– Los vehículos eléctricos son una buena noticia en la lucha contra el cambio climático, pero la extracción de minerales para fabricar las baterías que los alimentan genera problemas ambientales en países del Sur en desarrollo, señaló este jueves 23 un informe de la Unctad.
Pamela Coke-Hamilton, directora de comercio internacional de la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), dijo que “la mayoría de los consumidores solo ven los aspectos ‘limpios’ de los automóviles eléctricos. Los aspectos ‘sucios’ del proceso de producción permanecen ocultos”.
Los consumidores prefieren cada vez más los vehículos eléctricos, cuyas ventas pasarán de tres millones en 2017 a 23 millones en 2030, según cálculos de la Agencia Internacional de Energía, lo que es una buena noticia para el planeta castigado por el consumo de combustibles fósiles.
Con mayores ventas de automóviles se pronostica el crecimiento para las baterías recargables, y el mercado de cátodos, electrodos en la batería de iones de litio, podría alcanzar 58 000 millones de dólares en 2024, frente a 7000 millones en 2018.
Mientras la mayoría de los consumidores de autos eléctricos viven en países industrializados, la mayor parte de las materias primas, como las indispensables para las baterías, se concentra en unos pocos países en desarrollo.
El alivio por la menor generación de gases de efecto invernadero en el Norte industrial causa en el Sur en desarrollo preocupaciones ambientales y sociales que deben ser abordadas, según la Unctad, con su sede en esta ciudad suiza.
Más de la mitad de los recursos mundiales de litio se encuentran debajo de las salinas de las regiones andinas de Argentina, Bolivia y Chile. En estos lugares, los productores de quinua y pastores de llamas indígenas ahora tienen que competir con mineros para acceder al agua en una de las regiones más secas del mundo.
La extracción de litio requiere grandes cantidades de agua subterránea para extraer las salmueras de los pozos perforados. Según estimaciones recogidas en el informe, se necesitan casi 2000 millones de litros de agua para producir una tonelada de litio.
En el salar del desierto de Atacama, en Chile, la extracción de litio junto con otras actividades mineras consumió 65 por ciento del agua disponible, lo que agotó el agua subterránea, degradó el ambiente al contaminar el suelo y obligó a gente de las comunidades locales a abandonar sus tierras ancestrales.
Según el informe, “a medida que aumenta la demanda de litio y que éste se extrae de minas cada vez más profundas y salinas, aumentan los desafíos para abordar los riesgos ambientales asociados”.
En cuanto al cobalto, que se emplea para aumentar la eficiencia de las baterías, casi la mitad de las reservas mundiales se encuentra en la República Democrática del Congo, de donde se extraen dos tercios de la actual producción global.
Alrededor de 20 por ciento del cobalto extraído en este país africano proviene de minas artesanales, donde unos 40 000 niños trabajan en condiciones extremadamente peligrosas, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
El polvo resultante de la excavación puede contener metales tóxicos que provocan problemas de salud como enfermedades respiratorias y defectos congénitos.
Igualmente preocupantes son los riesgos ambientales, pues los sitios de extracción de cobalto pueden contener minerales que generan ácido sulfúrico al contacto con el aire y el agua, un proceso que puede devastar durante siglos a ríos y arroyos.
La minería del grafito, que puede multiplicar la capacidad de las baterías y reducir el tiempo de recarga, tiene impactos ambientales similares porque el uso de explosivos para extraerlo arroja a la atmósfera polvo y partículas finas que contaminan suelos y producen problemas de salud en las comunidades vecinas.
Cerca de 80 por ciento de las reservas naturales de grafito se encuentran en Brasil, China y Turquía.
El informe dice que los impactos negativos para el ambiente pueden reducirse invirtiendo más en técnicas de minería sostenibles y en tecnologías que reciclen, de manera más eficiente, las materias primas en las baterías de iones de litio ya usadas.
La Unctad también recomienda que la industria busque más activamente maneras de reducir el uso de la minería, como por ejemplo si se logra reemplazar el grafito por silicio, un material más fácilmente disponible.
Reducir el uso de minerales que se encuentran en pocos países podría bajar los precios de las baterías recargables, según el informe, y generar más buenas noticias con mayor porcentaje de autos eléctricos en las ciudades y carreteras.
A-E/HM
El Sur paga costo ambiental de las baterías de vehículos eléctricos