Hace treinta y ocho años, una película revoluciono el mundo de la ciencia ficción. Dirigida por Ridley Scott e interpretada por Harrison Ford y Rutger Hauer, Blade Runner trata de un mundo futurista y deprimente, ambientado en el año 2019. Los principales antagonistas de Blade Runner son androides parecidos a los humanos llamados replicantes que están programados con conciencia de su propia artificialidad. Los replicantes evolucionan constantemente hasta el punto de que han alcanzado el nivel de inteligencia de sus homólogos humanos de carne y hueso. Fueron desarrollados por el Dr. Eldron Tyrell para ser utilizados como mano de obra esclava para la humanidad. Antes de la historia de Blade Runner, los replicantes estaban prohibidos en la Tierra debido a que algunos de ellos atacaron a los humanos.
Para evitar estas conductas agresivas, los replicantes fueron diseñados para tener una vida útil de solo cuatro años para evitar que tengan suficiente tiempo para desarrollar emociones humanas complejas. Sin embargo, un grupo de replicantes, liderados por Roy Batty regresan a la Tierra para encontrar a sus creadores, con la esperanza de encontrar la clave para extender su vida útil. Entonces, ¿Blade Runner predijo nuestro futuro? Muchos pensaréis que ya ha pasado 2019 y no hay coches volando ni tampoco robots androides replicantes. Pero la verdad es bien otra. Un equipo de científicos de la Universidad de Osaka en Japón ha desarrollado un robot tipo Blade Runner que puede “sentir dolor”.
Robots con sentimientos
Un equipo de científicos de la Universidad de Osaka, dirigido por el profesor Minoru Asada, dice que estamos a las puertas de una sociedad simbiótica, similar a la película Blade Runner. Es cierto que los robots reales no son nada nuevo, pero los recientes desarrollos del equipo de Osaka han mostrado un robot que “siente” el sufrimiento humano.
El profesor Asada creó ‘Affetto’, que significa “Afecto” en italiano, una cabeza humana con un sistema de sensores de dolor artificial incorporado que puede detectar la diferencia entre un toque suave y un golpe fuerte, dando una respuesta facial. Afetto, que fue creado inicialmente en 2011, ahora reacciona a las cargas eléctricas aplicadas a su piel sintética y visiblemente hace un gesto de dolor.
“Estamos insertando un sistema nervioso de tacto y dolor en el robot para que lo sienta y pueda comprender ciertas sensaciones”, dijo el profesor Asada. “Y si esto es posible, queremos ver si pueden surgir empatía y moralidad. Nuestro objetivo es construir una sociedad simbiótica con robots artificialmente inteligentes, y un robot que pueda sentir dolor es un componente clave de esa sociedad.”
El profesor dijo que los robots podrían proporcionar asistencia emocional y física a la sociedad en envejecimiento de Japón. Y a la controvertida pregunta de si podríamos acabar en un mundo al estilo Blade Runner, el profesor Asada, quien también es presidente de la Sociedad de Robótica de Japón, dijo que estamos realmente cerca, pero que existe otro problema, la ética.
También explicó que en Japón creen que todos los objetos inanimados tienen un alma, por lo que un robot de metal no es diferente de un humano. Para desarrollar Affetto, los investigadores identificaron 116 puntos faciales diferentes y analizaron los mecanismos necesarios para crear expresiones faciales distintivas. Inicialmente, los investigadores encontraron problemas para equilibrar la fuerza aplicada y ajustar la piel sintética para asegurarse de que la cara fuera realista. Sin embargo, el equipo pudo ajustar el sistema y, finalmente, la cara de Affetto.
El Dr. Hisashi Ishihara, uno de los diseñadores, dijo que un cuerpo más sensible y expresivo en un robot es clave para la sociedad simbiótica. Agregó que está seguro de que los humanos algún día crearán robots que son casi indistinguibles de sus creadores. El nuevo sistema de dolor artificial fue presentado en la reunión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia de este mes en Seattle.
‘Affetto’ ha provocado todo un revuelo en la comunidad científica, ya que algunos predicen que los robots pondrán en peligro los trabajos en todo el mundo, y no solo en la producción industrial. Afirman que los periodistas robot, los médicos robot y los abogados robot reemplazarán a los expertos humanos. Y, como consecuencia habrá pobreza masiva e inestabilidad política. Sin embargo, los optimistas predicen un nuevo paraíso donde todos los problemas de las relaciones humanas pueden superarse teniendo una vida perfecta con compañeros robot fácilmente reemplazables, que satisfagan nuestras necesidades básicas y nuestros anhelos más profundos. Y, en consecuencia, “trabajar” se convertirá en un concepto antiguo.
Pero el peligro real ocurrirá cuando las máquinas conscientes de sí mismas se den cuenta de que comparten el planeta con los humanos. Podrían vernos de la misma manera que nosotros vemos a los insectos porque los humanos son una especie que es inestable, crea guerras, tiene armas para acabar con el mundo varias veces y produce virus informáticos. Aunque mucho antes de que se produzca una batalla al estilo Terminator, la verdadera guerra estará en manos de las personas que construyan y diseñen sistemas artificialmente inteligentes y con sentimientos.
Olvídate de los misiles y los sistemas inteligentes de defensa: las únicas armas de consecuencias apocalípticas serán las mentes humanas que los crearán.
¿Es éticamente correcto que los científicos creen robots con sentimientos? ¿Las maquinas acabarán con la raza humana?
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