Si quieres entender el Universo piensa en energía, frecuencia y vibración

Nikola Tesla pronunció la frase que da título a este artículo: “Si quieres entender el Universo piensa en energía, frecuencia y vibración“, ya que todo lo que existe en la creación es pura energía que se manifiesta a través de la vibración armónica de la luz y del sonido. La energía electromagnética consiste en ondas de campos eléctricos y magnéticos que se propagan a través del espacio y se trasladan a la velocidad de luz, llamándose campo electromagnético al espaciodónde se encuentran estas ondas. La principal fuente de energía electromagnética es el Sol, pero las energías electromagnéticas creadas por el ser humano son responsables de grandes cantidades de radiación electromagnética en nuestro medio ambiente. Los aparatos como los microondas, los teléfonos móviles, los ordenadores, los hornos eléctricos y las luces fluorescentes, entre otros muchos dispositivos, producen campos electromagnéticos de diversa intensidad. Entre las invenciones que se le atribuyen a Nikola Tesla están la corriente alterna, la electricidad inalámbrica, el altavoz, la luz neón, el radar, la luz fluorescente, el control remoto, las bujías, el alternador, la primera planta hidroeléctrica en las cascadas de Niagara, las bases del horno de microondas, la ignición en los motores de automóvil, el microscopio de electrones, los rayos X, etc… Y en 1943 la Corte Suprema de Estados Unidos finalmente reconoció a Tesla como el inventor de la radio, que Marconi supuestamente le había plagiado. Tesla también sostiene haber sido el primero en observar los rayos cósmicos, los cuales a través de su “Sistema de Energía Radiante” pueden ser usados como fuente de energía eléctrica para los hogares. La energía radiante es la energía que poseen las ondas electromagnéticas, como la luz visible, las ondas radiantes, los rayos ultravioletas, los rayos infrarrojos, etc. La característica principal de esta energía es que se propaga en el vacío sin necesidad de soporte material alguno. Se transmite a través de fotones, partículas elementales responsables de las manifestaciones cuánticas del fenómeno electromagnético. En física moderna, el fotón es la partícula elemental responsable de las manifestaciones cuánticas del fenómeno electromagnético. Es la partícula portadora de todas las formas de radiación electromagnética, incluyendo los rayos gamma, los rayos X, la luz ultravioleta, la luz visible, la luz infrarroja, las microondas y las ondas de radio. Como todos los cuantos, el fotón presenta tanto propiedades de partícula como de onda.

Curiosamente muchos de los inventos de Tesla se le ocurrieron en sus sueños, como a otros famosos científicos. Describía su proceso creativo como “un relámpago en el que súbitamente se aclaraban los secretos de la naturaleza“. Las visiones de la transmisión eléctrica inalámbrica y los documentos de Tesla son una anticipación de lo que muchas décadas más tarde serían Internet y la televisión. Incluso Tesla teorizó sobre la transmisión de la materia, la teleportación y el viaje en el tiempo, algo que según se especula logró antes de morir y que se probó en el controvertido experimento Filadelfia, un supuesto experimento secreto llevado a cabo por la Armada de los Estados Unidos en los astilleros navales de Filadelfia, Estados Unidos, durante el 28 de octubre de 1943, en el cual el destructor escolta de la Armada USS Eldridge se habría hecho invisible electrónicamente e involuntariamente habría sido teleportado 600 km hasta el puerto de Norfolk, en el Estado de Virginia. Por todo lo indicado, es sorprendente que Tesla no figure entre las mentes más reconocidas de la humanidad, como Einstein, Newton o Galileo, y haya sido relegado al olvido en la historia de la Ciencia. Tal vez la explicación esté en el millonario banquero norteamericano J.P. Morgan, que canceló la financiación a Tesla cuando éste no quiso poner su tecnología al servicio de los intereses del capitalismo. Su visión de una energía gratuita e ilimitada entró en evidente conflicto con la industria del petróleo y los intereses económicos de su época. Según dijo Tesla: “Este nuevo poder para conducir la maquinaria planetaria será derivado de una energía que opera en el universo, la energía cósmica, cuyo poder central en la Tierra es el Sol, pero que está presente en todas partes en cantidades ilimitadas“. Nikola Tesla creía, como la moderna teoría holográfico-cuántica de David Bohm, que existe una infinita cantidad de energía en el punto cero de la materia, y que, como en un holograma, la totalidad del universo habita en un átomo, algo que tiene connotaciones budistas, tal vez debido a que Tesla se relacionó con Swami Vivekananda, pensador, místico y líder religioso indio, discípulo de Ramakrishna.

A Tesla se le atribuye esta otra frase: “En las siguientes generaciones nuestra maquinaria será alimentada por una fuerza obtenida en cualquier punto del universo“. Hay que recordar que el electromagnetismo, como la gravedad, la fuerza nuclear débil y la fuerza nuclear fuerte, podemos considerarlos como partes de un campo universal, que se encuentra en la totalidad del espacio. En 1940 el New York Times publicó una nota sobre el llamado Rayo de la Muerte de Tesla. Sin embargo, Nikola Tesla no divulgó su rayo de la muerte más que parcialmente a una serie de gobiernos en todo el mundo. Para poder desarrollarlo ponía como condición que trabajasen juntos, dialogasen y acordasen conjuntamente. Nikola Tesla era un amante de las palomas y en especial se encariño con una de ellas. Un día esta paloma entró volando en la habitación de Tesla con los ojos brillantes, que en palabras de Tesla: “Sí, era una luz real, una poderosa, fulminante, enceguecedora luz, una luz más intensa que la que jamás produje con las más poderosas lámparas en mi laboratorio“. Y hay que recordar que Tesla, en sus experimentos, produjo luces intensas y espectaculares, ya que Tesla gustaba actuar como un mago haciendo demostraciones públicas de sus bobinas, que producían grandes chispazos de luces azul violeta que sorprendían al público. Después de esto la paloma murió y Tesla pareció entrar en una especie de delirio, hasta que falleció una noche de 1943 solo en un hotel de Nueva York, mientras en el exterior la ciudad brillaba con la luz que Tesla había proporcionado al mundo.  Después de su muerte sus documentos fueron requisados por orden del director del FBI, John Edgar Hoover, que lo consideró un asunto de alto secreto. Según parece el FBI recuperó 80 maletas de documentos de Nikola Tesla.

En 1901 Telsa inició los planes para construir una torre de transmisión eléctrica inalámbrica. J.P. Morgan financió con 150.000 dólares y le cede un predio en Long Island a Nikola Tesla para hacer la Torre Wanderclyffe, una torre-antena de telecomunicaciones inalámbricas, que era el intento de Tesla por demostrar como la ionósfera podía proveer energía eléctrica gratuita para todos sin la necesidad de cables eléctricos. Pero cuando J.P. Morgan se dio cuenta de que no estaba previsto por parte de Tesla que hubiese negocio en la producción de energía, al querer proveer electricidad gratuita para todos, abandonó el proyecto y dejo de financiarlo. La torre del generador estaba diseñada para inyectar grandes cantidades de energía a puntos estratégicos del circuito natural de la Tierra, usando la “red” de la ionósfera como circuito de transmisión. Esta energía rebotaría en enormes cantidades a la Tierra y sería canalizada a través de una pequeña antena esférica y una conexión de tierra. No sólo se transmitiría electricidad sino también información. Básicamente Tesla intentaba usar la ionosfera como un espejo detonante de flujos eléctricos de datos. Al parecer la torre nunca logró ser funcional, ya que Tesla estaba todavía modificando su diseño cuando se le retiraron los fondos, y J.P. Morgan influyó para que no tuviese nuevos inversores. Tesla perdió luego los derechos de propiedad de la torre y en 1917 fue dinamitada por el ejército de Estados Unidos, con la escusa de que se temía que estuviera siendo utilizada por espías alemanes. Algunos dicen que la explosión aérea de muy alta potencia ocurrida en la meseta central siberiana, en las proximidades del río Tunguska el 30 de junio de 1908 fue provocado por los experimentos de transmisión inalámbrica de Tesla. ¿se trataba delRayo de la Muerte de Tesla? La versión oficial es que fue un cometa y aparentemente no existen pruebas de que se tratara del rayo de partículas de alta frecuencia de Tesla usando la ionósfera, el llamado Rayo de la Muerte.

La región por encima de la ionosfera, que se extiende en decenas de miles de kilómetros en el espacio, es llamada la magnetosfera, que es una capa formada por la interacción del magnetismo de la Tierra y el viento solar. Se extiende por encima de la ionosfera, más arriba de los 500 km de altura. Esta capa , junto con la ionosfera, protege a la Tierra de los rayos cósmicos que destruirían la atmósfera externa, incluyendo la capa de ozono que protege la Tierra de la dañina radiación ultravioleta. La ionosfera es la parte de la atmósfera terrestre ionizada permanentemente debido a la foto ionización que provoca la radiación solar. Se sitúa entre la mesosfera y la exosfera, y de media se extiende aproximadamente entre los 80 km y los 400 km de altitud, aunque los límites inferior y superior varían según investigadores. Por otra parte, algunos consideran que la alta ionosfera constituye el límite inferior de la magnetosfera, solapando ligeramente las dos capas (entre los 500 km y 600-800 km). La ionosfera también se conoce como termosfera por las elevadas temperaturas que se alcanzan en ella debido de que los gases están en general ionizados. Si el Sol está activo, las temperaturas en la termosfera pueden llegar a los 1.500° C. Pero estas elevadas temperaturas no se corresponden con la sensación de calor que tendríamos en la troposfera, la capa de la atmósfera terrestre que está en contacto con la superficie de la Tierra, porque en la termosfera la densidad es muchísimo más baja. Los gases aparecen ionizados ya que esta capa absorbe las radiaciones solares de menor longitud de onda (rayos gamma y rayos X) que son altamente energéticos. Entre las propiedades de la ionosfera encontramos que esta capa contribuye esencialmente a la reflexión de las ondas de radio emitidas desde la superficie terrestre, el que posibilita que éstas puedan viajar grandes distancias alrededor de la Tierra, gracias a las partículas de iones cargadas de electricidad, presentes en esta capa. Además, en esta capa se desintegran la mayoría de meteoritos, a una altura de entre 80 y 110 km, debido a la fricción con el aire y dan lugar a meteoros o estrellas fugaces. Pero las estrellas fugaces no son el único fenómeno luminoso que pasa en esta capa. En las regiones polares las partículas cargadas, llevadas por el viento solar, son atrapadas por el campo magnético terrestre incidiendo sobre la parte superior de la ionosfera y dando lugar a la formación de auroras.

Las bases de la transmisión inalámbrica de Tesla están en su descubrimiento de lo que posteriormente se llamó resonancia Schumann, que tal vez se hubiese llamado resonancia Teslasi la comunidad científica le hubiera creído en su momento. Esta resonancia, que explicaremos más adelante, es una especie de pulso electromagnético, definida como una serie de picos de muy baja frecuencia en el campo electromagnético de la Tierra, que se comporta como un enorme circuito eléctrico. La atmósfera actúa como un conductor débil, que permite que la electricidad prevaleciente no se disipe. Los relámpagos excitan la cavidad formada entre la superficie de la Tierra y la ionósfera, lo cual detona la resonancia Schumann en todo el planeta. Esto es lo que Tesla habría hecho al disparar frecuencias a la ionósfera, simulando relámpagos, para obtener un flujo de energía de baja frecuencia. La resonancia Schumann puede ser usada para monitorear actividad electromagnética incluso en otros planetas. Según Tesla, las ondas de baja frecuencia que se obtienen al excitar la ionósfera alteran también nuestro cerebro. En nuestras conversaciones con otras personas, frecuentemente decimos algo parecido a esta frase: “El tiempo vuela. Casi no me he dado cuenta y ya ha pasado una semana”. Pues todo parece indicar que hay razones físicas para esta percepción. En la década de 1950, en la Universidad Tecnológica de Munich, Alemania, daba clases y efectuaba trabajos de investigación un profesor de física, el Dr. Winfried Otto Schumann. Durante sus investigaciones descubrió un efecto de resonancia en el sistema global que abarca la Tierra, el aire y la Ionosfera, hoy conocido comoresonancia Schumann. Se ha comprobado que estas ondas resonantes parece que han vibrado durante milenios a la misma frecuencia que las ondas cerebrales de los seres humanos y de todos los mamíferos en general, ó sea 7,8 Hertz (ciclos por segundo).

Sabemos que Nikola Testa (1856 – 1943) , científico e ingeniero eléctrico de origen croata, fue el inventor del motor de inducción de corriente alterna, que hizo posible la transmisión y distribución de electricidad a nivel mundial. Tal como hemos dicho antes, es particularmente interesante su trabajo sobre lo que más tarde se llamaría resonancia Schumann, teorizando al respecto que podría ser usada para la “transmisión de energía y de mensajes inteligibles desde cualquier lugar del globo terrestre“. En otras palabras, una red de transmisión de energía. Según Tesla: “Tan sorprendente son los hechos de esta conexión, que parece como si el Creador hubiera diseñado un sistema eléctrico planetario“. Nikola Tesla describió posteriormente denominadaresonancia Schumann (7.8 Hz) como “La transmisión de energía eléctrica sin necesidad de cableado, que sería un medio para conseguir una Paz Mundial“, Actualmente, mediante elProyecto Tesla, se investiga la forma de transmitir electricidad a través de la cavidad de Schumann con lo que ello supone, o sea, conseguir sustituir la actual red eléctrica por una red ionosférica, supuestamente más barata y ecológica. Quería iluminar toda la tierra. En una entrevista que el científico Nikola Tesla concedió a la revista «Immortality» en el año 1899, en su laboratorio en Colorado Springs, dijo lo siguiente: “Hay electricidad suficiente como para crear un segundo Sol. La luz aparecería alrededor del ecuador, como un anillo alrededor de Saturno. La humanidad no está preparada para la grandeza. En mi laboratorio de Colorado Springs he impregnado la tierra con electricidad. También podemos regar las otras energías, como la energía mental positiva, que se encuentra en la música de Bach o Mozart, o en los versos de los grandes poetas. En el interior de la Tierra hay energías de alegría, paz y amor que se expresan por ejemplo a través de una flor que crece de la tierra, los alimentos que salen de ella y todo lo que la hace el hogar del hombre. He pasado años buscando la manera de que esta energía pudiera influir en la gente. La belleza y el aroma de las rosas pueden ser utilizados como una medicina y los rayos del Sol como alimento. La vida tiene un número infinito de formas y el deber de los científicos es encontrarlas en todas las formas de la materia. Tres cosas son esenciales en este sentido. Todo lo que hago es buscarlas. Sé que no las voy a encontrar, pero aun así no voy a renunciar a ellas“.

La resonancia Schumann es un conjunto de picos en la banda de ELF (‘frecuencia extremadamente baja‘), entre 3 y 300 Hz, del espectro electromagnético de la Tierra. Este fenómeno sucede porque el espacio entre la superficie terrestre y la ionosfera, que hay aproximadamente entre los 90 y los 500 km de altura, actúa como una guía de onda, que es cualquier estructura física que guía ondas electromagnéticas. Algunos sistemas de telecomunicaciones utilizan la propagación de ondas electromagnéticas en el espacio libre, pero también se puede transmitir información mediante el confinamiento de estas ondas en cables o guías. En las guías, los campos eléctricos y los campos magnéticos están confinados en el espacio que se encuentra en su interior. De esta manera no hay pérdidas de potencia por radiación y las pérdidas en el dieléctrico son muy bajas debido a que suele ser aire. Este sistema evita que haya interferencias en el campo para otros objetos, al contrario de lo que ocurría en los sistemas de transmisión abiertos. Las limitadas dimensiones terrestres provocan que esta guía de onda actúe como cavidad resonante para las ondas electromagnéticas en la banda ELF. La cavidad es excitada de manera natural por los rayos, y dado que el su séptimo sobretono armónico se sitúa aproximadamente en los 60 Hz, también influyen las redes de transmisión eléctrica en los territorios donde se emplea corriente alterna en esta frecuencia. En Europa, Asia, Oceanía, África y gran parte de América de Sur, la frecuencia de corriente alterna para uso doméstico es de 50 Hz. En cambio, en América de Norte, es de 60 Hz. La frecuencia más baja, y el mismo tiempo la intensidad más alta de la resonancia de Schumann, se sitúa en aproximadamente 7,83 Hz. Los sobretonos que se pueden detectar se extienden hasta el rango de los kHz. Este fenómeno se llama así en honor de Winfried Otto Schumann (1888 – 1974), que predijo su existencia en 1952, a pesar de ser observada por primera vez por Nikola Tesla y formar la base de su esquema para transmisión de energía y comunicaciones inalámbricas.

Winfried Otto Schumann fue un físico alemán que predijo las resonancias de Schumann, una serie de resonancias de baja frecuencia causadas por descargas de rayos en la atmósfera. Winfried Schumann nació en Tübingen, Alemania, hijo de un químico físico. Antes de laPrimera Guerra Mundial dirigió el laboratorio de alto voltaje a la empresa Brown Boveri. Después de la Segunda Guerra Mundial fue llevado a Estados Unidos bajo la Operación Paperclip, nombre en clave de la operación realizada por el Servicio de Inteligencia y Militar de los Estados Unidos para extraer de Alemania científicos nazis especializados en las llamadas Armas Maravillosasdel Tercer Reich, como cohetes, armas químicas y experimentación médica después del colapso del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Durante los años 1 947 y 1948 trabajó en la Base de la Fuerza Aérea Wright-Patterson, en Ohio, y luego regresó a Munich. Posteriormente, el laboratorio de Múnich se convirtió en el Instituto Electrofísico, donde Schumann continuó trabajando hasta retirarse de la investigación activa en 1961, a la edad de 73 años, aunque continuó enseñando durante dos años más. Schumann murió el 22 de septiembre de 1974 en Munich. El año 1952, después de la Segunda Guerra Mundial, en la Universidad Técnica de Múnich el físico Schumann realizó varios trabajos de investigación relacionados con las frecuencias electromagnéticas que se encontraban en la atmósfera terrestre. Schumann predijo que hay ondas electromagnéticas en la atmósfera de carácter estacionario que se encuentran dentro de la cavidad o el espacio formado entre la superficie de la Tierra y la ionosfera. Uno de los experimentos para demostrar esta predicción fue la determinación de la frecuencia de resonancia de una botella vacía. El valor era de y aproximadamente 196 Hz. Esta frecuencia se debe al rebote de las ondas sonoras que chocan con los extremos de la botella a la velocidad del sonido. Tal propagación tiene lugar gracias a las moléculas de aire que actúan como medio.

En el caso de la radiación electromagnética, la propagación no requiere de moléculas de aire, sino que las ondas viajan a la velocidad de la luz y, por tanto, estas viajan mucho más rápido que la velocidad del sonido. El recorrido que hacen las ondas electromagnéticas, desde el suelo hasta la ionosfera, es muy grande, mucho más que el caso de la botella, evidentemente. Por lo tanto, Schumann predijo que esta frecuencia de resonancia electromagnética atmosférica tendría un valor de 7.83 Hz (en realidad inicialmente predijo 10 Hz) , lo que hoy en día muchos científicos aceptan pero no lo consideran un valor fijo y estable, sino que presenta variaciones de valor, tanto superiores como inferiores. La resonancia de Schumann, por tanto, corresponde a la frecuencia aproximada de 7,83 Hz, que está resonando de forma continua en la atmósfera, y junto y ella, otros armónicos más débiles que van desde los 14,3 Hz hasta los 33,8 Hz. Al principio, todo hace pensar que esto es un fenómeno totalmente físico y no hay que darle un carácter esotérico. Lo curioso es que cada planeta o astro con ionosfera posee su propia resonancia de Schumann como si se tratara de un identificador único. Justo por este motivo, y debido a que las frecuencias de resonancia de Schumann están condicionadas por las dimensiones físicas del planeta, se ha llegado a considerar a 7,83 Hz como la frecuencia de la Madre Tierra y como una constante biológica que afecta directamente al hipotálamo de todo animal o ser humano, hecho al que se le atribuyen propiedades de comunicación mental, alteraciones del estado de ánimo y de percepción extrasensorial, gracias a la detección de estas ondas por parte de la glándula pineal. La resonancia es un fenómeno que llega en un punto medio de movimiento de dos objetos de igual origen, sin tener que interactuar con ellos y no se llega a un punto máximo de amplitud. En estas circunstancias el cuerpo vibra, aumentando de forma progresiva sin llegar a un punto máximo. En teoría, si se lograra que una pequeña fuerza sobre un sistema oscilará a la misma frecuencia que la frecuencia natural del sistema, se produciría una oscilación resultante con una amplitud indeterminada. Este efecto puede ser destructivo en algunos materiales rígidos , como el vaso que se rompe cuando una soprano canta, alcanzando y sosteniendo la frecuencia de resonancia del vaso.

Se denomina frecuencia de resonancia a aquella frecuencia característica de un cuerpo o un sistema que alcanza el grado máximo de oscilación. Todo cuerpo o sistema tiene una o varias frecuencias características. Cuando un sistema es excitado a una de sus frecuencias características, su vibración es la máxima posible. El aumento de vibración se produce porque a estas frecuencias el sistema entra en resonancia. En un sistema eléctrico, la frecuencia de resonancia es aquella en la que la función de transferencia alcanza su máximo. Es decir, dada una entrada, se obtiene una salida máxima. Por ejemplo, al sintonizar una emisora de radio estamos haciendo funcionar el circuito interno de la radio en una frecuencia natural , que entra en resonancia con la frecuencia de emisión de la emisora deseada y esta última se amplifica, pero dejando el sistema estable. La frecuencia de resonancia se obtiene cuando la impedancia capacitiva y la impedancia inductiva igualan. La impedancia es una medida de oposición que presenta un circuito a una corriente cuando se aplica una tensión. Una forma de poner de manifiesto este fenómeno consiste en tomar dos diapasones capaces de emitir un sonido de la misma frecuencia y colocados próximos el uno del otro. Cuando hacemos vibrar uno, el otro emite, de forma espontánea, el mismo sonido, debido a que las ondas sonoras generadas por el primero presionan al segundo a través del aire. En algunos países han estado experimentando con estas ondas resonantes, antes mencionadas, estudiando sus variaciones y formulando nuevos proyectos en el entorno de la física cuántica. El proyecto más preocupante es su utilización como arma militar, ya que la manipulación de dicha resonancia podría interferir en los procesos psíquicos de los potenciales enemigos. Quizás es debido a esta utilización militar que la resonancia Schumann es poco conocida incluso en ambientes científicos. El Dr. Schumann estaba trabajando en cálculos y proyectos de potenciales eléctricos con sus alumnos universitarios. En una oportunidad les planteó como ejercicio el cálculo del potencial de dos superficies semiesféricas situadas a una determinada distancia entre sí y que eran eléctricamente conductoras. Durante el experimento les propuso: “Aquí tenemos la Tierra y la ionosfera. Consideren como ejemplo el diámetro de la Tierra y el diámetro de la capa inferior de la ionosfera, y calculen qué frecuencia propia resulta aquí“.

El Dr. Schumann, al verificar los cálculos que realizaban los estudiantes, obtuvo un resultado de unos 10 Hz, que fue publicado en los suplementos de divulgación científica de la Universidad. El Dr. Ankermüller, médico de profesión que se interesaba por la Física, leyó los resultados y le sorprendió que estos dieran una frecuencia característica del ritmo Alfa de las ondas cerebrales. Las ondas Alfa tienen una frecuencia de 8 a 13 Hz y están asociadas con estados de relajación. Se registran especialmente momentos antes de dormirse. Sus efectos característicos son: relajación agradable, pensamientos tranquilos y despreocupados, optimismo y un sentimiento de integración de cuerpo y mente. El Dr. Ankermuller se puso inmediatamente en contacto con el Dr. Schumann y le dijo que su conclusión era sorprendente, ya que el ritmo Alfa de las ondas cerebrales coincidía con el ritmo terrestre y que había que comprobar si esto era correcto. El Dr. Schumann se dio cuenta de su posible utilidad en medicina y tuvo la idea de encargar el estudio a uno de sus alumnos, que tenía que hacer su tesis de doctorado. Este alumno se llamaba Herbert König , más tarde yerno del Dr. Ernest Hartmann, descubridor de las radiaciones terrestres que afectan a los seres vivos, y posteriormente fue el sucesor del profesor Schumann en la Universidad de Munich. El Dr. König, después de muchas medidas, pudo determinar que el valor exacto no era de 10 Hz, sino de 7,8 Hz, que es la frecuencia del hipotálamo y es la única frecuencia que es común en todos los mamíferos, incluyendo el ser humano. El hipotálamo es una región del encéfalo que forma parte del diencéfalo y el sistema límbico. Se encuentra situado bajo el tálamo. Lo descubierto por el Dr. König coincide con la parte alta de la frecuencia de las ondas theta (3,1 a 7,9 Hz), que implican un estado de calma profunda o meditación. Por eso podemos considerar que la frecuencia de 7,8 Hz está prácticamente en la frontera entre las ondas Theta y Alfa. Para entender la importancia de la hipotálamo debemos saber que regula el hambre, el apetito y la saciedad por medio de hormonas y péptidos, así como el nivel de glucosa y ácidos grasos en la sangre. El hipotálamo anterior disipa el calor y el hipotálamo posterior se encarga de mantener la temperatura corporal constante, aumentando o disminuyendo la frecuencia respiratoria y la sudoración. La porción anterior y posterior de la hipotálamo regula el ciclo del sueño y de la vigilia (ritmo circadiano ). Los ritmos circadianos son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario, y que responden, principalmente, a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo. Dormir por la noche y estar despierto durante el día es un ejemplo de un ritmo circadiano relacionado con la luz.

Mientras el ritmo Alfa varía de una persona a otra, oscilando entre los 8 y los 13 Hz, y el ritmo Theta entre los 3,1 y 7,9 Hz, la frecuencia de 7,8 Hz es una constante normal biológica, y funciona como un verdadero marcapasos para nuestro organismo. Sin la existencia de esta frecuencia la vida no sería posible. Este hecho se comprobó con los primeros viajes espaciales fuera de la ionosfera donde los astronautas, tanto los rusos como americanos, volvían de sus misiones espaciales con complicados problemas de salud. Al estar un cierto tiempo fuera de la ionosfera les faltaba esta frecuencia vital de 7,8 Hz. Se solucionó el problema mediante unos generadores de ondas Schumann artificiales. Uno de los experimentos efectuados para el uso de científicos espaciales fue la construcción de una especie de búnker subterráneo aislado magnéticamente. Durante varias semanas de experimentos en este lugar comprobaron que, después de algunos días sometidos a una variación de frecuencia magnética diferente, se producían los mismos problemas de salud , como dolor de cabeza, alteraciones en el ritmo cardíaco, falta de coordinación, disminución en la concentración e impotencia. Después comprobaron que si se generaban artificialmente pulsaciones de 7,8 Hz durante un breve tiempo, las condiciones de salud de los voluntarios se volvían a estabilizar. Hay personas que sufren los efectos de este tipo, especialmente problemas cardiacos, cuando estas frecuencias de ondas Schumann se ven interferidas por las tormentas electromagnéticas solares. Actualmente se utilizan modernas terapias mediante aparatos generadores de ondas Schumann y de ondas geomagnéticas, retornando los efectos vitales necesarios para mejorar el entorno de los seres vivos sometidos a la contaminación ambiental por radiaciones nocivas.

El campo magnético terrestre, también llamado campo geomagnético, es el campo magnético que se extiende desde el núcleo interno de la Tierra hasta el límite en que se encuentra con el viento solar, que es una corriente de partículas energéticas que emana del Sol. Su magnitud en la superficie de la Tierra varía de 25 a 65 μT (microteslas), siendo el Tesla la unidad de inducción magnética o densidad de flujo magnético. Una mancha solar genera unos 0,15 T (Teslas). El campo magnético continuo más fuerte jamás producido lo fue en el National High Magnetic Field Laboratory del Florida State University, y su valor fue de 45 T. Se puede considerar, por aproximación, que el campo creado por un dipolo magnético inclinado un ángulo de 15 grados respecto al eje de rotación, es como un imán de barra. Sin embargo, al contrario que el campo de un imán, el campo de la Tierra cambia con el tiempo para que se genera por el movimiento de aleaciones de hierro fundido en el núcleo externo del planeta Tierra (geodinamo). El polo norte magnético se desplaza, pero de una manera suficientemente lenta como para que las brújulas sean útiles en la navegación. Al cabo de ciertos períodos, de duración aleatoria, con una media de duración de varios cientos de miles de años, el campo magnético de la Tierra se invierte, de manera que el polo norte y sur geomagnético permutan su posición. Estas inversiones dejan un registro en las rocas que permiten a la paleomagnetismo calcular la deriva de continentes en el pasado, así como de los fondos oceánicos, resultado de la tectónica de placas. La Tierra se comporta como un enorme circuito eléctrico y su atmósfera es un conductor débil. Si no existieran fuentes de carga, su electricidad característica se disiparía rápidamente. Hay una misteriosa “cavidad” entre la superficie de la Tierra y el borde interno de la ionosfera, entre los 10 y más de 50 kilómetros, con un flujo de corriente vertical entre la superficie terrestre y la ionosfera de unos 1.800 Amperios, según los cálculos. La resistencia de la atmósfera se estima en unos 200 Ohms y el voltaje potencial variable oscila entre 200.000 y 400.000 Voltios. Se sabe que hay de media más de 500 tormentas eléctricas en un momento dado en todo el mundo. Cada una produce entre 0,5 y 1 Amperios de corriente, y estas medidas sirven para medir la capacidad de corriente en la cavidad resonante de la Tierra.

La resonancia Schumann consiste en olas casi constantes de ondas electromagnéticas que existen en esta cavidad. Como ondas en un estanque, no están presentes todo el tiempo, sino que necesitan ser ‘excitadas‘ para ser observadas. Parecen estar relacionadas con la actividad eléctrica en la atmósfera, particularmente durante los tiempos de intensa actividad de rayos, que ocurren a diferentes frecuencias, entre los 6 y los 50 Hz, específicamente 7,8, 14, 20, 26, 33 , 39 y 45 Hz, con una variación constante que las puede modificar en algunas décimas de Hz. Hasta ahora, cuando las propiedades de la cavidad electromagnética de la Tierra se mantenían inalterables, estas frecuencias también se mantenían invariables. Pero parece que se ha producido algún cambio debido al ciclo de manchas solares y de cambio en la ionosfera de la Tierra, como respuesta al ciclo de 11 años de actividad solar, o como resultado de la utilización del sistema HAARP. Como la atmósfera de la Tierra lleva una carga eléctrica, no es nada sorprendente encontrar estas ondas electromagnéticas resonantes, ya que forman parte de esta atmósfera, y sus influencias nos llegan directamente y producen los efectos que hemos descrito antes. Las edificaciones modernas, con sus grandes estructuras de hormigón, los cables de alta tensión y las grandes antenas forman grandes jaulas de Faraday que impiden la propagación de las ondas pertenecientes a este campo natural y, por tanto, afectan seriamente estas frecuencias. Pero hay discrepancias entre la medicina alternativa y la ciencia más conservadora. El espectro electromagnético al que estamos sometidos los humanos va mucho más allá de esta frecuencia. Para hacerlo breve y comprensible, nosotros no la llegamos a percibir debido a los múltiples ruidos y otras frecuencias a los que estamos sometidos, como rayos gamma de origen cósmico, actividad solar, rayos infrarrojos y los miles de frecuencias de onda de dispositivos inalámbricos, así como las frecuencias de origen geológico. Con toda esta amalgama que recibimos del campo terrestre resulta muy difícil detectar la constante frecuencia que emite la Tierra. La evolución del experimento de la botella la podemos encontrar en los últimos análisis de la NASA en 2011. Partiendo, como base de la observación, de los rayos en descargas eléctricas, se considera la ionosfera que rodea el planeta como un espacio cargado eléctricamente de manera positiva (+) mientras que la superficie de la Tierra conllevaría una carga negativa (-). Esto genera una tensión eléctrica que prevalece en la cavidad formada por el binomio Tierra – ionosfera.

En una manera simple de verlo, la tormenta eléctrica no es más que la tensión descargada entre las dos partes que, como resultado, origina fuertes ondas electromagnéticas conocidas como laresonancia de Schumann. Esta descarga que producen los rayos posee un componente que implica frecuencias que van desde 1 a 30 kHz . Este componente se denomina de “alta frecuencia“. Seguidamente, se generan ondas con frecuencias inferiores a 2 kHz, pero que aumentan su amplitud de forma progresiva. Este componente se denomina de “baja frecuencia“. La oscilación es la que produce en ondas electromagnéticas de muy baja frecuencia (VLF), con frecuencias de 3 a 30 kHz, que es usado típicamente en comunicaciones gubernamentales y militares, y también de frecuencia extremadamente baja, ELF (3 a 300 Hz). Las que son de tipo ELF se propagan como ondas en el espacio existente entre la superficie terrestre y la cavidad de la ionosfera. Los primeros experimentos, como se ha dicho anteriormente, tenían muy en cuenta las dimensiones y el radio de la Tierra para establecer una frecuencia constante, pero los últimos estudios han demostrado que el valor de esta frecuencia puede cambiar dependiendo de la composición atmosférica del planeta, ya que ésta tiende a variar la conductividad eléctrica. Y, ¿cómo se sabe esto? Pues la misión espacial CINDI de la NASA detectó la frecuencia de resonancia de Schumann a 60 millas de la atmósfera, por lo que quedó verificada su existencia y aceptada la predicción del Dr. Schumann. Por otro lado, ya existen varios estudios de neurobiólogos que demuestran que el cerebro humano es capaz de aumentar o modificar la emisión de ondas cerebrales al recibir un estímulo externo. Por ello, defienden que cualquier onda que llegue al rango 7-12 Hz es capaz de inducir un estado de relajación.

Varios estudios sobre el magnetismo terrestre sugieren que el norte magnético se está desplazando y esto produce una variación de frecuencia que provoca una alteración de la percepción del tiempo. La resonancia Schumann, que podemos considerar como el latido del corazón de la Madre Tierra, se supone que ha sido de 7.8 Hz durante miles de años. Un dato muy curioso y rodeado de misterio es que la frecuencia de la resonancia de Schumann tiende a aumentar su valor en los últimos años. Si el diámetro y tamaño de la Tierra no ha variado en millones de años, esto hace suponer que la percepción del transcurso de los días es que están pasando cada vez más rápido. Se desata aquí otro debate que relaciona la percepción humana del tiempo con la física. Pero desde 1986 ésta frecuencia ha estado creciendo ininterrumpidamente. Curiosamente en 1978 se empezó a utilizar el sistema HAARP para fines militares. La novedad es que se acaba de conocer que la frecuencia de la Tierra y el tiempo se aceleran. Por primera vez en la historia humana, la resonancia Schumann ha subido a 36 Hz y ello está provocando cambios y molestias a los seres humanos y, en general, a todos los seres vivos del planeta. El mes de junio de 2014 se consideró anómala la frecuencia de resonancia Schumann al comprobar que había subido al nivel de 15 a 25 Hz, pero en los primeros meses de 2017 saltó a más de 30. Esta evolución de la frecuencia de la resonancia Schumann vemos que nos ha llevado de la equivalencia de las ondas theta y alfa, pasando por las beta, hasta llegar a frecuencias cercanas a las ondas gamma. Las ondas gamma son el reflejo de un “uso coordinado” de diferentes regiones cerebrales. Las ondas gamma también parecen vinculadas a estados que poco tienen que ver con la concentración y el racionamiento, sino más bien con respuestas explosivas, como las situaciones de ansiedad o terror extremas. Cabe destacar también que las ondas gamma, así como cualquier otra onda cerebral, no son producto de la activación de ningún área concreta. Simplemente son un reflejo de la actividad cerebral más o menos sincronizada, que puede estar involucrando a cualquier área, no alguna especialmente, aunque su aparición sí correlaciona con procesos como los anteriormente descritos. Es decir, pueden aparecer ondas gamma durante la ejecución de tareas que impliquen una concentración en un cálculo, en tareas como la meditación o en un sentimiento extremo de ansiedad, pánico, etc. Como curiosidad, y hablando de meditación, hay que destacar que la lectura de ondas gama de mayor amplitud y frecuencia que han sido registradas hasta la fecha pertenecen a los cerebros de monjes budistas en proceso de meditación, que participaron en un experimento con lectura de encefalograma. No por ello podemos deducir que las ondas gamma son ondas que podemos considerar místicas o especiales. Simplemente son el reflejo de una alta actividad eléctrica de la cerebro que se relacionan con una alta activación emocional o con procesos cognitivos superiores propios del ser humano, como la conciencia, y que aparecen cuando “se ponen en marcha” varias regiones cerebrales al mismo tiempo, que no tienen por qué ser determinadas áreas, y que suponen un comportamiento eléctrico normal.

La primera vez que la frecuencia subió, los monitores de la sistema espacial ruso registraron este gran aumento y creyeron que su equipo estaba funcionando mal, pero más tarde descubrieron que los datos eran correctos. Algunas personas se están dando cuenta de que el tiempo se está acelerando, lo cual puede ser un resultado de la creciente frecuencia. La conciencia humana está afectada por el campo magnético de la Tierra y las alteraciones en su interior. Se dice que la frecuencia Schumann estaba en sintonía con las ondas alfa del cerebro humano y con los estados theta, pero está creciendo hasta sintonizar con las ondas gamma. Por lo tanto puede que esta aceleración se perciba a menudo como si el tiempo se hubiera acelerado y los eventos y los cambios en nuestra vida ocurrieran con más rapidez. Quizá también explique porque los cambios tecnológicos se están produciendo con tanta rapidez. Por ejemplo, tendríamos una percepción equivalente a 16 horas para un día de 24 horas. En otras palabras, la Tierra está cambiando su frecuencia vibratoria y quizás nosotros lo estamos haciendo también. Esta puede ser una de las muchas señales de que “estamos despertando“. Un informe de la revista Scientistdice que el campo magnético de la Tierra, a la que puede afectar la resonancia Schumann, se ha venido debilitando poco a poco durante los últimos 2.000 años y aún más en los últimos años. Esta aceleración puede hacer que nos sintamos más cansados, con mareos, depresión, e incluso extraños al levantar nuestras propias frecuencias para estar más “en sintonía” con la nueva Tierra. La adaptación no siempre es un proceso fácil, pero hay que tener en cuenta que todo es parte de su propio despertar. Estaríamos llegando al “Punto Cero” o cambio de Era que ha sido predicho, entre otros, por los antiguos Egipcios, Mayas, o Incas. Estos cambios se cree que han ocurrido cada 13.000 años, la mitad del tiempo de los casi 26.000 años ligados al ciclo completo de la precesión de los equinoccios, que se completó el pasado diciembre de 2012, cuando la línea Tierra – Sol se alineó con el centro de nuestra galaxia. Los antiguos astrónomos descubrieron el movimiento precesional completo del Sol a través del fondo de las constelaciones y se calculó la longitud de este ciclo en unos 26.000 años. El “Punto Cero” se cree que coincide con una inversión de los polos magnéticos. Y según los cálculos esto podría suceder en los próximos años.

Pero, ¿qué es la percepción? La percepción es la forma en que el cerebro detecta las sensaciones que recibe a través de los sentidos para formarse una impresión consciente o una interpretación de la realidad física de su entorno. Lo que son sólo frecuencias diferentes el cerebro las convierte en diferentes colores o sonidos, que realmente no existen como tales. También describe el conjunto de procesos mentales mediante los cuales una persona selecciona, organiza e interpreta la información proveniente de estímulos, pensamientos y sentimientos, a partir de su experiencia previa, de manera lógica o significativa. Para la filosofía, la percepción es la aprehensión psíquica de una realidad objetiva, distinta de la sensación y de la idea, y de carácter mediato o inmediato según la corriente filosófica. La percepción es el primer proceso cognoscitivo, mediante el cual los sujetos captan información del entorno. La razón de esta información es que usa la que está implícita en los estímulos captados por los sistemas sensoriales y que permiten al ser humano formarse una representación de la realidad de su entorno. La luz, por ejemplo, codifica la información sobre la distribución de la materia – energía en el espacio – tiempo, permitiendo una representación de los objetos en el espacio, su movimiento y la emisión de energía lumínica. A su vez, el sonido codifica la actividad mecánica en el entorno a través de las vibraciones de las moléculas de aire que transmiten lo que acontece en las superficies de los objetos, por ejemplo, al mover, chocar, fregar, romper, etc… En este caso son muy útiles las vibraciones generadas en los sistemas de vocalización de los organismos, que transmiten señales de un organismo a otro de la misma especie, útiles para la supervivencia y la actividad colectiva de las especies sociales. El caso extremo es el lenguaje en el hombre. El olfato y el gusto informan de la naturaleza química de los objetos, y pueden detectar otras plantas, animales o seres humanos como potenciales presas, depredadores o parejas. El olfato capta las partículas que se desprenden y disuelven en el aire, captando información a distancia, mientras que el gusto requiere que las sustancias entren en la boca, se disuelvan en la saliva y entren en contacto con la lengua. Sin embargo, olfato y gusto trabajan en sincronía.

Imaginemos que estamos contemplando un atardecer de otoño, oliendo un café con tostadas por la mañana, o escuchando el sonido de las gotas de lluvia al caer. ¿Y si nada de esto existe? ¿Y si el césped que vemos no fuera verde ni emanara fragancia alguna de las rosas que olemos? ¿Y si todo lo que creemos ver, oler, saborear, tocar y sentir fuera una invención de nuestro cerebro?, o como dijo David Hawkins: ¿Es el cerebro humano, a nivel fundamental, una admirable computadora interconectada con un campo de energía universal que sabe mucho más de lo que sabe que sabe? Los seres humanos siempre hemos considerado los sentidos como una puerta de acceso al mundo exterior, a través de los cuales exploramos nuestro entorno y obtenemos información sobre él. Aristóteles clasificó estos radares naturales del organismo en cinco: vista, oído, gusto, tacto y olfato. Y a estos hemos ido añadiendo otros, como el sentido del equilibrio, la temperatura, el dolor, la posición corporal y el movimiento. Sin embargo, nuestros sentidos no son simples captadores de la realidad, sino que transforman los fotones, con una dualidad onda – partícula, en imágenes, las vibraciones en sonido y las reacciones químicas en olores y sabores. Tampoco las percepciones que recrea el cerebro a partir de estos estímulos identifican el mundo exterior tal como es. De hecho, lo que nos rodea y la imagen mental que tenemos no tienen mucho que ver. El psicobiólogo Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología del Instituto de Neurociencia en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, y especializado en psicobiología y neurociencia cognitiva, en su libro ¿Cómo percibimos el mundo?, Se plantea lo siguiente: “¿Y qué nos importa si la realidad difiere de lo que construimos mentalmente? Para cada uno de nosotros lo más importante es lo que percibe nuestro cerebro, lo que sentimos, lo que captamos de eso que llamamos realidad, que no es otra cosa que un concepto filosófico, el medio en el que vivimos es pura materia y energía”. Todos los sentidos envían información al cerebro continuamente y con esta información se construye unmapa de la situación. Para poder sobrevivir en el entorno en que viven, todos los organismos necesitan poder reconocer las características de este entorno, así como percibir el mundo que les rodea a través de los sistemas sensoriales y crear una representación que les permita hacer valoraciones rápidas, detectar posibles peligros, etc… Y de descifrar la información que envían los sensores se encarga la mente. No registra todo lo que hay fuera de nosotros, sino que selecciona lo que considera importante para la supervivencia y la reproducción. Todo lo demás lo considera menos prioritario. Y con la información que recoge crea una representación del mundo.

Cuando una de las células sensibles o receptores sensoriales que recubren nuestro cuerpo detecta un estímulo en el ambiente, lo capta y, para poder enviarlo al cerebro, lo traduce en una señal eléctrica. Una vez llega allí esta información, el cerebro se encarga de organizarla, interpretarla y darle significado mediante un proceso llamado percepción. Y esto lo hace por fases. En primer lugar las señales que envían los receptores llegan a una primera área de procesamiento, donde se extraen las primeras características básicas de la información, como si se tratara de un primer procesamiento de los datos. Después pasa al tálamo, parte del encéfalo situada en la zona central de la base del cerebro, entre los dos hemisferios, formada por dos masas esféricas de tejido nervioso gris, y que interviene en la regulación de la actividad de los sentidos. Allí es donde se compara la nueva información con la antigua almacenada, para poder interpretarla. Y desde allí, se redirige a diferentes áreas sensoriales en el córtex cerebral, donde se acaba de determinar el significado y la importancia del nuevo estímulo, mediante un proceso de identificación. Y así se genera la percepción. “El conocimiento que tenemos del mundo depende del cerebro, que filtra la información que recibe, la procesa y la hace consciente, a su manera“, explica Morgado. Experimentamos ondas electromagnéticas pero no como tales, sino como imágenes y colores. Experimentamos compuestos químicos disueltos en agua o en el aire, pero como gustos y olores. Y todo ello, los colores, los sabores, los olores, son productos de nuestra mente, construidos a partir de experiencias sensoriales. Según Morgado: “Si un árbol se derrumbara en medio de bosque, no existiría un sonido. La caída del árbol crearía vibraciones. Sólo si estas vibraciones son percibidas por un ser humano tendríamos sonido. La mente humana tiene mucho de virtual en la forma en que transforma la realidad. La complejidad o la belleza que apreciamos en las cosas tienen que ver con la mente misma y sus posibilidades, y también con sus limitaciones“. Es la forma en que el cerebro hace que percibamos las diferentes formas de energía que circundan nuestro entorno. Fuera de nosotros no hay luz, sólo energía electromagnética; ni tampoco olores, sólo partículas volátiles.

Cada sensor de nuestro cuerpo está especializado en detectar un tipo de estímulo. Las células receptoras de los ojos se concentran en captar la luz pero no procesan información auditiva. Y lo fascinante es que podemos captar numerosos estímulos a la vez. En una fiesta, por ejemplo, estamos saboreando una copa de cava a la vez que hablamos con alguien y bailamos al ritmo de la música que suena. Además, los receptores registran la calidad de cada señal. Y es así como podemos detectar la luz en términos de brillo y color; o un sonido, con su tono y su timbre. Y los receptores espaciales pueden informarnos de la intensidad de cada estímulo, su origen, cuándo empezará o cuándo terminará. Hasta hace poco, se solía pensar que los sentidos actuaban de forma individual y que el cerebro los procesaba por separado. Cada uno se encargaba de un tipo de percepción. Los ojos veían, la boca degustaba, el oído oía, la nariz olía. Sin embargo, descubrimientos recientes parecen contradecir esta idea. En el año 2000, neurocientíficos de la Universidad de California llevaron a cabo un experimento en el que mostraban un flash de luz a una serie de individuos, a la que acompañaban de unos breves tonos sonoros. Curiosamente, la mayoría de los participantes afirmaban haber visto dos flashes de luz en lugar de uno. El mismo sucedía cuando los investigadores, en vez de usar un estímulo sonoro, daban unos suaves toques en el brazo de los participantes mientras se disparaba el flash de luz. La vista, que es quizás el sentido en que más confiamos y el que domina sobre el resto, se podía alterar y confundir a través del oído y del tacto. Pero eso no es todo. Existen más estudios que demuestran como unos sentidos influyen sobre los demás. Sabemos que, en general, tendemos a encontrar más sabrosos aquellos alimentos que al comerlos generan un ruido crujiente, como la zanahoria o los cereales. O que pensamos que una comida es más o menos deliciosa en función de la música o del ruido en el ambiente. Incluso nuestra opinión sobre la textura de un plato se puede ver modificada por un olor.

Y curiosamente, aunque el cerebro es el artífice de todas las percepciones, lo sentimos en el cuerpo, en la parte que haya sido estimulada. Si nos dan un golpe en una pierna, aunque la percepción de dolor se genera en el cerebro, el dolor lo sentimos en la extremidad. Es curioso, porque en personas que, por ejemplo, pierden una pierna o un brazo, durante cierto tiempo siguen teniendo la sensación de tacto o de dolor en el miembro fantasma, que ya no tienen, lo que demuestra, señala Morgado, que las percepciones son puramente cerebrales. Pero, ¿se trata de e las mismas percepciones? Los humanos compartimos la mayoría de percepciones, porque muchas de ellas son innatas. Es más, tenemos el mismo sistema fisiológico, que nos permite captar estímulos del ambiente y procesarlos. Si notamos olor a quemado, seguramente nos pondremos en alerta; y nos sobresaltamos si a medianoche nos despertamos por el ruido de cristales rotos. Pero que percibimos las mismas sensaciones, no quiere decir que lo hagamos de la misma manera. Excepto las personas con algún problema visual, todos coincidimos en que los plátanos y los limones son de color amarillo. Ahora bien, si todos vemos el mismo amarillo es imposible de saber, porque para comprobarlo deberíamos meternos en la piel y en la mente de los demás. Pero no importa que diferentes personas tengan diferentes cualidades perceptivas ante los mismos estímulos. Lo importante es que coincidamos y podamos comunicarnos. De alguna manera, todos vivimos en un mundo imaginario, que vamos creando cada día, y lo realmente sorprendente y fascinante es que podamos compartirlo con otros. Se cuenta que Sigmund Freud o Charles Darwin sufrían amusia, un deterioro de la capacidad del cerebro para distinguir las características básicas de las notas musicales. Es un trastorno que padece un 4% de la población y forma parte de los desórdenes neurológicos conocidos como agnosias. De estas hay de muchos tipos, desde personas incapaces de reconocer la cara de sus familiares o la suya propia, hasta aquellas que no pueden clasificar los colores, o las voces, o que no reconocen partes de su cuerpo.

Este tipo de trastornos se producen debido a una lesión en el cerebro, aunque a veces son de nacimiento. Una de las más curiosas es la agnosia visual – espacial, personas que no tienen conciencia de que existe, por ejemplo, el espacio izquierdo, por lo que comen sólo la parte derecha del plato, ven sólo los edificios de la parte derecha de la calle, o se afeitan sólo la parte derecha de la cara. El premio Nobel de Física Richard Feynmann dijo una vez que “cuando miro ecuaciones, veo todas las letras en colores“. Aquello era una descripción de una facultad poco común que tienen algunas personas de mezclar sentidos. Los sinestésicos pueden percibir colores al comer alimentos con determinados sabores, tocar determinadas texturas y sentir melodías; o también ver colores en las letras o en torno a las personas. Vladimir Nabokov, el escritor ruso que escribió la popular novela Lolita, veía colores al escuchar los nombres de las letras y afirmaba en su autobiografía que “La a larga del alfabeto inglés tiene para mí el color de la madera a la intemperie, mientras que la a francesa evoca una superficie de ébano“. Esta capacidad del cerebro para enriquecer los sentidos es más frecuente entre los artistas que entre cualquier otro grupo de personas. Franz List, Sibelius, Duke Ellington, Bernstein, Rimbaud y Baudelaire fueron sinestésicos, entre muchos otros. En los últimos años, gracias a las tecnologías de imagen cerebral, se ha podido estudiar qué es lo que ocurre en el cerebro de los sinestésicoscuando su sistema perceptivo entra en marcha. Fue así como han visto que cuando una persona con sinestesia escucha música, su cerebro registra actividad en las partes relacionadas con la vista y también con la audición. Los sentidos de estas personas están comunicados entre ellos.

Extrañamente Tesla creía, al igual que William Burroughs, que todo lo que puede hacerse químicamente en el cerebro puede hacerse eléctricamente. William Burroughs fue un novelista, artista visual, ensayista y crítico social estadounidense. Su obra tiene una importante carga autobiográfica, y en ella se plasma su adicción a diversas sustancias, como la heroína. La experimentación, el surrealismo y la sátira constituyen, además, algunos de los elementos más destacados de sus novelas. Sus primeras publicaciones se engloban dentro de la Generación Beat, esto es, el grupo de intelectuales y artistas estadounidenses que definieron y dieron forma a un tipo de contracultura tras la Segunda Guerra Mundial. No en vano, Burroughs mantuvo importantes contactos con escritores como Allen Ginsberg, Gregory Corso, Jack Kerouac y Herbert Huncke. Con Allen Ginsberg mantuvo una duradera amistad, de cuya correspondencia escrita se han editado recopilaciones como el libro Las cartas de la ayahuasca. Pero la influencia de su literatura trascendió ampliamente este movimiento, dejándose sentir posteriormente en otras manifestaciones artísticas de tipo contracultural. la opinión de Tesla de que todo lo que puede hacerse químicamente en el cerebro puede hacerse eléctricamente, es algo que se ha comprobado hasta cierto punto a través de la foto estimulación y su naciente industria de las máquinas de luz y sonido, las cuales envían frecuencias de luz a ciertos ritmos para inducir a las ondas cerebrales a cambiar su frecuencia a estados Alfa, Beta, Gamma o Theta. Las ondas cerebrales son el resultado de la actividad eléctrica producida por el cerebro. Estas ondas son de muy baja amplitud en los seres humanos y no siempre siguen una sinusoide regular. Estas ondas pueden ser detectadas mediante el electroencefalograma y se clasifican en: ondas Delta (1 a 3 Hz ); ondas Theta (3,1 a 7,9 Hz); ondas Alfa (8 a 13 Hz); ondas Beta (14 a 29 Hz); y ondas G amma (30 a 100 Hz), que son un caso especial. Las ondas Beta se producen cuando el cerebro está despierto e implicado en actividades mentales. Son ondas amplias y de mayor velocidad de transmisión. Su frecuencia oscila entre 14 y 29 Hz. Denotan una actividad mental intensa. Cuando una persona está dando un discurso o una charla, o bien estudiante, resolviendo un problema de matemáticas, etc., su cerebro se encuentra emitiendo este tipo de ondas Beta. Las ondas Alfa representan un estado de escasa actividad cerebral y de relajación. Estas ondas son más lentas y de mayor amplitud que las Beta. Su frecuencia oscila entre 8 y 13 Hz. Una persona que ha terminado una tarea y se sienta a descansar, se encuentra a menudo en un estado Alfa , así como la persona que está haciendo un paseo y disfrutando del paisaje.

Las ondas Theta son ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 3,1 y 7,9 Hz). Se consiguen bajo un estado de calma profunda o meditación. La persona que está fantaseando o soñando despierta, se encuentra en este estado, así como la persona que después de conducir un rato, de repente se da cuenta que no recuerda como ha hecho los últimos kilómetros. Se dice que es un estado de inspiración de ideas y soluciones creativas. Se trata de un estado en que las tareas realizadas se han automatizado y ya no se necesita tener un control consciente de su ejecución, por lo que el sujeto puede distanciarse mentalmente. Es decir, que su mente esté en “otro lugar“. Las ondas Delta son las ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 1 y 3 Hz). Nunca llegan a cero, ya que eso significaría la muerte cerebral. Se generan ante un estado de ‘sueño profundo’. Cuando nos vamos a dormir, las ondas cerebrales van pasando sucesivamente de beta a alfa, theta y finalmente delta. Durante el sueño se producen ciclos que duran unos 90 minutos. Cuando una persona despierta de un sueño profundo, la frecuencia de sus ondas cerebrales se va incrementando progresivamente, pasando de delta en theta, después alfa y finalmente beta. Durante este proceso de despertar, no es extraño que una persona permanezca en un estado theta durante un cierto tiempo, por ejemplo durante unos 15 minutos. Esto le permitirá tener un libre flujo de ideas, lo que puede aportarle soluciones, ideas nuevas o nuevos puntos de vista . De este modo es un estado especialmente creativo y productivo. Las investigaciones han mostrado que, aunque un estado cerebral, con algún tipo de onda que puede predominar en un momento dado, los otros tipos de ondas restantes están también presentes en todo momento. Es decir, mientras una persona está implicada en una actividad mental, produciendo ondas beta predominantemente, las ondas alfa, theta y delta también se están produciendo, aunque sólo estén mínimamente presentes. Las ondas cerebrales son algo cotidiano, consecuencia física de la actividad eléctrica que pasa en nuestro cerebro. Son algo completamente normal, ya que su ausencia significaría que estamos muertos.

Descubrimos varias de estas ondas cerebrales humanas en las fases de sueño. También comprobamos como cada noche nuestro cerebro entra en un ciclo de cambio de fases de actividad que se refleja en la producción de diferentes tipos de ondas. Descubrimos básicamente dos: las ondas theta, aquellas ondas que adquieren gradualmente una baja frecuencia (entre 3,1 y 7,9 Hz) que sirven de “puente” entre las ondas de la vigilia y las de sueño profundo, y que aparecen cuando comienza el sueño. También las ondas delta, aquellas ondas características de sueño profundo de muy reducida frecuencia (entre 1 y 3 Hz) y alta amplitud, que son reflejo de una sincronización de los grupos neuronales y, por tanto, de descanso metabólico de estas células. Asimismo descubrimos sucintamente las ondas alpha y beta, características de una vela de reposo y de una vigilia activa respectivamente. Estas ondas presentan una alta frecuencia y una considerable amplitud que son reflejo de una alta actividad cortical sincronizada. Descubrimos también que las magnitudes a tener en cuenta de las ondas son la frecuencia y su amplitud. Una frecuencia alta es reflejo de una alta velocidad de disparo de potenciales de acción neuronal o impulsos eléctricos, mientras que una alta amplitud es reflejo de una actividad de disparo sincronizada. Las neuronas, como cualquier célula, tienen un potencial de acción, que es la energía almacenada lista para efectuar una acción o disparo en el momento que el estímulo lo indique. Se puede decir, a modo de resumen, que a mayor frecuencia, mayor velocidad de disparo neuronal, y a una gran amplitud, mayor número de neuronas activadas en ese preciso instante. Cambios en la amplitud de onda indican cambios en la sincronización neuronal. Podemos decir que la frecuencia responde a cuando disparan las neuronas mientras que la amplitud responde a cuántas neuronas disparan en este momento.

Las ondas cerebrales gamma, que no tienen nada que ver con los rayos gamma, son las ondas de mayor frecuencia y menor amplitud que se registran como reflejo de nuestra actividad cerebral. Aunque se han documentado ondas gamma en frecuencias de hasta 100 Hz, el estado “normal” de aparición en nuestro cerebro es de una frecuencia de unos 40 Hz. Estas ondas gamma son reflejo de una alta actividad cerebral, además de la que se puede atribuir a la presencia de ondas beta. La presencia de ondas gamma cerebrales en el electroencefalograma significa que nuestras neuronas están “trabajando deprisa“. Sabemos que muchos de nuestros procesos cognitivos no aparecen de la actividad de una única área cerebral. Muchas funciones necesitan la actividad de varios grupos neuronales de forma coordinada. Aunque esto ocurre en muchos procesos cotidianos, la realidad es que parece que la mayor activación de diferentes áreas cerebrales tiene mucho que ver con procesos cognitivos de alto nivel, como la conciencia, la atención, la concentración o el razonamiento en que predominan las ondas gamma. Esta activación rápida de varios grupos neuronales está considerada por una parte de los neurocientíficos como la solución al conocido como problema de la integración, es decir, como diferentes tipos de información (visual, sonora, interoceptiva, memoria, emociones, etc.) procesadas en diferentes partes del encéfalo y que no confluyen en ningún punto concreto, pueden dar lugar a una percepción integrada de la realidad.

Según Tesla: “Si podemos controlar este sistema de resonancia electrónicamente, podemos controlar el sistema mental de la humanidad“. Algunos dicen que este es el gran secreto de Nikola Tesla y de las bases secretas del proyecto HAARP de Estados Unidos. Y tal vez esta sea la razón por la cual uno de los genios más grandes de la historia de la humanidad casi no es mencionado en la literatura científica. El proyecto HAARP (High Frequency Active Auroral Research Program) fue iniciado en 1993 como una investigación financiada por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, la Marina y la Universidad de Alaska para “entender, simular y controlar los procesos ionosféricos que podrían cambiar el funcionamiento de las comunicaciones y sistemas de vigilancia“. Este proyecto, fue inspirado, sin duda, por la Torre Wardenclyffe de Tesla y sus experimentos de transmisión inalámbrica. En 1998 una serie de científicos manifestaron su preocupación de que HAARP pudiese ser usado como un arma dirigida a destruir aeronaves o para interferir las comunicaciones en cualquier punto del planeta. En su resolución de 28 de enero de 1999 sobre medio ambiente, seguridad y política exterior, el Parlamento Europeo señalaba que el proyecto HAARP estaba diseñado para manipular el medio ambiente con fines militares. Hay un documento del Ejercito de Estados Unidos donde se dice: “Las potenciales aplicaciones de los campos electromagnéticos artificiales son diversas y pueden ser usados en muchas situaciones militares o cuasi-militares. Algunos de los usos potenciales van desde el control de masas, el combate de grupos terroristas, el control de las instalaciones de seguridad militar y técnicas anti-personas en tácticas de guerra. En todos los casos los sistemas electromagnético serían usados para producir de leves a severas perturbaciones psicológicas o distorsión perceptiva“.

Se sabe que la ionosfera nos protege de las radiaciones mortales que nos llegan del Sol y del espacio. Y actualmente, mediante ondas de radio de alta frecuencia, se pueden hacer agujeros en esta cobertura protectora, corriendo con el terrible riesgo de poner fin a la frágil evolución planetaria y humana. Las consecuencias podrían ser devastadoras, causando daños irreversibles. El proyecto HAARP, también conocido como “Arpa del Diablo“, es tan polémico como peligroso. Sus defensores hablan de ventajas de carácter científico, geofísico y militar, pero sus detractores están convencidos de que podría tener consecuencias catastróficas para nuestro planeta, desde peligrosas modificaciones en la ionosfera, hasta la manipulación de la mente humana. Nick Begich, miembro por Alaska del Partido Demócrata de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, y que se presume que murió en el accidente de un avión ligero en Alaska en 1972, y la periodista Jeanne Manning, autora de Breakthrough Power, realizaron una investigación al respecto, planteando la hipótesis de que el proyecto HAARP podría tener peores consecuencias para nuestro planeta que las pruebas nucleares. Begich y Manning estaban convencidos de que, a través del proyecto HAARP, se estaría enviando hacia la ionosfera un haz de partículas electromagnéticas orientadas y enfocadas que estarían contribuyendo al calentamiento.

Sin embargo, la versión oficial insiste en que HAARP es una investigación académica con el objetivo de cambiar las condiciones de la ionosfera para obtener mejoras en las comunicaciones mundiales. Con la puesta en marcha del proyecto HAARP, los militares conseguirían un arma altamente destructiva. Según la Dra. Rosalie Bertell, HAARP forma parte de un sistema integrado de armamento, que tendrá consecuencias ecológicas potencialmente devastadoras. HAARP podría contribuir a cambiar el clima bombardeando intensivamente la atmósfera con rayos de alta frecuencia. Convirtiendo las ondas de baja frecuencia en alta intensidad, esto podría también afectar a los seres humanos, y no se puede excluir que también posea efectos tectónicos. El físico Bernard Eastlund hace referencia a un “método y un equipo para cambiar una región de la atmósfera, ionosfera y / o magnetosfera“. Se dice que el proyecto HAARP forma parte del arsenal de armas del Nuevo Orden Mundial bajo la Iniciativa de Defensa Estratégica. Se considera que se podrían desestabilizar economías de diferentes países mediante manipulaciones climáticas. Lo que es más importante, esto puede ser implementado sin que el enemigo tenga conocimiento y sin comprometer a personal o equipo militar, como ocurre en una guerra convencional, el que resultaría en la desestabilización de sistemas agrícolas y ecológicos. Pero es de esperar que la resonancia Schumann se utilice para hacer el bien y no para hacer el mal.

Ahora bien, se cree que la resonancia Schumann también constituye quizás la base del proceso de percepción extrasensorial (PES) de tipo radar para todos los seres vivos. Se dice percepción extrasensorial a la supuesta habilidad que permitiría adquirir información por medios diferentes a los sentidos conocidos. La percepción extrasensorial se denomina a veces sexto sentido, pues vendría después de los cinco primeros sentidos, que se consideran los cinco sentidos «clásicos». El término percepción extrasensorial fue acuñado por Joseph Banks Rhine, pionero de la parapsicología, pero la noción de la percepción extrasensorial existe desde la antigüedad. Los antiguos chamanes y oráculos basaban su trabajo en el supuesto uso de poderes sobrenaturales para obtener conocimiento, como son la precognición o la clarividencia. Ancestralmente siempre se ha relacionado el uso de estos poderes con alguna deidad o poder diabólico, no siendo hasta el siglo XX cuando, además, se intenta profundizar y darle una explicación más científica. Diferentes frecuencias pueden ser absorbidas y enviadas por todo objeto según esquemas de interferencias específicos. Estas “ondas que resuenan” se pueden modular intencionadamente en la frecuencia o en su forma con diferentes finalidades: a) para provocar bienestar; b) con fines destructivos. Como ejemplos de los diferentes fines, podemos señalar las ELF (extremadamente baja frecuencia) y las ULF (ultra baja frecuencia). Se cree que estas frecuencias están manipulando deliberadamente mediante la tecnología HAARP, que es un programa denunciado por varios activistas ecológicos y grupos científicos. Todo parece indicar que el ritmo vibratorio de nuestro medio ambiente, el motor fundamental de toda la vida sobre nuestro planeta, estaría seriamente amenazado por las manipulaciones humanas de la ionosfera, como parece se hace con la tecnología del programa HAARP.

Los pulsos emitidos artificialmente estimulan la ionosfera creando ondas que pueden recorrer grandes distancias a través de la atmósfera inferior y penetran dentro de la tierra para encontrar depósitos de misiles, túneles subterráneos, o comunicarse con submarinos sumergidos, entre muchas otras aplicaciones. Hay una electricidad flotando sobre la Tierra llamada Electrojet Aureal. Al depositar energía en ella se cambia el medio, cambiando la corriente y generando ondas ELF y ULF. HAARP tiene la intención de acercar el Electrojet Aureal a la superficie terrestre con el objetivo de aprovecharlo en una gran estación generadora. HAARP enviará haces de radiofrecuencia dentro de la ionosfera sabiendo que los Electrojet Aureal afectan el clima global. Algunas veces, durante una tormenta eléctrica, llegan a tocar la Tierra, afectando las comunicaciones por cables telefónicos y eléctricos, la interrupción de suministros eléctricos e incluso alteraciones en el estado del ser humano. HAARP actuaría como un gran calentador ionosférico, el más potente del mundo. En este sentido podría tratarse de la más sofisticada arma geofísica construida por el hombre. De acuerdo con la Dra. Rosalie Bertell, científica, autora, activista ambiental, epidemióloga y monja católica estadounidense: “HAARP forma parte de un sistema integrado de armamentos, que tiene consecuencias ecológicas potencialmente devastadoras. Se relaciona con cincuenta años de programas intensos y destructivos para controlar la atmósfera superior. Sería precipitado no asociar HAARP con la construcción de laboratorio espacial que está siendo planeado por los Estados Unidos. HAARP es parte integral de una larga historia de investigación y desarrollo espacial de naturaleza militar. Las implicaciones militares de la combinación de estos proyectos son alarmantes. teniendo en cuenta la capacidad de HAARP para producir cantidades muy grandes de energía, comparable a una bomba atómica, en cualquier parte de la tierra, y por medio de haces de láser y partículas. El proyecto será probablemente vendido al público como un escudo espacial o, para los más ingenuos , como un sistema para reparar la capa de ozono“. Fuera de la manipulación climática, Según la Dra. Rosalie Bertell, HAARP tiene otros usos relacionados: “HAARP podría contribuir a cambiar el clima bombardeando intensivamente la atmósfera con rayos de alta frecuencia. Convirtiendo las ondas de baja frecuencia en alta intensidad podría también afectar a los cerebros humanos, y no se puede excluir que tenga efectos tectónicos“.

Como la mayoría de los descubrimientos científicos, la resonancia Schumann tiene su parte buena o mala, dependiendo del uso que se le dé. Robert Beck, investigador y físico, hizo investigaciones sobre la actividad de las ondas cerebrales en los llamados “sanadores” en diferentes culturas y religiones, como médiums, chamanes, curanderos, etc., que, independientemente de sus sistemas de creencias, manifestaban modificaciones de laresonancia Schumann casi idénticos en el momento de sus acciones de “curación“. Se producía una actividad de ondas cerebrales de 7,8 a 8 Hz, que duraba de uno a varios segundos y que se sincronizaban sorprendentemente con las pulsaciones geoeléctricas de la Tierra. Según Robert Beck: “El ADN, los ventrículos cervicales y las estructuras celulares del cuerpo humano pueden funcionar como antenas que detectan y descifran las señales ELF globales y locales“. Beck sugiere que los cristales líquidos, que son elementos intrínsecos de las membranas celulares, actúan como mecanismos de detección, amplificación y memorización para los esquemas de frecuencia ELF existentes en el medio ambiente. Las proteínas tienden a orientarse según frecuencias ELF, que resuenan entre 7,8 y 10 Hz y que son muy sensibles a los cambios de la frecuencia ELF. La estructura y la organización de los tejidos vivos son controladas por el ADN. Es por todo ello que existe una estrecha relación entre los desórdenes en el comportamiento humano y los períodos de perturbaciones solares y magnéticas. Algunos estudios pusieron de manifiesto que las personas sometidas a un aislamiento respecto a los ritmos electromagnéticos normales, desarrollarán irregularidades y ritmos fisiológicos caóticos. Estos ritmos son restablecidos por la intervención de un campo eléctrico de entre 7,8 y 10 Hz.

Las anomalías geomagnéticas, como las tensiones tectónicas o las perturbaciones del campo geomagnético, pueden inducir algunas formas de percepción paranormal, como alucinaciones visuales y auditivas, o los TLT (transitorios del lóbulo temporal). El lóbulo temporal es una parte del cerebro, localizada frente al lóbulo occipital, aproximadamente detrás de cada sien, que tiene un papel importante en tareas visuales complejas, como el reconocimiento de caras. Es la “corteza primaria de la audición” del cerebro. También recibe y procesa información de los oídos, contribuye al equilibrio, y regula emociones y motivaciones como la ansiedad, el placer y la ira. El lóbulo temporal medial, que forma parte del lóbulo temporal, incluye un sistema de estructuras anatómicamente relacionadas que son básicas para la memoria declarativa o el recuerdo consciente de hechos y acontecimientos, que incluye la región de la hipocampo. Este sistema está relacionado fundamentalmente con la memoria y funciona junto con el neocórtex, estructura que en los seres humanos conforma la mayor parte de la corteza cerebral, concretamente el 90% de ella, para establecer y mantener una memoria a largo plazo. La frecuencia extremadamente baja ELF es la banda de radiofrecuencia comprendida entre los 3 y los 300 Hz, usada por la Armada de los Estados Unidos y la Armada Rusa para la comunicación con submarinos sumergidos a gran profundidad y otras clases de naves. Debido a la conductividad eléctrica del agua del mar, los submarinos se encuentran aislados de la mayoría de las comunicaciones electromagnéticas. Pero señales en el rango de frecuencias ELF pueden penetrar a mucha más profundidad.

Son dos los factores que limitan la utilidad de los canales de comunicaciones ELF: a) la baja tasa de transmisión de datos, de sólo unos pocos caracteres por minuto; b) y, en menor grado, su naturaleza unidireccional debido al poco práctico que resultaría instalar un transmisor del tamaño requerido en un submarino, ya que los transmisores necesitan tener un tamaño enorme para que los usuarios puedan llevar a cabo una comunicación con éxito. En general, las señales ELF se usaban para ordenar a los submarinos que se elevaran a un nivel poco profundo para que pudieran recibir información de alguna otra forma. Una de las dificultades que se presentan cuando se transmite en el rango de y ELF es el tamaño del a antena. Las antenas deben tener un tamaño aproximado a la mitad de la longitud de onda con la que operan. Para las frecuencias en la banda ELF, entre los 30 y los 300 Hz, las longitudes de onda equivalentes en el vacío son del orden de los 100.000 y 10.000 km respectivamente. En comparación, el diámetro de la Tierra varía entre los 12.715 km (entre los polos) y los 12.756 km (ecuatorial). Debido a este requisito de tamaño, para transmitir a escala internacional usando frecuencias ELF, la Tierra en sí misma se debería usar como una antena. Como ya hemos indicado, la Tierra presenta ondas ELF de forma natural debido a la resonancia de la región comprendida entre la ionosfera y la superficie. Se inician con los rayos, que hacen oscilar los electrones de la atmósfera. Fundamentalmente la cavidad de la ionosfera terrestre tiene una longitud de onda igual a la circunferencia de la Tierra, que da como resultado una frecuencia de resonancia de 7,8 Hz. Esta frecuencia, y otras ondas resonantes de 14, 20, 26 y 32 Hz aparecen como picos en el espectro ELF. Como ya hemos dicho, a este fenómeno se llama resonancia de Schumann .

Parece claro que la tecnología ideada por Tesla puede ser usada para crear armas poderosas, como rayos de partículas de alta frecuencia u ondas de frecuencia baja, que pueden ser utilizadas para afectar nuestras ondas cerebrales y posiblemente inducir un estado mental determinado. Lo cierto es que la cuestión de los campos electromagnéticos de la Tierra y del sistema solar es clave para nuestro futuro. Los estudios más serios en relación a una posible catástrofe global apuntan a que una tormenta geomagnética sería una de las formas más probables, ya que estamos inextricablemente conectados a la electricidad del universo. Tal vez, si la humanidad hubiera puesto en práctica la energía alternativa de Tesla, en estos momentos posiblemente no nos enfrentaríamos a la crisis global de cambio climático que puede alterar de manera importante nuestro futuro y que podría ser fatal para el planeta. Pero como dijo Tesla “la ciencia es perversa sino toma el camino de mejorar la humanidad“.

Pero, ¿qué es la vibración y la frecuencia? y ¿qué influencia tienen en nuestra vida? Por definición la materia es todo lo que tiene masa, peso y ocupa un lugar en el espacio. Todo en el universo es materia, desde las lejanas galaxias que podemos observar a través de un telescopio hasta el móvil que estamos utilizando. Todo está hecho de materia. Toda la materia está formada a partir de unas partículas pequeñísimas llamadas átomos, los cuales a su vez están constituidos por partículas todavía más pequeñas llamadas partículas subatómicas, como los electrones, los protones y los neutrones. En Física la energía se define como la capacidad de realizar un trabajo, producir movimiento, cambio o transformación. Lo sorprendente es que todo en el Universo conocido está hecho de materia y energía. La materia está compuesta de átomos y moléculas y la energía provoca que los átomos y las moléculas estén en constante movimiento, girando alrededor de sí mismas, vibrando y creando vida. La Física se ha preocupado tanto por estudiar la materia que ha creado una rama llamada física de partículas, la cual estudia los componentes elementales de la materia, como los átomos y las partículas subatómicas, así como las interacciones entre ellos. Esta rama de la física, a medida que ha ido descendiendo en el mundo microscópico, ha descubierto que las partículas parecen desvanecerse en entidades ondulatorias o vibraciones. Pero ello no implica que los átomos y las moléculas no existan, sino que al observar con mayor detalle lo que se encuentra son múltiples partículas que se crean y se destruyen continuamente, provocando que el llamado vacío esté realmente lleno de campos de energía.

Aunque nos imaginamos a las partículas subatómicas (electrones, protones y neutrones) como pequeñísimas, existe la Teoría de Cuerdas que nos explica que si viésemos una partícula subatómica con un potente microscopio nos daríamos cuenta de que en realidad no es un punto, sino un pequeño lazo o cuerda que vibra en el espacio-tiempo. En otras palabras, estas cuerdas son “estados vibracionales” y lo que hace vibrar a estas cuerdas es la energía. Una vibración es la propagación de ondas de energía y se puede considerar como una oscilación o movimiento repetitivo. Tal como ya hemos dicho Nikola Tesla decía: “Si quieres encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración“. Cuando hablamos de vibración estamos partiendo del hecho de que todo es energía, pues la energía es quien controla a la materia. Lo que llamamos materia no son más que movimientos vibratorios. Todo en el universo tiene una vibración molecular, nada está en reposo, todo se mueve, vibra y circula en distintas frecuencias que se comunican entre sí. La frecuencia es el número de repeticiones por unidad de tiempo de cualquier evento. Para calcular la frecuencia de un suceso, se contabilizan un número de ocurrencias de este, teniendo en cuenta un intervalo temporal, y luego estas repeticiones se dividen por el tiempo transcurrido. La frecuencia se mide en hercios (Hz), en honor a Heinrich Rudolf Hertz. Un hercio es la frecuencia de un suceso o fenómeno repetido por segundo. Otras unidades para indicar frecuencias son las revoluciones por minuto, las pulsaciones del corazón, que se miden en latidos por minuto, y el tempo musical, que se mide en «pulsos por minuto». Un método alternativo para calcular la frecuencia (en una onda) es medir el tiempo que transcurre entre dos crestas de la onda (periodo) y luego calcular la frecuencia usando la siguiente relación: Frecuencia (f) = 1 / Periodo (T).

En física, una onda consiste en la propagación de una perturbación de alguna propiedad del espacio, como densidad, presión, campo eléctrico o campo magnético, implicando un transporte de energía sin transporte de materia. El espacio perturbado puede contener materia (aire, agua, etc.) o no (vacio). Una vibración puede definir las características necesarias y suficientes que caracterizan un fenómeno como la onda. La teoría de ondas se conforma como una rama característica de la física que se ocupa de las propiedades de los fenómenos ondulatorios, independientemente de cuál sea su origen físico. Por ejemplo, la acústica se diferencia de la óptica en que las ondas sonoras están relacionadas con aspectos más mecánicos que las ondas electromagnéticas, que son las que gobiernan los fenómenos ópticos. Por tanto, las diferencias en el origen o naturaleza de las ondas producen ciertas propiedades que caracterizan cada onda, manifestando diferentes efectos en el medio en que se propagan. Por ejemplo, en el caso del aire podemos hablar de vórtice y ondas de choque; en el caso de los sólidos podemos hablar de dispersión; y en el caso del electromagnetismo podemos hablar de presión de radiación. Pero tenemos diferentes ejemplos de ondas, como las olas del mar, que son perturbaciones que se propagan por el agua; las ondas de radio, las microondas, las ondas infrarrojas, la luz visible, la luz ultravioleta, los rayos X, y los rayos gamma, que conforman la radiación electromagnética, en que la propagación es posible sin un medio, a través del vacío. Además, las ondas electromagnéticas viajan a la velocidad de la luz. También tenemos las ondas sonoras, que son ondas que se propagan por el aire, los líquidos o los sólidos; las ondas sísmicas en los terremotos; o las ondas gravitacionales, que son fluctuaciones en la curvatura del espacio – tiempo predichas por la relatividad general. Por ejemplo, las ondas de radio son un tipo de radiación electromagnética con longitudes de onda en el espectro electromagnético más largo que la luz infrarroja.

Cuando las ondas viajan de un medio a otro, como por ejemplo de aire a agua, la frecuencia de la onda se mantiene constante, cambiando sólo su longitud de onda y la velocidad. En el espectro electromagnético completo hay una parte que señala la porción visible de la radiación electromagnética. La luz visible es una onda electromagnética que consiste en oscilaciones eléctricas y campos magnéticos que viajan por el espacio. La frecuencia de la onda determina el color: 4 × 1014 Hz es la luz roja, 8 × 1014 Hz es la luz de color violeta, y entre éstos, en el rango entre 4 y 8 × 1014 Hz, están todos los demás colores del arco iris. Una onda electromagnética puede tener una frecuencia de menos de 4 × 1014 Hz, pero no será visible para el ojo humano, nombrando tales ondas como infrarrojos. Para frecuencias menores tenemos las microondas, y en las frecuencias todavía más bajas tenemos las ondas de radio. Del mismo modo, una onda electromagnética puede tener una frecuencia mayor que 8 × 1014 Hz, pero será invisible para el ojo humano. Estas ondas se llaman ultravioleta. Las ondas de frecuencia mayor que el ultravioleta se llaman rayos X, y con frecuencias más altas encontramos los rayos gamma. Todas estas ondas, desde las de radio de baja frecuencia hasta los rayos gamma de alta frecuencia, son fundamentalmente las mismas, en el que todas ellas son llamadas radiación electromagnética y viajan a través del vacío a la velocidad de la luz. Otra característica de una onda electromagnética es la longitud de onda, que es inversamente proporcional a la frecuencia, por lo que una onda electromagnética con una frecuencia más alta tiene una longitud de onda más corta, y viceversa.

El sonido es un fenómeno físico que consiste en la vibración de una fuente que lo propaga a través del aire u otro medio elástico y es percibida por un receptor: el aparato auditivo humano. Esta vibración puede ser más o menos frecuente, se repite más o menos veces en la unidad de tiempo, y a esta propiedad se le llama precisamente frecuencia, la cual, por convención, se mide en ciclos por segundo. Cuanto más frecuentes son las vibraciones, que implica más ciclos por segundo, el oído percibe el sonido, definiéndolo como más «agudo», y al revés, cuando menos frecuentes son las vibraciones, como más «grave». El oído humano tiene un rango de percepción limitado, que muy aproximadamente, ya que varía en cada individuo y con la edad, va desde 20 hasta 20.000 Hz. Por debajo se encuentran los infrasonidos, y por encima, los ultrasonidos. Para que nos hagamos una idea, la frecuencia más baja que podemos percibir es una nota musical Laa 27,5 Hz, muy cerca del límite inferior audible para una persona normal. El infrasonido puede ser producido por muchos fenómenos diferentes, como pueden ser las tormentas, los fuertes vientos estacionales, los patrones del clima y algunos tipos de terremotos. Un dato casi desconocido es que las frecuencias sonoras que se encuentran en el espectro de los infrasonidos, aunque no las escuchemos, nos generan emociones primarias, como ansiedad, tristeza y ataques de pánico, y dificultan nuestro trabajo intelectual. En otras palabras, el cerebro es capaz de percibir ondas que el oído no oye. Esto podría explicar que algunas escenas cinematográficas, aparentemente mudas, nos generan un desasosiego inexplicable. Una de las frecuencias más estudiadas han sido los 19 Hz, en el límite inferior de la franja del oído humano, una frecuencia que nos provoca malestar, mareo, miedo y, incluso, hacernos hiperventilar. Se encuentra muy próxima a la frecuencia en la que los globos oculares vibran, 18.9 Hz, un efecto físico que se puede traducir en ilusiones ópticas. Algunos científicos han defendido que es posible que esta frecuencia sea la responsable de las “visiones fantasmagóricas“, imágenes supuestamente inexistentes, que algunas personas creen haber visto. Vic Tandy, un profesor de la Universidad de Coventry (Reino Unido), descubrió que en el sótano de la Oficina de Información Turística, junto a la Catedral de Coventry, famoso por las apariciones de una dama gris espectral, hay una onda estacionaria de 19 Hz. Si a la alucinación espectral se añaden sensaciones subjetivas de desasosiego y terror, ya tenemos todos los ingredientes de una buena historia de terror. Por otro lado, se habla de que hay una frecuencia que tiene una acción laxante a nuestro organismo de forma instantánea: «92/8 por debajo de la mi bemol más grave». Este sonido se encuentra alrededor de la frecuencia de siete hercios.

Pero se considera que no solo vibramos a un nivel físico sino que tenemos diferentes dimensiones o cuerpos: el Físico, el Energético, el Emocional, el Mental y el Espiritual. Cada uno de estos cuerpos tiene una función específica y, aunque esto aún no ha sido comprobado por la ciencia, es importante conocerlo. Un ser consciente es aquel que siente, piensa y actúa con pleno conocimiento de lo que hace y de lo que es. Cada uno de nuestros cuerpos vibra a una determinada frecuencia y esto afecta a nuestra vida. El cuerpo Físico es el que nos sirve de vehículo para actuar y experimentar la vida material. El cuerpo Energético, también llamado etéreo o vital, es el que anima a nuestro cuerpo físico y está unido al mismo. Este cuerpo es como un doble electromagnético de nuestro cuerpo físico ya que engloba todos los sucesos eléctricos y magnéticos causados por la actividad neuronal del sistema nervioso. El cuerpo Emocional también es llamado astral. Es donde se acumulan todas nuestras emociones, que están en otro nivel que no es el físico. El cuerpo Mental es el que piensa, aquel en el se registran todos los eventos de nuestra vida y donde viven nuestros pensamientos, los cuales parece no se originan en el cerebro sino en este otro cuerpo que se expande alrededor de nosotros como un “campo de energía”. Por último tenemos el cuerpo Espiritual, o alma, que nos conecta con el plano Espiritual, la energía que lo crea y lo impregna todo. Los cuerpos superiores controlan a los cuerpos inferiores. Por lo tanto la mente controla y modifica las emociones y las emociones controlan y modifican el cuerpo físico. Por esta razón, el alma puede controlar y modificar todos los cuerpos inferiores. La energía que emana de todos los cuerpos pone en movimiento determinadas vibraciones que condicionan nuestra frecuencia. Y esta frecuencia interna resuena, con lo que atrae o repele frecuencias externas. Por ello, lo que experimentamos en nuestra vida es el resultado de nuestra vibración y frecuencia. Todo pensamiento, intención, sentimiento, deseo o acto vibra, pero  podemos elegir como queremos vibrar y como queremos vivir.

Cuando más alta es la frecuencia más rápido vibra la onda, creando vida. Pero cuando la frecuencia es baja la vibración es más lenta. Todos nuestros órganos, como el corazón, tienen una frecuencia. Ahora bien nuestra frecuencia vibratoria no solo depende de nuestro cuerpo físico sino también de nuestros otros cuerpos. Nuestros pensamientos son producto de nuestra percepción, es decir de nuestra forma de ver las cosas, nuestra visión  o nuestra consciencia, mientras que las emociones son reacciones que nuestro cuerpo produce como consecuencia de los pensamientos, teniendo cada emoción una frecuencia vibratoria diferente. El Dr. David R. Hawkins (1927 – 2012), doctor en Medicina y Filosofía, fue director del Instituto para la Investigación Espiritual, y fundador del Camino de la Devoción a la No-Dualidad. Fue un reconocido investigador pionero en el campo de la conciencia, así como un prolífico autor, conferenciante, psiquiatra y científico. En el 1996 el Dr. David R. Hawkins publicó un libro titulado El poder contra la fuerza, en el cual nos ofrece un mapa de los campos de energía conocido como el Mapa de la Conciencia. En este mapa Hawkins nos explica como los diferentes niveles de consciencia, o visión, se corresponden con ciertas emociones, ciertos filtros de la percepción y ciertos niveles de energía. Hawkins nos ofrece una escala que va del 0 (muerte) al 1000 (iluminación) en base a la cual podemos medir nuestra frecuencia vibracional y medirla en comparación con este patrón de referencias. Tal como hemos indicado, en el estado más alto de la escala (1000) se encuentra la iluminación, un estado de unión con lo que podemos llamar Dios, espíritu, energía creadora, etc… En el estado más bajo (0) se encontraría la muerte. Hawkins pudo determinar, mediante pruebas kinesiológicas, que el cuerpo físico se fortalece o debilita dependiendo del nivel en el cual nos encontremos. Cuanto más bajo estemos en la escala menos energía tendremos, ya que estaremos en una frecuencia más baja, por lo que experimentaremos más pensamientos y emociones negativas, mas enfermedad y carencia. Kinesiología significa ciencia del movimiento y utiliza el test muscular cualitativo y el lenguaje corporal como referencias para mejorar, integrar y relacionar aspectos físicos, nutricionales, emocionales, mentales y energéticos de la persona.

El Dr. Hawkins afirmaba que: “Todos los niveles de frecuencia vibracional por debajo de 200 a la larga destruyen la vida en el individuo y en la sociedad, mientras que todos los niveles sobre 200 son expresiones constructivas de poder. El nivel decisivo de 200 es el umbral que divide las áreas generales entre fuerza y poder”. Si estamos por debajo de 200, nuestra consciencia es destructiva, negativa y no íntegra. Hawkins llama a estos niveles de consciencia “grados de falsedad” (fuerza) en contraste con los “grados de verdad” (poder), que son lo que están por encima de los 200. Cualquier valor por debajo de 200 nos debilita para actuar, por lo que se tiene que recurrir a la fuerza, provocando que nuestro cuerpo sea más susceptible a enfermedades. En cambio, valores mayores a 200 nos empoderan y nos permiten ser dueños de nuestro destino. Hawkins destaca una y otra vez que ningún nivel es mejor que otro sino que todos son una forma que puede tomar nuestra consciencia. Como ves la vibración y la frecuencia son temas de vital importancia en nuestra vida pues todo es energía. Por otro lado, según entornos esotéricos, todo lo que hacemos, todo lo que nos pasa, todo lo sucedido en la Tierra desde su creación, todo absolutamente todo, queda impreso para siempre en los Registros Askásicos, el cual representa las indestructibles vibraciones, consistentes en la suma total del conocimiento humano emanado del mundo. Todo cuanto ha sucedido en la Tierra existe en forma de vibración. Aunque no hay término que lo describa, lo más cercano es asemejarlo a una onda radial. Tenemos constantemente en torno de nosotros ondas radiales procedentes de todas partes del mundo. Cada una de ellas trae un programa diferente, un idioma diferente, una música diferente, un tiempo diferente. Es posible que vengan ondas de una parte del mundo que contengan un programa, que para nosotros se transmita mañana. Todas esas ondas nos vienen constantemente, pero las olvidamos y hasta que tengamos un aparato especializado no podemos recibir esas ondas y detenerlas de modo que se hagan audibles, visibles y comprensibles para nosotros. Así, con un aparato mecánico eléctrico podríamos retardar las ondas de frecuencia radial y convertirlas en ondas de frecuencia auditiva y visual.

Fuentes:

  • Margaret Cheney – Tesla – Man out of Time
  • Margaret Cheney – Nikola Tesla, el genio al que le robaron la luz
  • Tim Swartz – Los Diarios Perdidos de Nikola Tesla
  • Omar Giménez – Resonancia Schumann
  • Ignacio Morgado – Cómo percibimos el mundo
  • Rafael Sanjurjo Navarro – Electromagnetismo
  • Muñiz Barreto – Geomagnetismo
  • Nikola Tesla – Yo y la energía
  • Ilche Lee – Vibración de las Ondas Cerebrales
  • Stanislas Dehaene – La conciencia en el cerebro
  • Anthony Philip French, J. M. Aguilar Civera – Vibraciones Y Ondas
  • David R. Hawkins – El poder contra la fuerza

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