(CNN) – Es difícil no afligirse cuando sigo con atención la situación en Yemen desde que la violencia escaló. Y es aún más difícil no afligirse pensando que a Yemen le espera un futuro deprimente.
La lucha de las fuerzas de seguridad contra manifestantes desarmados es ciertamente inhumana. Más de 2,000 manifestantes han sido asesinados y más de 8,000 han resultado heridos por las fuerzas de seguridad en Yemen.
La verdad es que el levantamiento tiene aún mucho camino por recorrer, pero uno de sus grandes méritos es la excepcional participación de las mujeres.
Me he sorprendido con los crecientes números de mujeres manifestantes conforme se ha desarrollado el levantamiento. Empezó con apenas unas cuantas mujeres y día a día, la cantidad se multiplicó.
Miles de mujeres manifestantes han estado participando activamente en protestas en todo el país desde febrero de este año. Las médicas han jugado un papel importante en la atención de manifestantes heridos y mujeres activistas han ofrecido seminarios sobre temas políticos.
Las fuerzas de seguridad del Sr. Saleh (el presidente de Yemen) arrestaron a cuatro médicas el 19 de abril de este año, mientras marchaban junto a una manifestación pacífica para brindar asistencia médica de ser necesario. Las médicas fueron liberadas tras una gran presión y condenas de los manifestantes.
Ni las mujeres manifestantes fueron inmunes a la masacre salvaje de los matones que apoyan al gobierno. El 16 de octubre, me entristecí al ver a una mujer recibir un disparo en la cabeza a manos de un matón.
Aziza Othman fue asesinada en Taiz durante un ataque contra una manifestación pacífica de mujeres desarmadas. Un reconocimiento muy importante a la participación de las mujeres en el levantamiento de Yemen es el Premio Nobel de la Paz otorgado a Tawakkol Karman, uno de las figuras más prominentes a favor de la democracia en Yemen.
Creo que hay varios motivos detrás de esta increíble participación de las mujeres; yo me uní a las protestas y mítines porque quiero construir y mejorar a mi país. Quería que fuera una revolución doble; un derrocamiento político del presidente Saleh y uno feminista para asegurar que las mujeres tengan los mismos derechos en lo que los yemeníes esperan que sea un nuevo Yemen.
Era un discurso político en dos sentidos: primero, que las mujeres tengan el mismo derecho que los hombres para hacer un llamado a la democracia y, segundo, un mensaje indirecto para levantar el apartheid de género.
Ciertamente, ha sido difícil ser mujer en Yemen. El sexo de una mujer, en automático, la priva de derechos que gozan los hombres. Las mujeres en Yemen siempre han sido marginadas por la ley. Al igual que en mucho países en desarrollo, sufren de acceso limitado a servicios de salud, oportunidades económicas y educación.
Recuerdo muy bien haber asistido en Sanáa a un seminario de Amal al-Basha, una de las feministas y activistas de derechos humanos más importantes en Yemen y fundadora del Foro de las Hermanas Árabes para los Derechos Humanos en marzo de este año. Le pregunté: “¿crees que el levantamiento favorecerá los derechos de las mujeres?
Y me contestó: “Hemos estado lidiando con un sistema de gobierno que ha marginado a las mujeres más de tres décadas; arrebatando injustamente sus derechos. Las mujeres de Yemen tienen únicamente un nivel restringido de protección legal respecto a asuntos familiares como el matrimonio, divorcio y herencia. Muchas mujeres en Yemen son obligadas a casarse cuando apenas son niñas. Este sistema corrupto implica que las mujeres tengan una de las tasas de mortalidad materna más altos del mundo. En Yemen, siete mujeres son violadas cada mes, sin un castigo concreto por parte del Estado a los violadores. Las mujeres en Yemen también sufren de analfabetismo. El sistema actual brinda un nivel relativamente bajo de protección a la integridad física de las mujeres. No existen leyes contra la violencia doméstica y la ley no reconoce el concepto de violación conyugal. No hay ningún tipo de supervisión ni de rendición de cuentas del gobierno para prohibir la práctica de la mutilación genital femenina. ¡Cómo no van a pedir un cambio! Por supuesto que el levantamiento ayudará a los derechos de las mujeres”.
En pocas palabras, la participación de las mujeres en el levantamiento tiene un gran mérito. Lo que han hecho las mujeres hasta el momento plasma su libertad civil y política.
Considerando que la libertad de las mujeres en Yemen generalmente es sujeta a numerosas limitaciones; su participación en el levantamiento es extraordinaria. Lo que están haciendo en realidad es protestar en contra de las normas sociopolíticas que siempre han limitado sus libertades.
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