El budismo plantea que existen cuatro tipos de karma y cada uno de ellos corresponden a la naturaleza de las acciones que llevamos a cabo y sus respectivas consecuencias . El concepto de karma es complejo. Se popularizó en Occidente como sinónimo de castigo o como una especie de retaliación del destino. Esto no es exacto.
La ley básica del karma en el budismo señala que lo bueno y lo malo que hacemos en la vida trae consecuencias buenas y malas respectivamente . Ese hacer debe ser intencional, es decir, que no abarca las acciones reflejas, aunque sí las inconscientes. En lo inconsciente también hay intencionalidad, aunque la desconozcamos.
Por lo anterior, el efecto del karma no es siempre negativo, sino que también puede ser positivo: todo depende de la acción inicial que lleva un cabo intencionalmente . A partir de ello, el budismo plantea que existen cuatro tipos de karma: oscuro con resultado oscuro; brillante con resultado brillante; oscuro y brillante con resultado oscuro y brillante; y ni oscuro ni brillante, con resultado ni oscuro ni brillante. Veamos
» Cosas extrañas conspiran cuando uno trata de engañar al destino «.
-Rick Riordan-
1. Oscuro, uno de los cuatro tipos de karma
El primero de los cuatro tipos de karma es el oscuro con resultado oscuro. Está asociado con realidades negativas como los accidentes desafortunados, las enfermedades, las carencias y lo que sufren se llama “mala suerte” . En general, corresponden a situaciones que solo permiten experimentar sentimientos dolorosos.
Según la enseñanza budista, el karma oscuro con resultado oscuro se origina cuando una persona fabrica acciones corporales, verbales y mentales que son perjudiciales . En esos casos, todo en algún punto resurge en un mundo perjudicial, que corresponde al plano inferior de la existencia; es algo similar a lo que conocemos como el concepto de «infierno».
2. Brillante
El segundo de los cuatro tipos de karma es el brillante con resultado brillante. Es el diametralmente opuesto al anterior y se genera cuando alguien produce actos, palabras y procesos mentales que no están atados a la aflicción. Estas son realidades no perjudiciales que nacen de la alegría y del placer.
El budismo señala que quien intencionalmente actúa en sintonía con un karma brillante verá renacer su ser en una realidad en la que solo tienen lugar sentimientos de alegría y bienestar . Generan realidades carentes de aflicción y las mismas extienden sus efectos y tocan de nuevo a la persona que ha producido.En esas condiciones, no hay lugar para el dolor.
3. Oscuro y brillante
Otro tipo de karma es el que al mismo tiempo es oscuro y brillante y da como resultado una realidad oscura y brillante a la vez. Como se puede suponer, este corresponde a quienes producen acciones, palabras y procesos mentales que son perjudiciales y no perjudiciales al mismo tiempo. En este caso, el resultado o el reencuentro con su ser se dará en iguales condiciones.
Un ejemplo de esto es quien, por ejemplo, hace una crítica a otro, que es cierta, pero dicha de tal forma que hiere sus sentimientos. Es brillante, por su apego a la verdad, pero a la vez oscura, por la intención de su heredero.
Desde el punto de vista del budismo, acciones, palabras e ideas como estas traen a la vida situaciones en las que he dicho y dolor, zozobra y esperanza al mismo tiempo.
4. Ni oscuro ni brillante
El karma que no es oscuro ni brillante tiene como fruto una realidad que tampoco tiene esas características. Supone la libertad y la paz completa. Para los budistas, la ausencia de intención es la forma más elevada de evolución espiritual y trae como resultado la superación total del karma . En otras palabras, una liberación de la lógica de causa y efecto.
El karma ni oscuro ni brillante corresponde a lo que podríamos llamar el «dejar fluir» . No intervenir para dirigir las acciones en uno u otro sentido, sino “vaciarse” y permitir que todo siga su curso. Es la plena independencia del dolor y de la dicha, lo cual lleva al equilibrio ya la completa serenidad interior.
Como se ve, los cuatro tipos de karma nos hablan de un hecho totalmente lógico:todo lo que hacemos, pensamos o decimos tiene unas consecuencias . En la misma línea, nada de lo que sería el fruto del azar, sino lo que sería la cosecha de lo que nosotros mismos hemos sembrado y cultivado.