– La persistente dificultad para diagnosticar y tratar la lepra en poblaciones de difícil acceso en Filipinas pronto podría ser más fácil tras el lanzamiento de una aplicación móvil que conecta a trabajadores de la salud con médicos y clínicas.
Presentada a fines de enero tras años de pruebas, la creación de la aplicación estuvo a cargo de la filipina MetaHeliz, en cooperación con el Departamento de la Salud y la farmacéutica Novartis. Esta herramienta permite que los trabajadores de la salud de “barangay” (aldeas) se conecten de forma remota con especialistas para confirmar diagnósticos y el tratamiento de pacientes con lepra en lugares de difícil acceso.
La idea de la aplicación Sistema de Red de Respuesta y Alerta sobre la Lepra (Learns, en inglés), que tuvo una fase piloto en 2014, es que los trabajadores de la salud “manden fotografías de lesiones y síntomas que podrían indicar lepra a los especialistas”.
“Learns promueve la detección precoz y ayuda a reducir demoras en el diagnóstico y el tratamiento”, indicó Novartis, en el comunicado que acompañó el lanzamiento. “También suministra datos para la vigilancia de la enfermedad, la educación de pacientes y la información sobre la generación”.
La nueva aplicación probada en Filipinas desde hace más de un año subraya los actuales esfuerzos contra la lepra, o mal de Hansen, a veces también conocida como “la enfermedad más vieja que se haya diagnosticado en el mundo”.
“En la mayor parte del mundo, la lepra se considera una enfermedad del pasado. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), dejó de ser un problema de salud pública en 2000 porque la prevalencia era menor a un caso cada 10.000 personas”.
Pero uno de los pocos lugares donde la enfermedad sigue siendo un problema de salud pública es Filipinas, lo que lo convierte en la sede apropiada para la Asamblea Regional de Organizaciones de Personas Afectadas por la Lepra en Asia”, que se realizará del 3 al 5 de este mes.
La conferencia, organizada por el gobierno de Filipinas y el Hospital General y Sanitario de Culion (CSGH), la Coalición de Concienciación sobre la Lepra de Filipinas y la Fundación de Salud Memorial Sasakawa, busca formas de superar los obstáculos para terminar de erradicar la enfermedad.
Las cuestiones que deben afrontar los trabajadores de la salud y las víctimas de la enfermedad en Filipinas son emblemáticas de los problemas que se repiten en la región, como las dificultades de diagnóstico y el tratamiento de pacientes aislados, la falta de conciencia pública y de comprensión sobre la lepra, y la falta de priorización de los esfuerzos de salud para tratar la enfermedad y su impacto social por parte de los gobiernos.
Escondidos de todos
El tratamiento de la lepra en este país es básicamente el mismo que se aplica desde siempre: marginados por sus comunidades e, incluso, sus propias familias, y recluidos en instalaciones aisladas fuera de la vista de todos.
Los dos centros más conocidos en Filipinas son el CSGH, uno de las más grandes del mundo, ubicado en la isla de Culion, en el oeste de Filipinas, y el Tala Sanitarium, conocido como Hospital Memorial Jose N. Rodriguez, ubicado en Caloocan, un barrio alejado del centro de Manila.
Ambas instalaciones están técnicamente operativas, pero como forma de mejorar comprensión de la enfermedad y dadas las bajas probabilidades de contagio, fue posible que funcionarios de la salud cambiaran sus esfuerzos de atención hacia un tratamiento de tipo comunitario.
Según la médica Mary Ann Navarro, administradora del Departamento de Salud en Palawan, donde se detectó un pequeño brote de lepra en una comunidad indígena a fines de 2017, el tratamiento en el lugar es el único enfoque viable.
“Las mejores opciones de tratamiento y el relativo bajo riesgo de contagio implica que no es necesario aislar a los pacientes”, subrayó Navarro, en diálogo con IPS.
“Muchos casos como los descubiertos el año pasado (en Palawan) se dan entre personas con poco acceso a servicios de salud, por lo que nuestra mejor opción es llevar el tratamiento hasta donde se encuentran”, puntualizó.
“Eso también ayuda a reducir parte del estigma social que sufren los pacientes, dándonos la posibilidad de educar a sus comunidades y eliminar parte del miedo que genera esta enfermedad”, añadió. “Cambiar actitudes sociales sigue siendo un gran desafío”, remarcó.
Situaciones como el brote de Palawan, donde se descubrieron ocho casos en una comunidad indígena en el sur de la isla, son relativamente raros. La mayoría, según un funcionario estatal, son personas que se quedan en la comunidad, pero a las que les cuesta aceptar el hecho.
“Hasta donde sabemos, tenemos 10 personas del barangay que llegaron al centro de salud en busca de tratamiento”, indicó Alexander “Bong” Medina, presidente de un barangay en San José del Monte, en la norteña provincia Bulacan, en diálogo con IPS.
“El tratamiento se ofrece de forma gratuita, y hacemos lo mejor posible por darles una ayuda social, pero es difícil”, explicó.
“Son personas pobres, que podrían llamarse marginadas, para empezar, y a veces no saben que puede solicitar asistencia hasta que es demasiado tarde, o temen venir por vergüenza. Y no tenemos recursos para ir a buscarlas”, explicó.
Problema persistente
La Oficina del Pacífico Occidental de la OMS considera a Filipinas, en cierta forma, un caso atípico por la incidencia de la lepra.
Este país tiene la mayor incidencia de la enfermedad en el mundo; se detectaron unos 1.700 casos en cada uno de los últimos tres años, aunque en una proporción menor a lo que era hace una década. A esto se atribuye que, en gran parte, la región esté rezagada y no logre tener un caso cada 10.000 personas.
Según Datos del Departamento de Salud de Filipinas, la prevalencia de la lepra es menor a 0,4 casos cada 10.000 personas, pero solo en 2017 se identificaron 1.660 casos nuevos, de los cuales alrededor de 6,7 por ciento son menores de 15 años.
Este país de Asia sudoriental, que comprende unas 7.000 islas, tiene 104 millones de habitantes.
Para hacer frente al problema, Filipinas lanzó en 2016 el Programa Nacional para el Control de la Lepra, una iniciativa con muchos actores como DOH, la OMS y numerosas empresas y organizaciones no gubernamentales, con el fin de que este país esté libre de lepra en 2022.
Para calibrar mejor la respuesta del programa e identificar focos donde la enfermedad todavía es prevalente, la primera gran iniciativa del programa nacional es tener un estudio de una población de referencia, que se realiza con la cooperación del Instituto Regional de Medicina Tropical, que se espera quede terminado este año.
El programa también trabaja para crear conciencia pública y mejorar el conocimiento sobre la enfermedad mediante varias actividades como el Día Mundial de la Lepra, el 26 de enero, una Semana para el Control de la Lepra, en febrero, y una Semana Nacional para la Prevención y Detección de la Enfermedad de la Piel, en la segunda semana de noviembre.
Traducción: Verónica Firme