Desde hace algunos años se ha observado una importante tendencia entre la llamada «generación millennial» hacia una menor práctica de actividades consideradas «riesgosas», como beber alcohol o tener sexo. Esto va de la mano de una mayor dependencia de la tecnología para relacionarse y otras preferencias, como no salir tanto a clubes nocturnos.
Esta tendencia ha sido confirmada de manera más acentuada en generaciones inferiores, hasta el punto de que un nuevo estudio ha concluido que la actual generación de estudiantes de preparatoria es la generación que menos sexo está teniendo desde 1990, año en que este tipo de mediciones comenzaron a realizarse en Estados Unidos, si bien algunos estudios similares se remontan a la década de los años 50 del siglo pasado.
En 2019, 38.4% estudiantes de nivel preparatoria (entre 15 y 18 años de edad) dijeron que habían tenido sexo una vez. Antes, en 2018, dicho porcentaje había sido de 39.5% y en el 2017 fue el 46% de los encuestados. Como puede observarse, la tendencia va claramente a la baja. En 1991 las cifras eran superiores.
Entre los encuestados, los jóvenes adolescentes reportaron tener más sexo, con un 39.2%, frente a un 37.6% de las mujeres participantes del estudio. Se cree que esta disparidad se debe a que los hombres suelen inflar las respuestas sobre su actividad sexual.
El estudio, realizado por Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), revela que existe una importante desconexión entre la percepción de los padres y la sociedad y lo que sucede en la vida de los adolescentes, pues persiste la sensación de que la vida adolescente está muy sexualizada, algo que podría ser cierto pero sólo en relación con la pornografía. Las estadísticas muestran que son los estudiantes de último grado los que constituyen el rango con mayor actividad sexual, con un 56.7% del total de encuestados.
Los autores del estudio añaden que los adolescentes participan cada vez menos en actividades como conducir vehículos o fumar cigarros. Aunado a la conducta sexual, estas tendencias podrían ser motivos de celebración. Paralelamente, sin embargo, es de notarse que existe una importante tendencia a la depresión y la ansiedad en los mismos grupos de edad, lo que señala la posibilidad de una alienación o una incapacidad de relacionarse.
La decisión de los adolescentes de no tener sexo podría considerarse positiva, pero no puede descartarse la posibilidad de que también estén padeciendo problemas con el ejercicio de su sexualidad. Quizá siguen viviendo en una sociedad que exalta la sexualidad y donde existe presión para tener sexo, además de un bombardeo constante de estímulos sexuales, aun cuando, al mismo tiempo, no hay canales apropiados para ejercer la sexualidad de una manera sana y responsable. Así que quizá también hay factores dignos de preocupación.
Cabe decir que estas estadísticas son de 2019, antes de la pandemia, por lo que muy probablemente se agudizarán este año y en los años que siguen. Parece ser una realidad que las generaciones más jóvenes tendrán menos sexo. Quizá en algunos países estas tendencias no sean tan marcadas, pero en líneas generales podemos esperar, simplemente por los problemas de la pandemia y el incremento en el uso de la tecnología, que las cifras que muestra este estudio se incrementen.
https://pijamasurf.com/2020/10/adolescentes_tienen_ahora_menos_relaciones_sexuales_que_generaciones_precedentes_estudio/
Un factor importante, y posiblemente decisivo, es el giro hacia un placer más mental que físico propiciado por la naturaleza de la tecnología; que es eminentemente mental.
Se está desplazando el epicentro del goce y el disfrute desde lo sensorial hacia lo puramente mental. Beber alcohol, fumar, tener sexo…….son todas prácticas con un estímulo y unas respuestas físicas. Ahora, para muchos, el placer se alcanza con el reconocimiento en forma de likes o aceptación social en redes. Todo ello unido y relacionado con un creciente interés por el propio cuerpo. Resultar atractivo y exaltar lo sano es muy habitual y recurrente entre adolescentes cibernéticos.
Se está reduciendo tanto el interés por lo otro ( lo ajeno al propio cuerpo/individuo ) como por lo sensorial físico. El mundo de los jóvenes actuales es cada vez más mental y cada vez más egoico. Corren el riesgo de vivir la vida en su cabeza en vez de a través de su cuerpo. Y no es un riesgo menor ya que el placer mental es mucho más potente que el físico.
El consumo de pornografía es un claro ejemplo de ello. El sexo real-físico está plagado de limitaciones de todo tipo. Mientras que el sexo mental basado en pornografía es prácticamente ilimitado. El problema es que tarde o temprano se produce el choque entre lo pensado y lo factible. Y las consecuencias de dicho choque pueden resultar bastante insanas psíquicamente. Problemas como depresión, alienación y despersonalización son consecuencia lógica de esa » virtualidad » en que se desarrolla el dia a dia de la juventud actual. Y cada vez se produce a edades más tempranas.
Estamos criando generaciones de niños eternos desnaturalizados y perdidos en mundos irreales.