El «yo», la persona, el ego, que es lo mismo, cree que tiene libre albedrío pero no es así.
El libre albedrío del que hablamos aquí no es el mismo libre albedrío que por ejemplo: decidir qué ropa ponerme en el día de hoy, o si voy a beber café o té, o si voy a cenar verduras o pizza…. No se trata de esto, pues el libre albedrío del que se hace referencia aquí es mucho más profundo.
El «yo separado» es una entidad inconsciente; es la misma consciencia (el Ser) creyendo que es alguien, creyendo que es un personaje con una identidad determinada. Es el Ser viviendo un sueño, el sueño de ser alguien.
Este «yo separado» vive como un piloto automático en función de unos hábitos y patrones ya establecidos y unos condicionamientos mentales que va repitiendo una y otra vez, cayendo nuevamente siempre en los mismos «errores».
Es decir, El «yo separado» (el ego) no actúa ante las situaciones de la vida, sino que reacciona. No se para a discernir ante las situaciones, sino que actúa por impulsos.
Reaccionar significa que una persona es impulsada a repetir aquella información que está grabada en su subconsciente, sin ser lo suficientemente consciente de ello y sin tener libre albedrío para poder evitar reaccionar de tal modo
Por tanto, el ego no tiene libre albedrío, porque se pasa la vida viviendo de manera inconsciente, siendo impulsado a reaccionar según su mente condicionada.
¿Cómo lograr tener libre albedrío?
Para poder dejar de repetir los mismos patrones mentales que hay en nuestro subconsciente, – que son las huellas que se han ido grabando a lo largo del tiempo (estas huellas se llaman samskaras) -, es fundamental dejar de seguir la voz de la mente.
La mente es la principal causa de que realicemos una y otra vez los mismos errores siempre. Otra causa es dejarnos llevar por nuestros impulsos; es decir, de manera inconsciente.
Cuando empezamos a observar la voz de la mente y hacemos prácticas a lo largo del día para dejar de identificarnos con nuestros pensamientos, es decir, practicamos meditación u otras prácticas para calmar la mente, entonces, empezamos a desapegarnos de ella. Empezamos a ver que hay espacio entre lo que realmente somos y los pensamientos que hay en nuestra mente.
Gracias a este espacio, podemos empezar a tener el poder de nosotros mismos y dejar de permitir que la voy de la mente nos controle y manipule.
Es muy importante tener este espacio entre lo que Soy y mis pensamientos, para no identificarme con ellos.
Cuando hay espacio y somos conscientes de que no somos nuestros pensamientos, entonces vamos despertando nuestra consciencia, nuestra capacidad de poder elegir; nuestra capacidad de poder discernir y tener libre albedrío.
Cuando podemos discernir y tenemos libre albedrío, entonces, dejamos de vivir atrapados por nuestra mente y manipulados por los patrones mentales (samskaras) que hay en nuestro subconsciente. De esta manera, dejamos de reaccionar ante las situaciones de la vida. Entonces, ante un acontecimiento, antes de actuar, nos paramos, respiramos y discernimos y elegimos cómo queremos actuar.
Cuando somos conscientes, todas nuestras acciones dejan de ser reacciones y todo aquello que hacemos siempre es para no generar más sufrimiento. Todo aquello que actuamos es con el fin de tener paz interior (el estado más elevado).
Por tanto, es lógico que si lo que más quiero es tener paz interior, no actuaré generando malestar a mi alrededor.
Lo importante es salir de esta rueda de piloto automático que mantiene a la persona atrapada y presa de sus propios samskaras, reaccionando una y otra vez de manera automática e inconsciente y generando una y otra vez sufrimiento.
Y para salir de esta rueda, hay que acallar la mente y observarla sin estar identificado con ella.
Camino al Despertar
http://senderodelmago.blogspot.com/2017/10/trascendiendo-los-samskaras.html