En medio de la nada, rodeada por el agreste desierto Rub al Khali, se levanta la antigua ciudad de Shibam, el «Manhattan del desierto», tal como la llamó la viajera Freya Stark. Situada al este de Yemen, se trata de una ciudad amurallada que acota unas asombrosas edificaciones como rascacielos (algunos de ellos tienen 16 plantas con una altura de hasta 40 metros, construidos con ladrillos de adobe), vestigios de un pasado tumultuoso como centro financero de las antiguas rutas de comercio. La constancia escrita de su inicial asentamiento se remonta a 2 siglos antes de nuestra era.