Investigadores de las Universidades de Regensburg y Passau, en Alemania, han descubierto ahora que las hormigas, como nosotros, juzgan el valor de las cosas en relación con sus expectativas.
En el pasado, la economía tradicional asumía que el valor de las cosas es algo fijo: un euro vale lo que podemos comprar: por ejemplo, una botella de cerveza.
Sin embargo, el mundo de la economía clásica se rompió cuando los psicólogos comenzaron a revisar estas suposiciones. Rápidamente se hizo evidente que las personas son fácilmente influenciadas por sus puntos de referencia, a veces arbitrarios.
Si no esperamos una bebida, entonces una cerveza puede percibirse de manera muy positiva. Pero si esperamos champán, una cerveza puede ser bastante decepcionante.
En 2002, el psicólogo norteamericano e israelí Daniel Kahnemann recibió el Premio Nobel de Economía por haber integrado aspectos de la investigación psicológica en la ciencia económica, especialmente en lo que respecta al juicio humano y la toma de decisiones bajo incertidumbre.
Llamó la atención que el Nobel de Economía recayera en un psicólogo, particularmente por su trabajo sobre los juicios de valor relativo. Los científicos han comenzado también a preguntarse si este comportamiento es un rasgo exclusivamente humano.
También las hormigas
«Las hormigas tienen un cerebro más pequeño que la cabeza de un alfiler», explica la bióloga Stephanie Wendt, autora del estudio, en un comunicado.
Y añade: «sin embargo, las hormigas aprenden muy rápido y pueden memorizar rutas o entender que cierto olor significa que la comida está llegando. Queríamos saber si estos recuerdos influyen en la forma en que califican la calidad de los alimentos».
Wendt enseñó a las hormigas a esperar alimentos muy dulces en un caso y alimentos menos dulces en otro. Una vez que los animales aprendieron a esperar un alimento dulce, les dio otro alimento menos dulce para observar su comportamiento.
«Al final, todas las hormigas recibieron la misma calidad de alimento medio-dulce, por lo que deberían haber mostrado la misma reacción. Pero no fue así», señala Wendt.
Las hormigas que esperaban alimentos dulces, a menudo rechazaban el alimento medio-dulce. Y no solo eso: al igual que en los humanos, la percepción de las hormigas está influenciada también por los valores de otras hormigas de la colonia.
«La gente a menudo orienta sus expectativas salariales según los salarios de sus semejantes», añade Tomer Czaczkes, el director del estudio. Y añade: «Las hormigas parecen hacer algo similar».
Cuando los insectos traen algo al nido para comer, lo dividen para que otras hormigas puedan encontrar la comida por sí mismas.
Y el comportamiento de las otras hormigas, en este caso, también está influenciado por el valor que otorga al alimento otra hormiga.
«Si una hormiga acaba de obtener un buen alimento de otra hormiga, es probable que rechace en el futuro alimentos de inferior calidad. Sin embargo, si ella solo ha conocido la mala comida, estará satisfecha con la calidad mediocre que le ofrece otra hormiga”, añade Czaczkes.
Es decir, al igual que los humanos, la valoración de las cosas depende por un lado de las expectativas que nos hacemos sobre esas cosas, pero también de las expectativas que los demás se han hecho de esas mismas cosas.
Comportamientos económicos
La investigación de los comportamientos humanos suele ser un desafío, ya que la cultura y la educación afectan al comportamiento, particularmente a las decisiones económicas.
Andreas Roider, un economista que también participó en el estudio, señala al respecto: «trabajar con hormigas es bastante inusual para un economista, pero definitivamente ofrece una nueva perspectiva sobre cómo podemos entender el comportamiento económico humano».
Y concluye: las hormigas no pueden llegar a gobernar el mundo, pero son más parecidas a nosotros de lo que pensamos.
Positive and negative incentive contrasts lead to relative value perception in ants. Stephanie Wendt et al. eLife 2019;8:e45450. DOI: https://doi.org/10.7554/eLife.45450