Dormir bien es vivir bien. Para que ese equilibrio sea posible, necesitamos de la ayuda de una serie de hormonas que con su acción median en infinitos procesos para favorecer un descanso profundo y reparador. Las analizamos.
Las hormonas del sueño median en nuestro descanso e incluso en nuestra supervivencia. A veces, descuidamos la trascendencia que tiene el descanso nocturno y la gran cantidad de procesos metabólicos que se llevan a cabo durante esos periodos. Somos poco más que un cúmulo de conexiones que funcionan de forma perfecta y que necesitan de la armonía de los ritmos circadianos.
La luz y la oscuridad no solo rigen nuestra conducta y nuestros horarios. Cada uno de nosotros disponemos de un reloj interno que sincroniza un gran número de procesos, actividades bioquímicas y fisiológicas que median en el bienestar. Las hormonas, por su parte, son esos pequeños agentes mediadores que activan mecanismos imprescindibles en la homeostasis del organismo.
Así, esas pequeñas moléculas producidas por el sistema endocrino que envían mensajes a varias partes del cuerpo y que nos ayudan a regular imprescindibles procesos son también esenciales en el descanso nocturno. Sin embargo, también son muy sensibles a nuestro estilo de vida. Una mala alimentación o incluso una exposición excesiva a móviles y ordenadores puede alterar por completo su actividad.
Tengámoslo en cuenta, una mala calidad del descanso nocturno no se traduce solo en sentirnos más agotados por la mañana. El sueño, por ejemplo, potencia la respuesta inmunitaria y ayuda al organismo a combatir múltiples patógenos…
Hormonas del sueño: ¿cuáles son?
Este dato es interesante. El cuerpo secreta y hace circular unos 50 tipos de hormonas diferentes. Cada una de ellas tiene una función y es secretada por una glándula particular. Por lo que respecta a las hormonas del sueño, cabe señalar que muchas de ellas cumplen diferentes tareas además de preparar al organismo para un adecuado descanso nocturno.
Es decir, su tarea no es solo generar un descanso profundo, algunas de ellas facilitan, por ejemplo, que se reduzca el apetito para que no nos despertemos de pronto con hambre.
Ahora bien, como ya hemos señalado, estas moléculas tan decisivas en el equilibrio, la salud y el bienestar son muy sensibles al estilo de vida. El estrés es sin duda uno de sus peores enemigos. Asimismo, factores como la menstruación o la menopausia en la mujer también puede afectar de manera directa al buen descanso.
Conozcamos cuáles son las hormonas del sueño más decisivas.
La melatonina regula los ciclos de descanso
Si tuviéramos que nombrar un elemento biológico crucial para favorecer el sueño, la mayoría pensaríamos al instante en la melatonina. Efectivamente, esta hormona que se sintetiza a partir del triptófano y se produce en la glándula pineal es clave en este proceso.
- La principal función de la melatonina es regular los ciclos del sueño.
- La exposición a la luz y a la oscuridad estimula un área del cerebro llamada núcleo supraquiasmático (SCN). Así, cuando empieza a hacerse de noche, esta región empieza a mandar órdenes para que se libere melatonina y así favorecer el sueño.
- Ahora bien, cuando se hace de día, lo que ocurre es que se elevan los niveles de cortisol y se reduce la melatonina para favorecer así nuestra activación.
- No obstante, actividades como mirar series en el ordenador o permanecer muchas horas con el móvil también elevan el nivel de cortisol lo que impide que podamos conciliar el sueño.
La triyodotironina: equilibra el metabolismo para poder dormir
La triyodotironina es una hormona tiroidea que tiene una importancia decisiva en el control corporal del metabolismo. Entre sus muchas funciones está, por ejemplo, regular la temperatura del cuerpo y el ritmo cardíaco. Así, cuando llega la noche, necesitamos que la temperatura se reduzca, así como los latidos del corazón. De ese modo, entramos en un adecuado estado de calma y relajación.
Por otro lado, sabemos que las personas con alteraciones en las tiroides sufren trastornos de sueño.
La renina, enzima que regula la presión arterial
La renina es una enzima que secretan unas células de los riñones. Estas tienen como función favorecer el equilibrio hídrico de las sales de nuestro cuerpo. Ahora bien, su relevancia durante el descanso nocturno también es determinante porque gracias a ella se regula la presión arterial.
Así, estudios como el realizado en el Hospital Clínico de Barcelona (España) demuestran que una alteración en esta enzima puede producir hipertensión nocturna y, en consecuencia, insomnio.
Hormonas del sueño: las orexinas
Las orexinas son dos tipos de hormonas neuropeptídicas diferentes que provienen de una proteína precursora común: la prepo-orexina. Cabe señalar que cumplen diversas funciones como la regulación del apetito o la secreción de hormonas sexuales. No obstante, sabemos que son decisivas en los ciclos de sueño-vigilia.
Gracias a ellas podemos pasar de un estado a otro con normalidad. Es decir, cuando llega el momento de despertarnos nos activan a través de la dopamina y cuando es momento de descansar, trabajan junto al resto de procesos bioquímicos para favorecer el descanso. Asimismo, se ha visto que una alteración en las oxinas media en la narcolepsia (sueño repentino e incontrolable en instantes inesperados).
Las hormonas sexuales también facilitan nuestro descanso nocturno
Cuando hablamos de las hormonas del sueño no es común hacer referencia a la progesterona, al estrógeno o la testosterona. Sin embargo, estas moléculas median en el correcto descanso y cualquier alteración en ellas deriva en trastornos del sueño.
- De este modo, es importante destacar que, durante el síndrome premenstrual, uno de los cambios hormonales más comunes es la reducción repentina de los niveles de progesterona.
- Algo así se traduce en una alteración de la temperatura corporal y menos cantidad de sueño REM. Todo ello afecta de manera evidente al correcto descanso.
- Por otro lado, en la etapa de la menopausia, la caída en la producción de progesterona también cursa con problemas de insomnio.
- En el caso de los hombres, se ha podido observar que los niveles bajos de testosterona reducen la calidad del descanso nocturno y alteran las etapas del sueño.
Para concluir, como vemos, resulta fascinante como toda esta sucesión de enzimas y complejas moléculas del organismo orquestan, sin que lo sepamos, ese necesario equilibrio fisiológico que rige nuestro bienestar. Las hormonas del sueño son algo más que esos elementos que favorecen un buen descanso. También son artífices de nuestra salud.
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