en una calle estrecha en el sur de China después de un accidente vial, ha muerto.
La niña, que algunos identificaron como Yueyue, fue atendida en un hospital en la provincia de Guangdong desde que fue lesionada una semana atrás.
Ella sucumbió por las heridas graves este viernes por la mañana.
Dos conductores pasaron sus vehículos sobre Yueyue, uno tras otro, cuando caminaba en un callejón que está afuera de la ferretería de su padre. Ambos conductores huyeron de la escena, y ahora están bajo arresto.
Pero había una cosa más impactante que el doble accidente y la fuga: la apatía aparente de los peatones, ciclistas y conductores —18 de ellos— que no se detuvieron a ayudar.
Yueyue quedó inmóvil en la calle durante 10 minutos hasta que Chen Xianmei, una mujer de 58 años que recoge la basura para ganarse la vida, pasó por allí. Ella movió a la pequeña para ponerla a salvo y pidió ayuda.
Una cámara de seguridad grabó el incidente. Después de que el video fue publicado en internet, la situación de Yueyue impulsó la simpatía, la indignación y el debate dentro y fuera de China. ¿Cómo pudieron pasar 18 personas al lado de una niña herida de gravedad y no hacer nada? El incidente también ha provocado la amplia búsqueda de conciencia sobre el estado de la moral y la conciencia cívica de la nación asiática.
¿Por qué es tan difícil hoy en día ser un buen samaritano en China? Hay muchas explicaciones posibles y muchos posibles culpables.
Algunos culpan a la falta de leyes y reglamentos. Otros argumentan que es causado por el fracaso del sistema educativo de China para inculcar el respeto por la vida humana y su dignidad.
Otros consideran que la culpa es de lo que algunos llaman jingshen kongxu, o vacío espiritual. A medida que un país de 1.3 mil millones de personas compite para ganar dinero y ascender en la escala económica y social, dicen los expertos, mucha gente se encuentra espiritualmente a la deriva.
Reynard Hing, un observador de China, advierte sobre sacar conclusiones amplias. «Es curioso cómo mucha gente lee esto, hasta el punto de ver cómo crece el sentimiento antichino», me escribió. «Esta situación no es exclusiva de China».
Cita el caso de Kitty Genovese. En 1964, esta mujer de Queens, Nueva York, fue perseguida y asesinada a puñaladas por un asaltante en el transcurso de media hora, mientras que 38 de sus vecinos observaban desde sus ventanas y no hicieron nada para ayudarla.
Los psicólogos, señala Hing, han denominado a este fenómeno “el problema del espectador” —el único factor que podría predecir el comportamiento del buen samaritano fue cómo muchos testigos actúan en un evento trágico: entre más espectadores haya, menos posibilidad de que una persona se detenga a ayudar.
Le pregunté a Xia Xueluan, profesor de sociopsicología en la Universidad de Beijing, acerca de la aparente insensibilidad de los 18 transeúntes. Uno de esos factores es el distrito donde ocurrió, que tiene una concentración de ferreterías, como el del padre de Yueyue. «(Ellos) son dueños de ferreterías, originarios de diferentes partes de China que apenas se conocen unos a otros. Juntos conforman una ‘sociedad de extraños’, en lugar de un compuesto de verdaderos amigos y conocidos, o una ‘sociedad de conocidos’”.
Xia dijo que los dos subgrupos son fundamentalmente diferentes. “En una sociedad de ‘conocidos’ —explica—, su relación es de intimidad, confianza e interdependencia. La ‘sociedad de extraños’ se caracteriza por la enajenación, la desconfianza y la independencia. En una sociedad así, no es sorprendente ver incidentes como éste”.
James Feinerman, profesor de Derecho en la Universidad de Georgetown, también cita los cambios causados por la rápida urbanización. “En las grandes ciudades, donde muchas personas se han trasladado desde el exterior, donde hay miles de recién llegados de las provincias, hay una sensación de que es mejor simplemente dejar a la gente que no conoces por ti mismo”, dijo en una entrevista con CNN.
Otros observadores culpan del incidente a la ruptura de la confianza pública. Un estudio conjunto de tres universidades de Beijing reveló que la causa de la renuencia de la gente a ayudar a los demás es una falta de confianza entre los residentes. Solo alrededor del 8% de los entrevistados dijo que aún confían plenamente en otras personas.
¿Ayudarían a una persona mayor que lo necesita? Más del 60% de los encuestados dijeron “sí”, pero más del 84% también cree que es muy arriesgado; recientemente en China han habido varios casos de personas que fingieron lesiones solo para demandar a los que acudieron en su ayuda.
En 2006, una mujer de edad avanzada en la ciudad oriental de Nanjing fue herida por los empujones en una parada de autobús. Peng Yu, un joven y compañero de viaje, le ofreció ayuda e incluso la llevó al hospital. Más tarde, sin embargo, la anciana y su familia lo demandaron, y un tribunal finalmente decidió que Peng Yu debía pagar 40% de los gastos médicos.
Casos similares han ocurrido en los últimos años.
“Debe haber algo mal cuando se considera riesgoso ser un buen samaritano”, escribió el diario China Daily en un editorial esta semana. “La apatía y la desconfianza son los últimos sentimientos que necesita una sociedad armoniosa. Es imperativo que encontremos una manera de proteger a los buenos samaritanos de ser tratados injustamente”.
Xia Xueluan, de la Universidad de Beijing, llama a esto la “crisis de confianza interpersonal”. Explica: “Este tipo de crisis es muy contagiosa y podría deteriorarse debido a la falta de apoyo legal, como un internauta dice, no es que la gente buena ya no pueda ser encontrada en nuestra sociedad, es que nadie puede permitirse el lujo de hacer el bien; el precio puede ser demasiado alto”.
Días después del trágico accidente de Yueyue, millones de micro-bloggers chinos siguen derramando su ira y frustración.
“Después del caso de Peng Yu, si tú fueras el primero en encontrar a Yueyue tras el accidente, ¿la rescatarías?” El internauta Yi Jingge cuestionó.
Ésa es una pregunta que muchos en China se hacen ahora.
Lamento ser así de tajante con este asunto. Procuro ser respetuoso con todo, pero una sociedad que contempla el nacimiento de una niña como algo nefasto no me merece ningún respeto. Una niña de tan sólo 2 años atropellada, desangrándose en la calle… ¡¡¡¡Por el amor de Dios!!!! ¿Millones de chinos derramando ira y frustración? ¡Detrás de la pantalla del ordenador! ¿Qué demonios les pasa? No puedo sacarme esa imagen de la cabeza, no hay excusas ni iras posteriores de internautas chinos que valgan, me da igual la razón cultural que tengan, y el riesgo a pagar un precio alto por ayudar a alguien en una situación así. Si tengo que pagar un precio alto y no puedo afrontarlo, acudo a los más altos estamentos internacionales, incluso si éstos son corruptos como lo han demostrado ser. Qué asco.
Sinceramente, no hay excusas, los seres humanos tenemos sentimientos, no puede ser que esos chinos no los tengan, si corre sangre por sus venas… que si la sociedad??? que si la cantidad de gente??? Puras excusas para quedar bien, la falta de sensibilidad no se justifica… por eso el mundo esta como esta…