Fuente “Aprendiz de sabio” de Bernabé Tierno.
Que cualquier persona que hoy llegue hasta ti y se ponga en contacto contigo, por cualquier motivo, se lleve algo bueno de ti, algo que le reconforte y le haga sentirse bien consigo mismo: una sonrisa, una palabra de aliento, una alabanza, un pequeño detalle…
Muéstrate hoy feliz y muy agradecido por vivir, por tener salud, porque hay personas que te quieren, por todo lo que has recibido y recibes de los demás.
Adquiere la saludable y reconfortante costumbre de bendecir y desear el bien a cuantos te rodean, de ser agradecido y de sentir gozo por lo que eres y por lo que tienes.
El intercambio dinámico del universo —la ley del dar y del recibir— se cumple inexorablemente. Por eso, no ceses de generar acciones nobles y saludables, que producen un gran bien en tus semejantes y se convierten en un bien mayor para ti mismo. Tampoco te olvides de tratar con afecto y comprensión al mejor amigo que tienes y que nunca puede fallarte y que eres tú mismo.
Sé consciente de toda la energía y potencialidad que recorre tu ser y no ceses de disfrutar de todos los dones que te ofrece la vida y la naturaleza. Disfrútalos, mientras pasen por tu vida, pero no intentes retenerlos; deja que fluyan, que circulen, que salgan de tu persona hacia tus semejantes.
Percibe tu individualidad, tu singularidad y tu grandeza. Sé consciente de tu importancia, a pesar de tu pequeñez, haciendo buenas las palabras de Duane Elgin: «Nadie puede ocupar tu lugar. Cada uno de nosotros teje una hebra en la tela de la creación. Nadie puede tejer esa hebra por nosotros».
Aprende a ser siempre, estés donde estés, correa de transmisión del bien, porque nuevos gozos y bienes esperan su momento para llegar a tu vida.