Cuando se produce un atentado o un ataque como el perpetrado en Texas, el FBI suele analizar los dispositivos que llevan los atacantes, o los que encuentran en sus hogares, como móviles u ordenadores. Con el atentado de San Bernardino el FBI invirtió millones de dólares para poder acceder al iPhone 5C de quien perpetró el ataque, y con el del tiroteo de Texas lo van a tener más complicado.
Va a ser prácticamente imposible que el FBI hackeé el móvil esta vez
Así lo confirmó ayer Christopher Combs, el agente especial que está a cargo de la investigación, y que dice que el FBI no acceder al móvil cifrado del atacante quemató a 26 personas en la iglesia de Sutherland Springs, un pueblo rural de Texas, en lo que es el peor ataque de este estilo en la historia de Texas. Hasta ahora, los esfuerzos para acceder al móvil han sido infructuosos, después de que los agentes enviaran el móvil a las oficinas situadas en Quantico para su análisis.
Este es uno de los motivos por el que muchas autoridades, como el propio FBI, se quejan de que el cifrado les impide poder avanzar en determinadas investigaciones, y por el que solicitan tener acceso a puertas traseras. El problema de esas puertas traseras es que alguien que no sean ellos las encuentren, lo cual deja inútil el uso de cualquier tipo de cifrado.
El FBI y Apple llegaron a tener hasta una disputa legal sobre si la compañía podía ser obligada por las autoridades a ofrecer acceso al móvil del atacante de San Bernardino. Finalmente, el FBI tuvo que invertir alrededor de un 1 millón de dólares en herramientas para hackearlo, y hace un mes un juez determinó que la agencia no iba a tener que dar ninguna explicación de cómo consiguió hacerlo.
Cada vez más móviles actuales vienen cifrados de serie
El cifrado y la seguridad de los móviles del mercado no para de mejorar día tras día. Si el atacante usaba un iPhone con las últimas actualizaciones, o un móvil Android con los últimos parches de seguridad (con que sea alguno de los parches recibidos en verano), el FBI va a tardar varios años hasta que aparezcan posibles vulnerabilidades que puedan aprovechar.
Tanta es la dificultad que está teniendo el FBI, que el propio Combs ha afirmado que no van a cometer el error que cometieron al decir en 2015 que era un iPhone 5C al que estaban intentando acceder. Si dicen el móvil que usaba el atacante de Texas, le “estarían diciendo a todos los malhechores qué móvil comprar”. Lo que es seguro es que es reciente, porque algunos móviles Android como el S8 o los últimos iPhone vienen cifrados de serie.
https://www.adslzone.net/2017/11/08/fbi-texas-movil-atacante/