Hoy en día, cuando pensamos en la historia del Génesis pensamos automáticamente en la manzana que Eva probó, tentada por la serpiente. Sin embargo, el texto bíblico original no hace ninguna mención específica de una manzana.
¿Cómo, entonces, llegó a pensarse que aquel fruto del Edén fue una manzana?
La historia es notablemente complicada y llena de giros (algunos de los cuales habrán ocurrido en diferentes momentos, en diferentes lenguas). Pero fundamentalmente se debe al juego de palabras del traductor de la Vulgata, san Jerónimo, el santo patrón de los traductores, a quien se le debe la empresa gargantuesca de haber traducido el Antiguo Testamento del hebreo y el Nuevo Testamento del griego.
En el hebreo original se utiliza la palabra peri, un genérico equivalente a fruta. La fruta del Paraíso inicialmente había sido interpretada de maneras distintas, pero sobre todo como un higo o una granada. Jerónimo, sin embargo, empleó cierta creatividad, según explica Robert Appelbaum. El traductor decidió utilizar el término latino malus. Como adjetivo significa «malo» o «maligno». Pero como sustantivo significa «manzana», proveniente del manzano, el árbol llamado Malus pumila. Pero en la época de Jerónimo, malus significaba cualquier fruta con semilla. Así que podría haber sido también la pera o el higo prohibido.
Por ello tenemos diferentes interpretaciones del fruto edénico, como la de Miguel Ángel, que eligió pintar una serpiente enroscada sobre una higuera. Según Appelbaum el punto de transición ocurrió con la obra de Alberto Durero, en un grabado en el que retrató a Adán y Eva frente a un manzano. Se cree que esta pintura habría sido muy influyente.
Sin embargo, a quien le debemos haber sellado en el imaginario popular la idea de una manzana en el Paraíso es, al menos para la cultura anglosajona, al poeta británico John Milton, autor del texto literario clásico sobre la expulsión del paraíso: Paradise Lost. En esta obra, indudablemente una de las más grandes de la literatura inglesa, Milton eligió usar la idea de la manzana, pese a que tenía conocimiento de griego, latín y hebreo, e incluso había sido secretario de lenguas extranjeras bajo Cromwell.
Aunque, de nuevo, el término apple en inglés no deja de tener ambigüedad y podía referirse a una fruta genérica. De acuerdo con Appelbaum, Milton podría haber querido jugar con las imágenes que esta palabra evocaba, pues en su época connotaba la idea de inocencia, como también la asociación con la cidra, una bebida intoxicante. Milton, un poeta ciego y profundamente cristiano, escribió una de las escenas más jugosas y poéticas de la historia hablando de la manzana y la seducción de la serpiente al mediodía en el Edén (término que además significa «delicia»). Y cuando Eva probó la manzana, abrió «una herida en la tierra» y «todo se perdió». Así quedó la manzana perpetuamente asociada con el pecado y la caída.
Imagen de portada: William Blake, Eve tempted by the serpent (CC)
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