Ya transitamos la víspera de la Luna Nueva en Aries, un nuevo comienzo del año astrológico. Otra Luna Nueva, un evento mensual y aún así exclusivo, renovador, una invitación, una provocación a renovarnos, a iniciar, a continuar este eterno ciclo, más antiguo que la Humanidad, con un sólo objetivo: dejarnos llevar por el proceso de individuación y la ampliación de nuestra consciencia. Nos impulsa, nos provoca, nos presenta con nuevos desafíos cada mes. Lo más importante de estos desafíos lunares es que nadie puede resolverlos por ti. Sólo tú.
El Sol, Gran Padre y La Luna, Madre, describen la eterna relación entre lo femenino y lo masculino. Toda Luna Nueva nos habla de la relación entre la el Sol y la Luna, visto desde aquí de la Tierra. La Pachamama observa y se estremece ante cada paso lunar. Estos movimientos, esta danza entre el Sol y la Luna parecen recordarnos que esa aparente repetición es eternamente diferente, exclusiva de cada mes, en cada signo, en cada momento, un nuevo desafío.
Cuando cruzamos el umbral hacia cada Luna Nueva, algo concluye y algo comienza, nuestras células se renuevan. De alguna manera, cada lunación que comienza con una Luna Nueva y que llega a su máxima expresión en la luna llena, trae aires de otras voces, de otros dioses y de otras diosas.
Esta Luna Nueva en Aries no es una excepción, ya que se hacía exacta hace unas horas, formando una cuadratura a Plutón, que como siempre nos indica que algo debe ser “amputado” de nuestras vidas, para hacer espacio y permitirnos atravesar nuevas puertas hacia la renovación, hacia la transformación. Algo viene tomando forma en nuestro interior y esta es la oportunidad de iniciar el movimiento hacia su realización. Todos nos sentimos sofocados, controlados, des-empoderados y esto nos impulsa a la lucha, aún así, a menudo la colaboración es más efectiva que la confrontación. El dispositor de esta Luna, Marte, se encuentra en un magnífico trino a Júpiter, una oposición a Juno y también una cuadratura a Neptuno. La idea de la unión creativa, del coniucto creativo, de la colaboración, del compromiso, nos sugiere el permitir esos encuentros con la posibilidad de trabajo con otro/a. El compartir responsabilidad no necesariamente tiene que fluir perfectamente, para que sea efectivo y podamos aprender importantes lecciones sobre el “compartir”, sobre el aceptar nuestras limitaciones y la de los demás por el beneficio de la unión. Venus al mismo tiempo está en una cuadratura exacta a Plutón y nos encontramos ante el natural impulso de Aries, hacia la competición, el medirnos frente otro, pero es esta misma competitividad interna que nos estimula la capacidad de organización para lograr la mayor eficiencia posible de nuestros recursos y aumentar nuestra productividad. No se gana sólo luchando. Buscando nuevas formas de colaboración es a menudo más efectivo. “El guerrero sabio evita la batalla” – dijo algún sabio chino.
El poder soltar viejos patrones y el abrir puertas a la renovación es sin duda el mensaje de esta Luna Nueva en Aries. Lo que era, ya no es. Lo que fue, ha de dejado de serlo. El aceptar el eterno movimiento y la maravilla del pasar página, es vital para nuestro desarrollo. La proximidad de esta Luna en Aries a Eris (hermana de Ares) nos pide actuar con más agresividad, con más fuerza, reclamando lo que sentimos que se nos niega. El que es “ninguneado” se revela, suave (Venus también al lado de Eris) pero rotundamente. Sin reparos, sin vergüenza, sin timidez. Estos son momentos para pisar firme y decir lo que hemos venido a decir. Eso es lo que nos pide la Diosa de la Discordia, que nos arroja la manzana de oro en nuestro camino, para que podamos definirnos y actuar con la el convencimiento y la rotundez que emana de la certeza interna.
Pallas se encuentra en el punto medio de los Nodos Lunares, ese lugar donde nos detenemos por un instante para reflexionar sobre la mejor manera de pedir lo que consideramos se nos debe. La víctima no tiene lugar en esta configuración. Pallas es la Diosa de la Sabiduría, lucha con la palabra, con la estrategia sabia, con el conocimiento, no con armas. Ella nos indica como usar la agresividad del otro, para que se hiera a si mismo, como en el Karate. La calma interior es mucho más potente que el escudo y la lanza. Ella, que no fué nunca niña, sin madre, por que su padre se la había tragado, que nació del patriarcado, pero sin sucumbir al mismo. Ella es la gran estratega es la que nos recuerda el balance entre lo femenino y lo masculino, sin que ninguno sea víctima del otro. Pallas lleva la imagen del Medusa (la mujer furiosa) en su escudo, fue el mismo escudo que Perseo usó para poder mirar la bestia con pelo de serpientes y poder cortarle la cabeza sin ser convertido en piedra. Usó “la reflexión”
Ceres también forma parte de esta lunación y la Pachamama no habla con potencia. El volcano de la isla del caribe San Vicente nos recuerda el poderío de la Gran Madre. Cuando ella grita no podemos hacer nada más que obedecer. Cuanto más le ignoramos, más perdemos.
Déjate llevar por estos aires de guerra sabia, obedece y renuévate, reclama lo que te corresponde, sin reparos, sin culpas, sin miedos, en esta Luna de Abril en el signo de Aires, que habla de comienzos como ninguna. Su impulso hacia iniciar es contundente y necesario. Relaciones de todo tipo, trabajos, ideas, proyectos tienen su oportunidad. El secreto: actuar con sabiduría.