La herramienta en cuestión está formada por un fragmento de costilla de un animal grande, y presenta tres púas curvas y una punta tallada. Además, los científicos, dirigidos por el bio antropólogo Michael Pante, de la Universidad Estatal de Colorado en Fort Collins, lograron identificar otras cinco herramientas de hace 800.000 años como martillos, plataformas para golpear o cuchillos.
Las herramientas de hueso más antiguas conocidas hasta ahora, también africanas, databan de hace «solo» 90.000 años, y se suponía que eran un fiel reflejo del exclusivo ingenio de Homo sapiens, la única especie capaz de fabricarlas y que las utilizaba profusamente para pescar y cazar grandes presas.
La punta de hueso de púas de Olduvai parece estar a medio terminar, ya que no muestra signos de haber estado sujeta a un mango de madera (cosa que sí hacían los Homo sapiens) y por lo tanto no queda claro cuál era la forma en que los homíninos la utilizaban. Cuatro de las herramientas, como se ha dicho, datan de hace por lo menos 800.000 años, pero la quinta parece ser incluso mucho más antigua: los investigadores le atribuyen una edad de aproximadamente 1,7 millones de años.
«La garganta de Olduvai -explica Pante- implica que Homo erectus fue el inventor de la tecnología de puntas de hueso con púas». La seguridad del científico se deriva de un hecho concreto: en los mismos yacimientos también aparecen las toscas herramientas de piedra que se suelen encontrar en los lugares con fósiles de Homo erectus.
Las herramientas descritas en el estudio proceden de una colección de huesos de animales excavada por Mary Leakey a finales de la década de los 60 y principios de la de los 70 y que fueron almacenadas sin apenas estudiarlas junto a miles de fósiles y artefactos en una instalación en Olduvai. Pante y sus colegas descubrieron el conjunto de 52 huesos en 2007 y llevan estudiándolos desde entonces.
Lo que parece claro es que Homo erectus y quizá también otras poblaciones «pre humanas», ya mostraban una gran habilidad a la hora de construir herramientas funcionales, un claro signo de inteligencia. Sabemos, por ejemplo, que esas mismas poblaciones protagonizaron a lo largo de la historia otra serie de avances críticos mucho antes de la aparición de nuestra propia especie hace unos 300.000 años. Avances como herramientas de piedra, el uso controlado del fuego o la capacidad de adaptarse y sobrevivir en entornos nuevos.
Pante cree que esas antiguas herramientas de hueso podrían haber ayudado a los antiguos homininos a migrar a través de regiones desconocidas en las que no sabían dónde estaban las canteras de piedra. Y sospecha que esos mismos constructores debieron ser capaces, también, de crear ornamentos y elementos simbólicos. Ahora solo es cuestión de encontrarlos.