¿Has tenido un mal día?
¿Has recibido una crítica despiadada?
¿Te han rechazado un proyecto?
¿Algo no ha salido según tus planes?
Entonces es más probable que revises Facebook.
Una nueva investigación realizada en la Universidad de Wisconsin descubrió que solemos recurrir a esta red social de manera inconsciente para calmar nuestro ego herido.
Los efectos de Facebook en el ego
Los psicólogos se preguntaron si existe alguna relación entre el uso de Facebook y nuestro ego. Reclutaron a 88 estudiantes universitarios y les pidieron que dieran un discurso breve. Mientras los participantes esperaban los comentarios, les permitieron mirar su perfil en Facebook o el de otra persona.
Al cabo de unos minutos recibieron una retroalimentación negativa sobre su discurso, independientemente de cuan bien o mal lo hubieran hecho y les pidieron pidió que calificaran cuán precisa era esa crítica sobre su desempeño. Curiosamente, las personas que habían mirado su perfil en Facebook se mostraron menos a la defensiva cuando recibieron la retroalimentación negativa, en comparación con quienes miraron el perfil de otra persona.
Esto hizo sospechar a los investigadores que navegar por perfil de Facebook podría tener un impacto directo sobre nuestro ego. Por eso idearon un segundo experimento.
En esta ocasión, los estudiantes recibieron comentarios positivos o negativos sobre su discurso. Pero esta vez les dieron la posibilidad de navegar por su perfil de Facebook u otros sitios online, como YouTube o webs de noticias. Los psicólogos notaron que quienes recibieron comentarios negativos tenían más probabilidades de elegir Facebook que las personas que recibieron una retroalimentación positiva. Sin embargo, no supieron explicar su elección.
Estos resultados sugieren que los perfiles de Facebook podrían usarse como una estrategia de autoafirmación para calmar el ego herido.
¿Cómo Facebook alimenta el ego?
Todo parece indicar que recurrimos a las redes sociales en busca de consuelo cuando las cosas no nos salen como esperábamos y nuestro ego sale mal herido. Se convierten en una especie de mecanismo de compensación para calmar el dolor que nos ha provocado una crítica, humillación o desaire. De hecho, se conoce que los “me gusta” y comentarios de apoyo que recibimos en nuestras publicaciones tienen un efecto positivo en nuestra autoestima.
No obstante, el impacto psicológico de nuestro perfil en redes sociales como Facebook va más allá. Otro estudio muy interesante desarrollado en la Universidad Tecnológica de Texas descubrió que elegir una autorepresentación verdadera en el perfil de las redes sociales (brindando un reflejo honesto de nosotros mismos y nuestra vida) solo producía felicidad a las personas con una alta autoestima.
Sin embargo, la autorepresentación estratégica, que significa elegir solo contenido positivo para crear una impresión más favorable de sí mismo, hacía felices tanto a las personas con una alta autoestima como a aquellas con una baja autoestima.
Eso significa que nuestro perfil de Facebook u otras redes sociales nos recuerda nuestras características más positivas, esas de las que nos sentimos particularmente orgullosos, lo cual nos ayuda a alimentar nuestra autoestima y reparar los daños que ha sufrido nuestro ego.
De hecho, la autoafirmación es un proceso que se produce en gran medida a través de nuestras actividades cotidianas. Todos experimentamos la necesidad de vernos como personas valiosas, dignas y buenas. Satisfacemos esa necesidad cuando tomamos conciencia de los aspectos definitorios de nuestra identidad, como los valores, las metas y las relaciones personales positivas. Nuestros perfiles en las redes sociales nos recuerdan precisamente nuestra mejor versión.
Por tanto, los investigadores concluyen que “la extraordinaria cantidad de tiempo que la gente pasa en Facebook puede ser un reflejo de su deseo de satisfacer las necesidades del ego, las cuales son fundamentales para la condición humana”.
No es oro todo lo que reluce
No debemos olvidar que en muchos casos nuestros perfiles en las redes sociales representan una versión idealizada de uno mismo, con fotos, publicaciones y contenidos con los que nos identificamos y aprobamos. Eso nos puede ayudar a calmar un ego herido y aumentar nuestra autoestima. Pero debemos asegurarnos de que no se convierta en la norma.
Buscar consuelo en una imagen idealizada de nosotros mismos, es como intentar protegerse de un bombardeo en una casa de cristal. A la larga, no servirá de mucho. Cuando vivimos un contratiempo o un revés importante, evadirnos en las redes sociales no solucionará el problema. Lo mejor es hacer un ejercicio de instrospección y análisis para aprender de los errores y crecer.
Fuentes:
Jang, W. et. Al. (2018) Self-esteem moderates the influence of self-presentation style on Facebook users’ sense of subjective well-being. Computers in Human Behavior; 85: 190-199.
C. L. Toma & J. T. Hancock. (2013) Self-Affirmation Underlies Facebook Use. Personality and Social Psychology Bulletin; 39 (3): 321.