2 comentarios en “Christian Felberg – La Economía del Bien Común”
Ya de muy jovencilla cavilaba yo sobre eso del tiempo-trabajo, el esfuerzo necesario para que yo o todos los individuos pudiésemos vivir y tener el apartado (más que necesario) para desarrollarnos como individuos, es decir el espacio de nuestra vida propia. Ya por aquel entonces (no sé cuánto hace…) pues tenía más que claro que con un máximo de cinco horas de trabajo diarias serían más que suficientes para que un individuo pudiese «vivir» de su trabajo. Claro que esto significaba, no sólo un «trabajo» en sí mismo, sino la colaboración o actuación sobre alguna materia en concreto y que fuese del bien común. Es decir, un tipo de «servicio» que se presta a la sociedad o al bien común, para que el bien común ejerza contigo esa misma fuerza o «devolución».
Desde esa base, pensar que no es necesario, tan siquiera, planificar horarios ya que en la libertad de acción reside la libertad individual para poder así estar libres con respecto a nuestra vida particular.
¿Por qué sólo 4 o 5 horas de «trabajo»? Pues porque en eso que se pueden denominar tareas monótonas u otro tipo de tareas también que precisen del esfuerzo físico y mental, es cuando más vamos a rendir, el resto de horas son horas lastimeras donde el individuo, no ya sujeto a esas esclavizantes 8 horas, sino que, encima les someten a más y más horas… hemos vuelto a la esclavitud tolerante, a cambio de un soborno público y detestable, deleznable y sujeto a las disposiciones que puedan dictar tanto los llamados «empresarios» como el estado-empresa en el que estamos esclavizados.
Los bienes comunes para que lleguen a todos tienen que ser re-elaborados y, obviamente, necesitamos personas entendidas, cada uno en su oficio, y luego necesitamos de las personas y colaboraciones precisas para que esas elaboraciones (no MANIPULACIONES) puedan llegar en estado lo más nativo posible a las manos y bocas de todo el mundo.
Por lo tanto esto debería estar basado en la preparación, elaboración, transformación, distribución y puntos claves de coordinación. No necesitamos intermediarios (la peste de nuestros últimos doscientos años), y mucho menos gobiernos u estados, porque con la simple existencia de «células» ciudadanas que formasen un tejido en concreto, habría más que suficiente para todo ello.
Nos han hecho creer que todo es complicado, complejo, inentendible, inaccesible; que ellos son los únicos entendidos, con estudios, los únicos que hacen los deberes y que saben de las «cuentas»… Bueno, así nos va… porque las cuentas las tienen bajo las alfombras y losas de sus palacios, y el dinero el hipotético dinero que aportamos cada vez que nos movemos, respiramos, abrimos la boca e intentamos vivir, se ha ido, se está yendo como el agua, como el humo, pero a opuntos muy concretos: sí, algo así como puntos-bancarios, puntos-armamentísticos, puntos-laboratorios-experimentales, puntos-clerigales, puntos-controladores…. y así hasta la mar de puntos tan innecesarios como miserables, como el control de la ingeniería atómica, la ingeniería en general, la geoingeniería, la bioingeniería, y todas las …. rías que uno pueda imaginar..
Concluyendo, cualquier modelo de estado-empresa que se vuelva a construir con las mismas o similares bases, aunque digan y aduzcan que va a ser para el bien comunitario, será más que necesario que esas «nuevas» formas estén bajo el ojo crítico de todo buen y humilde ciudadano o persona, que, lejos ya de su proscrito autónomo-bien-egoísta, sienta el latir que todos somos todos, y no eso de que «todos somos hacienda»…
Si por hacer podríamos hacer hasta lo más sublimemente imposible, lo que ocurre, es que en el fondo no nos da la real gana, porque consideramos que eso es obligación de esos que «nos gobiernan». Hasa que no erradiquemos esta especie de enfermedad conceptual, estaremos dando a esos que «nos gobiernan» un poder legítimo, para que legítimamente, acaben con nosotros día a día y de la forma más miserable.
Es un principio, hay que crear, reinventar esta sociedad, los valores tienen que ser premiados, hoy intentamos educar a nuestros hijos con unos valores que no predica la sociedad.
Lo hecho, hecho está, pero de ello hemos de sacar el aprendizaje correcto.
El Sr. Felberg podría expone una alternativa con una base para el futuro de esta socliedad, Hoy en dia ya existen los bancos de horas, donde relizar intercambio de los conocimientos de un ser con los de otro. aqui no juega ni el dinero, ni la obligacion, puedes acceder a todo tipo de prestaciones que las canjeas por horas de tu trabajo, esto esta ya funcionando en muchas ciudades y localidades como alternativa al limitado o cuasi nulo capital existente en las familias, que con la crisis son los que realmente se estan re-inventando. Lo que los politicos no han sabido solucionar la imaginacion de los mas necesitados esta creando nuevas formas de interactuar y cualificar.
Que en la medida que nos sea posible creemos Bienes a la humanidad
Ya de muy jovencilla cavilaba yo sobre eso del tiempo-trabajo, el esfuerzo necesario para que yo o todos los individuos pudiésemos vivir y tener el apartado (más que necesario) para desarrollarnos como individuos, es decir el espacio de nuestra vida propia. Ya por aquel entonces (no sé cuánto hace…) pues tenía más que claro que con un máximo de cinco horas de trabajo diarias serían más que suficientes para que un individuo pudiese «vivir» de su trabajo. Claro que esto significaba, no sólo un «trabajo» en sí mismo, sino la colaboración o actuación sobre alguna materia en concreto y que fuese del bien común. Es decir, un tipo de «servicio» que se presta a la sociedad o al bien común, para que el bien común ejerza contigo esa misma fuerza o «devolución».
Desde esa base, pensar que no es necesario, tan siquiera, planificar horarios ya que en la libertad de acción reside la libertad individual para poder así estar libres con respecto a nuestra vida particular.
¿Por qué sólo 4 o 5 horas de «trabajo»? Pues porque en eso que se pueden denominar tareas monótonas u otro tipo de tareas también que precisen del esfuerzo físico y mental, es cuando más vamos a rendir, el resto de horas son horas lastimeras donde el individuo, no ya sujeto a esas esclavizantes 8 horas, sino que, encima les someten a más y más horas… hemos vuelto a la esclavitud tolerante, a cambio de un soborno público y detestable, deleznable y sujeto a las disposiciones que puedan dictar tanto los llamados «empresarios» como el estado-empresa en el que estamos esclavizados.
Los bienes comunes para que lleguen a todos tienen que ser re-elaborados y, obviamente, necesitamos personas entendidas, cada uno en su oficio, y luego necesitamos de las personas y colaboraciones precisas para que esas elaboraciones (no MANIPULACIONES) puedan llegar en estado lo más nativo posible a las manos y bocas de todo el mundo.
Por lo tanto esto debería estar basado en la preparación, elaboración, transformación, distribución y puntos claves de coordinación. No necesitamos intermediarios (la peste de nuestros últimos doscientos años), y mucho menos gobiernos u estados, porque con la simple existencia de «células» ciudadanas que formasen un tejido en concreto, habría más que suficiente para todo ello.
Nos han hecho creer que todo es complicado, complejo, inentendible, inaccesible; que ellos son los únicos entendidos, con estudios, los únicos que hacen los deberes y que saben de las «cuentas»… Bueno, así nos va… porque las cuentas las tienen bajo las alfombras y losas de sus palacios, y el dinero el hipotético dinero que aportamos cada vez que nos movemos, respiramos, abrimos la boca e intentamos vivir, se ha ido, se está yendo como el agua, como el humo, pero a opuntos muy concretos: sí, algo así como puntos-bancarios, puntos-armamentísticos, puntos-laboratorios-experimentales, puntos-clerigales, puntos-controladores…. y así hasta la mar de puntos tan innecesarios como miserables, como el control de la ingeniería atómica, la ingeniería en general, la geoingeniería, la bioingeniería, y todas las …. rías que uno pueda imaginar..
Concluyendo, cualquier modelo de estado-empresa que se vuelva a construir con las mismas o similares bases, aunque digan y aduzcan que va a ser para el bien comunitario, será más que necesario que esas «nuevas» formas estén bajo el ojo crítico de todo buen y humilde ciudadano o persona, que, lejos ya de su proscrito autónomo-bien-egoísta, sienta el latir que todos somos todos, y no eso de que «todos somos hacienda»…
Si por hacer podríamos hacer hasta lo más sublimemente imposible, lo que ocurre, es que en el fondo no nos da la real gana, porque consideramos que eso es obligación de esos que «nos gobiernan». Hasa que no erradiquemos esta especie de enfermedad conceptual, estaremos dando a esos que «nos gobiernan» un poder legítimo, para que legítimamente, acaben con nosotros día a día y de la forma más miserable.
Es un principio, hay que crear, reinventar esta sociedad, los valores tienen que ser premiados, hoy intentamos educar a nuestros hijos con unos valores que no predica la sociedad.
Lo hecho, hecho está, pero de ello hemos de sacar el aprendizaje correcto.
El Sr. Felberg podría expone una alternativa con una base para el futuro de esta socliedad, Hoy en dia ya existen los bancos de horas, donde relizar intercambio de los conocimientos de un ser con los de otro. aqui no juega ni el dinero, ni la obligacion, puedes acceder a todo tipo de prestaciones que las canjeas por horas de tu trabajo, esto esta ya funcionando en muchas ciudades y localidades como alternativa al limitado o cuasi nulo capital existente en las familias, que con la crisis son los que realmente se estan re-inventando. Lo que los politicos no han sabido solucionar la imaginacion de los mas necesitados esta creando nuevas formas de interactuar y cualificar.
Que en la medida que nos sea posible creemos Bienes a la humanidad
Mónica