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Con “Las caras del ser” propone este autor israelí las claves para entender el misterio del telón entre la vida de este mundo y el “más allá” con intención de que evolucionemos hacia la plenitud y al amor

por Ricardo Castillejo

“Un libro especialmente concebido para las “almas viejas” que anhelan entender la vida como un viaje hacia la liberación y la felicidad del Ser”. Así dice la contraportada de la última obra de Avi Hay, guía espiritual afincado en España desde 1997 y que imparte conferencias, terapias y talleres de meditación y que posee una biografía académica en la que no faltan estudios de ciencia, música y literatura. Sin embargo hay explicaciones que van más allá de lo empírico (lo que no significa que no hablemos de realidades). Se trata, simplemente, de abrir la mente y dejarse llevar hacia destinos desconocidos que, tal vez, puedan sorprendernos…
-¿Por qué existe el alma si no se ve ni se toca?
-El alma, como digo en el libro, es una realidad virtual. Imagina una red de ordenadores con internet. Cada uno es una realidad virtual, como podríamos ser nosotros. Todos estamos conectados, igual que las computadoras que necesitan la electricidad como corriente para que se funcione. El alma sería el disco duro, todos los programas subconscientes que llevamos de ésta y muchas vidas.
-Entonces, ¿es cuestión de fe?
-Es un camino de separación, de identificación. Es como un “sistema operativo”. Cada uno tenemos nuestras propias memorias, vivencias, condicionantes… Eso es el alma y debajo está el ser. La persona es manifestación del alma y ésta del ser. Igual que las muñecas rusas, que una va dentro de la otra. Lo que tenemos que encontrar es nuestra raíz y eso se hace meditando esa realidad virtual a la que antes me refería. Entonces tomamos consciencia de que hay algo más grande y profundo, de dicha y felicidad.
-¿Hay personas con el alma fea?
-No. No hay ni feo ni hermoso, ni bueno, ni malo. Es cuestión de experiencia desde la que aprendemos a juzgar todo eso. Cuando hacemos algo malo es por ignorancia, por no conocernos. Es como una mano que pelea contra otra mano en el mismo cuerpo. Mientras mejor nos conozcamos nos daremos cuenta de que hemos sido víctimas y verdugos y dejamos de juzgar a los demás.
-Pero sí se puede mejorar el alma, ¿no?
-Sí. Entramos en el “disco duro” del alma y desfragmentar y liberar el potencial creativo para que seamos instrumentos de la divinidad.
-¿Los animales tienen alma?
-Tienen un camino de separación e individualidad pero más cercana al colectivo del animal. No se sienten tan separados de la naturaleza. Nosotros hemos ido más lejos hasta perder la identidad.
-¿Qué hay al “otro lado”?
-Una realidad igual de virtual que aquí pero más armoniosa. Podemos ver a través del tiempo lo que nos está pasando en este lado y mejorar, sanar, actualizar. Se siente todo con más nitidez.