A un paso de que su deuda se convierta en «bono basura», Hungría ha solicitado a la Comisión Europea y al Fondo Monetario Internacional (FMI) una «posible asistencia» financiera preventiva. Como ha reconocido el propio ministro húngaro de Economía, Gyorgy Matolcsy, «el país necesita una red de seguridad» debido a que la crisis de la zona euro está dificultando la financiación de Hungría en los mercados.
Tanto Bruselas como el FMI confirmaron que han recibido la solicitud del Ejecutivo húngaro. «La Comisión Europea estudiará la solicitud en estrecha colaboración con los Estados miembros de la UE y del FMI», aseguró el portavoz comunitario para Asuntos Económicos y Monetarios, Amadeu Altafaj, en declaraciones recogidas por Efe.
Por su parte, el FMI señaló que Hungría estudia recurrir a la fórmula del crédito preventivo (en inglés, «precautionary credit line»), aunque, de momento, no se ha detallado a cuánto ascendería el rescate. El Gobierno de Budapest aseguró que se trataría de una medida de precaución, que esperaría no utilizar.
En octubre de 2008, Hungría obtuvo un crédito de 25.000 millones de dólares (20.000 millones de euros), en el que participaron el FMI, que aportó 16.000 millones de dólares; la UE, con 8.000 millones, y el Banco Mundial, con otros 1.000 millones. Uno de sus países vecinos, Ucrania, había recibido días antes 16.500 millones.
La deuda pública del país centroeuropeo, pese a los esfuerzos del Gobierno por reducirla, se sitúa actualmente en el 82 % del Producto Interior Bruto (PIB). La situación se ha agravado en los últimos meses con la caída del valor del forinto, que después del anuncio del jueves sobre un posible crédito externo registró un alza que le llevó hasta las 308 unidades por un euro, desde las 312 registrada poco antes.
Los temores de Fitch
La situación de Hungría no resulta exclusiva entre los países del Este del continente. La agencia crediticia Fitch ha asegurado que si la crisis de la eurozona se intensifica, las presiones sobre los bancos de la unión monetaria se trasladarían a sus filiales en la Europa emergente, lo que a su vez reduciría la capacidad de crédito y debilitaría el crecimiento en muchos de sus países, según advirtió en un comunicado recogido por Ep.
En concreto, explica que si la situación empeora en la zona euro, las presiones en el capital y la financiación de sus bancos podría forzar a las entidades a recortar la financiación a sus subsidiarias en los países de Europa emergente en mayor medida de lo que justificarían las condiciones locales.
«La propiedad extranjera de los sectores bancarios nacionales ha sido una fortaleza del ‘rating’ de los países de Europa Central y del Este, en la medida que los bancos internacionales han demostrado su voluntad y capacidad de apoyar a sus subsidarias, antes y durante la crisis financiera, cuando sea necesario», afirmó la directora asociada del grupo soberano de Fitch, Michele Napolitano.
Fuente : https://selenitaconsciente.com