El volcán Agung visto desde Kubu, Bali, Indonesia, 28 de noviembre de 2017.
Darren Whiteside / Reuters
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Los científicos saben desde hace tiempo que las erupciones volcánicas pueden reducir la temperatura del planeta durante meses a consecuencia de la propagación de millones de toneladas de gases y de partículas a través de la atmósfera. Esta cuestión vuelve a ser un tema candente de discusión debido a que el volcán Agung en Bali, Indonesia, se encuentra actualmente en fase crítica.
En cualquier caso, la importancia del cambio térmico depende de la erupción que se produzca, como señala el meteorólogo de la NASA Chris Colose en su cuenta de Twitter:
«Para tener un impacto climático notable, debe darse una erupción suficientemente explosiva (para que se acumule material en la estratosfera) y una erupción rica en azufre (el dióxido de azufre se convierte en aerosol de sulfato, que es lo que importa en términos de radiación solar)».
Colose asegura que si se dan estas condiciones, la erupción enfriaría la troposfera y calentaría la estratosfera, al contrario de lo que ocurre con los aumentos de CO2. En cualquier caso, ambos fenómenos son de corta duración.
Los volcanes en erupción emiten dióxido de carbono, que atrapa el calor, pero también expulsan partículas de ceniza y gases como dióxido de azufre, que forman una capa en la atmósfera que no deja pasar la luz del sol, lo que se traduce en un enfriamiento del planeta.
Recientemente, la Asociación Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. publicó en Twitter una fotografía captada por el satélite Aura en la que se puede observar la elevada cantidad de dióxido de azufre que pulula sobre la isla de Bali. «Altas concentraciones de dióxido de azufre provenientes del volcán Agung ayer en Bali, Indonesia», reza el comentario junto a la foto.
Los científicos también están planteándose la idea de imitar la acción provocada por los volcanes para mantener el calentamiento global bajo control, una estrategia conocida como geoingeniería. Ello supondría crear nubes o rociar ácido sulfúrico en la estratosfera para compensar algunos de los impactos de la humanidad en el clima global.
Todavía no sabemos si la erupción del volcán Agung expulsará suficiente gas y ceniza como para provocar un impacto considerable en el clima, pero lo que sí se sabe a ciencia cierta es que la erupción del volcán Agung en 1963 redujo las temperaturas globales entre 0,1 y 0,2 grados centígrados durante un año.