Descripción:
Esta apasionante biografía de la gran santa hindú Ma Anandamayí, una de las personalidades espirituales más eminentes de nuestro tiempo, refiere minuciosamente el periplo de su vida y nos transmite abundantes muestras de su enseñanza espiritual, que puede resumirse en esta frase suya:
«Hablar de Dios es lo único que vale la pena.
Todo lo demás es vanidad y dolor».
Ma Anandamayí (1896-1982) es una de las figuras más eminentes de la espiritualidad de nuestro tiempo. Nació en Bengala, en el seno de una familia de brahmines muy piadosos y, siguiendo las pautas de vida tradicionales, se casó a los 13 años y a los 18 se fue a vivir con su esposo. Éste reconoció de inmediato su aura de santidad y se convirtió en su discípulo. Pronto, sin buscarlo ella en modo alguno, empezaron a afluir los devotos, atraídos por su poderosa irradiación espiritual. A lo largo de casi cincuenta años, Sri Ma viajó incansablemente por toda la India, gracias a lo cual millones de indios y extranjeros pudieron recibir su darshan (visión, contemplación). Su autoridad espiritual innata fue reconocida por todos los grandes ascetas y eruditos de la India, que, lo mismo que la gente sencilla del pueblo, la consideraban una encarnación de la Divinidad y la personificación de la sabiduría ancestral de la India.
Este libro, escrito por una devota de Sri Ma, resigue los avatares de su vida y muestra la entrega total de la santa a sus seguidores, su permanente disponibilidad para todos los que necesitaban su bendición y su consejo. Es al mismo tiempo un panorama de la visión hinduista de la realidad, un periplo por los lugares sagrados de la India y un retrato de la rica e intensa vida religiosa de los hindúes. Las frecuentes citas de las palabras de Sri Ma ―gran defensora de las tradiciones de la India― nos transmiten el precioso tesoro de su enseñanza, que se resume en su frase más repetida: «Hablar de Dios es lo único que vale la pena. Todo lo demás es vanidad y dolor».
Leer aquí una reseña por José Manuel Lagunas
Detalles del libro:
Título: VIDA Y ENSEÑANZAS DE SRI MA ANANDAMAYÍSubtítulo: El ave alza el vuelo
Título Original: Life and Teachings of Sri Ma Anandamayi
Autor: Bithika Mukerji
Traducción: Alex Arrese
Editorial: José J. de Olañeta, Editor
Año de edición: Octubre 2001
Nº de páginas: 374
Encuadernación: Rústica
Formato: 15 x 21 cm
ISBN: 978-8476518960
Extractos:
«Después de todo, el origen de todo lo que existe no es más que la Unidad. Sólo existe un ritmo que está en todo. Conociendo esa Unidad, se conoce todo. La Unidad, la cual es Felicidad Suprema, se expresa de esta forma exuberante llamada Danza.»
«¿A qué se debe que, nada más sentarse uno a meditar, la mente se le llena a uno de toda una variedad de pensamientos?»
«¿No sabes por qué uno no se puede concentrar? Los deseos hacen de repelente. Como cuando te metes en el mar y las olas te devuelven constantemente a la orilla. Pero si eres perseverante y alcanzas un nivel más profundo, entonces las olas dejan de molestarte.
Hay que darse cuenta de que no hay nada más que Unidad. El deseo es el billete de regreso que le asegura a uno el ir y venir al mundo de la dualidad. Si percibes a Shiva, no ves la piedra [del linga]. Y si ves la piedra, no percibes a Shiva, Pero también, de la misma manera que a Él se le conoce con el nombre de Shiva, Él y nada más que Él es lo que indica el término «piedra». No hay nada que no esté relacionado, ya que toda expresión y manifestación es exclusivamente Suya.»
Deva Shánkar Babu: El japa y la meditación dependen de un objeto, así que, si se mantiene esa dualidad, ¿cómo puede uno establecerse en la Unidad?.
Sri Ma: Lo que tú preguntas es: «El mantra es, después de todo, un sonido, y la meditación no es más que imaginar una forma. Entonces, ¿cómo puede el hombre superar ese síndrome de nombre-forma al que está sometido?»
―¡Eso es!?
Sri Ma: ¿No usas jabón cuando te lavas? Primero el jabón, después el agua. ¡Si no tuviéramos agua nadie usaría jabón!
¡Qué hermosa es la creación de Dios! Cuando uno va avanzando por un camino espiritual que conduce hacia Dios y se dedica al nama-japa y a la meditación, automáticamente brota el Ganges del conocimiento cuyas aguas se llevan la ignorancia y revelan la Verdad del Ser. Cuando uno se dedica a su objetivo de alcanzar a Dios, se puede desprender de la dualidad. Ésa es una forma. Existe otra forma de discernimiento ―»esto no», «esto no»― pero el discernimiento se produce en el nivel de la mente y la mente es sinónimo de dualidad. Por lo tanto, mientras uno sea un peregrino dedicado a la sadhana, sea cual sea el camino que siga, debe ineludiblemente trabajar con la mente y, en el momento adecuado, el peregrino alcanza el estado de no-mente y ahí es cuando se alcanza el Ser.
Pregunta: ¿Y qué sucede con los peregrinos que avanzan por el sendero de disfrutar de la dualidad, la lila del creador y la creación?
Sri Ma: La dualidad inherente a la lila no es un obstáculo para alcanzar la Unidad. Allá donde resulte ser un obstáculo es porque se está en la etapa de búsquda de la plenitud. ¡Es badhaka (obstáculo) sólo para el sadhaka, pero no para el que ha alcanzado la meta!
Pregunta: ¿Es necesario infligir sufrimiento al cuerpo para encontrar a Dios?
Sri Ma: Bajo ningún concepto es necesario infligir sufrimiento al cuerpo.
―¿Se puede encontrar a Dios sin sufrir?
Sri Ma: Alcanzar a Dios es otra cuestión. Nadie tiene ningún derecho a hacer sufrir al cuerpo bajo ningún concepto. ¿Por qué? Por la siguiente razón. ¿De quién es el cuerpo? De Aquel que lo ha creado, de Aquel que le ha dado esta forma para que tú puedas rendir un servicio. El cuerpo es la morada de Dios. Mantenlo limpio, mantenlo puro, mantenlo incorrupto. Dios reside en este cuerpo, es Su morada. Intenta vivir en presencia de Él, anhela Su presencia. No tienes ningún derecho a infligir sufrimiento al cuerpo.
Pregunta: Si el cuerpo ya está corrupto, ¿es posible que uno tenga ganas de acabar totalmente con él?
Sri Ma: No, e incluso tener ese pensamiento es un grave pecado. Un arrepentimiento sincero es un agente de purificación de potencia infinita. ¿Acaso no dicen los santos que es imposible que el hombre cometa un pecado tal que no pueda ser purificado por la Gracia de Dios?
No penséis en los pecados. Nadie debe considerarse pecador. En realidad sois los «hijos de la Inmortalidad», aunque actualmente no lo sabéis. La misericordia de Dios lo abarca todo. Si uno se enfoca en vivir permanentemente en la luz de la presencia de Dios y llena su corazón con pensamientos sobre Dios, entonces no hay peligro de errar. Él Mismo se encargará de purificar a Su devoto. Fe es lo único que se os pide.
https://www.nodualidad.info/libros/vida-y-ensenanzas-sri-ma-anandamayi.html