ELECCIÓN DE ENTENDIMIENTO

      

  Podríamos pensar que el Libre Albedrío y la Libertad, nos permiten elegir, decidir entre hacer o no hacer, entre lo que nos gusta y lo que no nos gusta, porque es nuestro derecho.

          Obviamente nos permiten elegir entre el bien y el mal, entre el Yin y el Yang.

          Pero a veces deberíamos mirar en otros valores o principios en los que la Vida, nos permite decidir, pero debemos aceptar, las consecuencias de nuestros errores al entender las palabras.

          Algo tan simple como el no-hacer, pensamos que podemos elegir entre no hacer algo, o que no importa lo que hagamos porque todo está decidido, o que el futuro será lo que tiene que ser y nosotros apenas influiremos.

          La Vida solucionará, cualquier decisión que nosotros tomemos, esa es nuestra Libertad.

          La Vida no pierde el Equilibrio, por pertenecer este a su Naturaleza.

          Pero este Equilibrio, fruto de nuestras acciones u omisiones, no es alterado por Dualidad o Absoluto.

          El Absoluto es lo que manifiesta el Equilibrio de las Dos Mitades, Yin y Yang, de una Individualidad indivisible, inseparable.

          Es quizás el Camino Óctuple del budismo, el que lo explica en su mayor simpleza: No importa lo que hagamos, siempre y cuando sea lo Correcto.

          Algo que veremos por lo que es manifestado en el Ahora.

          En el Ahora, se manifiesta el equilibrio de Todo cuanto ha acaecido o ha permanecido inmanifestado, que son dos de las posibles mitades del Todo.

          La importancia de lo que hacemos u omitimos, está en el Nombre que nos damos. Puesto que el incumplimiento del Nombre, es reflejado en el resultado.

          El Nombre, confiere una responsabilidad en el cumplimiento de la función, el cumplimiento de esta responsabilidad es de donde emanan los derechos de los demás.

          En la Vida no nacen los problemas, sino en nuestra dificultad para vivir en las condiciones creadas.

          En realidad, el problema en nuestras acciones u omisiones existe, porque en la omisión no hay voluntad de crear algo. Obviamente hay consecuencias, pero contrariamente a lo que podamos creer, la omisión es lo contrario del no-hacer.

          Lo que tienen en común: El Libre Albedrío, la Libertad y el no-hacer, es que en el no hacer la actividad no debe de pararse ni un instante, pero en ella debe de haber voluntad y entrega, la necesaria para que desaparezca el yo.

          Eso mismo es lo que exige la Libertad creada en el Libre Albedrío.

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