Pero llegar al lanzamiento ya ha sido todo un logro, no solo por los evidentes desafíos técnicos y científicos, sino por los inconvenientes impuestos por la pandemia del Covid-19 para cumplir los plazos. Si todo sale según lo previsto, el rover alcanzará su destino el 18 de febrero de 2021. Aterrizará en un lugar en el que los investigadores han puesto todas sus esperanzas: Jezero, un cráter de 45 km de diámetro al norte del ecuador del planeta. Era el hogar de un lago hace casi 4.000 millones de años y, según los científicos, los ríos que por ahí fluían podían haber transportado moléculas orgánicas e incluso microorganismos. El nuevo rover tratará de buscar huellas de esa posible vida pasada en los depósitos y sedimentos.
Helicóptero marciano
Con el mismo fin, Perseverance introduce un taladro que puede recolectar muestras de rocas y suelos y dejarlas a un lado en un «escondite» en la superficie. Estas rocas serán transportadas a la Tierra para su análisis por varias misiones programadas para principios de la década de 2030.
El rover, que pesa 1.025 kilogramos, lleva además algo inédito: Ingenuity, un pequeño helicóptero de 1.8 kilos que será el primero que eche a volar en los cielos de otro planeta. Se trata de una prueba de alto riesgo que pretende demostrar que un vuelo propulsado es posible en la delgada atmósfera de Marte, cien veces menos densa que la de la Tierra. Si lo consigue, podrá abrir una nueva era de exploración aérea en otros mundos.
Los instrumentos científicos de Perseverance son espectaculares. Entre ellos MEDA, una estación meteorológica española, o la cámara Mastcam-Z, que podría ver una mosca desde una distancia del largo de un campo de fútbol. Perseverance tiene un total de 23 cámaras, más que cualquier otra misión interplanetaria hasta la fecha. Por su parte, el espectrómetro SuperCam, también en el mástil del rover, permitirá el análisis sin contacto de la composición química y la mineralogía de sus alrededores del rover. Utilizará un láser pulsado para investigar la geoquímica de las rocas y el suelo.
Perseverance será el quinto rover enviado por la NASA a Marte. En 1997, Sojourner aterrizó en el planeta rojo como parte de la misión Mars Pathfinder y envió datos e imágenes a la Tierra durante unos tres meses. En 2004 llegaron los vehículos gemelos Spirit y Opportunity, que por primera vez cubrieron grandes distancias hasta que el invierno marciano terminó la comunicación con el primero en 2007 y el segundo quedó inoperativo en una tormenta de polvo once años después. Curiosity permanece activo en el cráter Gale en la actualidad. En 2018, aterrizó el módulo InSight, un laboratorio geofísico diseñado para explorar el interior del planeta.
El nuevo rover está diseñado para una misión de un año de Marte (aproximadamente dos años terrestres), pero si es igual de robusto que sus antecesores es muy probable que siga activo mucho más tiempo. Otro rover, el Rosalind Franklin, de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la agencia espacial rusa Roscosmos, se sumará a la búsqueda de rastros de vida microbiana en 2022, pero lo hará extrayendo muestras de hasta dos metros de profundidad con la idea de que la vida pudo mantenerse mejor protegida de la radiación bajo el terreno. Hasta entonces, Perseverance intentará cumplir el sueño en superficie.