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Las feromonas son sustancias químicas que segregan los seres vivos para provocar comportamientos específicos en otros individuos, ya sean de su misma especie ya sean de otra, cuando las huelen e interpretan.
Los científicos las clasifican en: feromonas de alarma, feromonas para marcar el territorio; feromonas para la congregación; feromonas reguladoras de la casta de los individuos en una organización; y las feromonas de tipo sexual.
En el ser humano, los testículos y los ovarios actúan bajo la dirección de la glándula pituitaria que segregahormonas y feromonas.
Aunque el ser humano es el homínido más oloroso debido al número y tamaño de sus glándulas sebáceas y apocrinas, como carece de un órgano vomeronasal y un bulbo olfatorio accesorio, no había consenso en la comunidad científica en cuanto a si las feromonas influían en el comportamiento sexual.
Ya os habíamos comentado que un interesante estudio llevado a cabo en 2014 por el Instituto de Psicología, afiliado con la Academia Nacional de Ciencias de China, probó no sólo la existencia de feromonas sexuales humanas sino que, además, podemos percibirlas.
La discusión se centraba en la comunicación mujer/hombre puesto que un estudio anterior había demostrado que las mujeres sí nos excitamos cuando olemos a un hombre.
El papel de la androstenediona en la libido
Ese estudio fue llevado a cabo en 2007 por investigadores de la University of California en Berkeley. Estos sometieron a varias mujeres a un experimento para investigar el impacto que podía producir en las hormonas femeninas la androstenediona, una hormona esteroideproducida en las glándulas suprarrenales y en las gónadas como un intermediario en el proceso bioquímico que produce la testosterona, la estrona y el estradio, y que está presente principalmente en el semen, saliva, cabello y axilas del hombre. Según estudios anteriores, esta señal química afecta al humor de las mujeres, la excitación sexual y psicológica y la activación cerebral, pero su impacto en las hormonas femeninas no estaba claro.
Los científicos contaron con la colaboración de 48 mujeres heterosexuales, estudiantes de Berkeley, con una edad promedio de 21 años. Les hicieron oler 20 veces una jarra de androstenediona. Tras la prueba, los niveles de la hormona cortisol en la saliva de las mujeres se habían disparado y se mantuvieron elevados durante más de una hora. Esta hormona es segregada por el cuerpo para mantener una correcta excitación y el sentido de bienestar, respondiendo al estrés y a otras funciones.
El estudio, publicado en Journal of Neuroscience, reveló que las mujeres que olían ese producto químico basado en el sudor masculinotambién experimentaban un aumento de la presión sanguínea, la frecuencia cardíaca, la respiración y un incremento del deseo sexual y del buen humor.
Parece ser que, a pesar de la propaganda de los perfumistas, el sudor de un hombre es su mejor perfume.