La reducción objetiva orquestada, una teoría cuántica sobre las neuronas

La reducción objetiva orquestada es una teoría sobre el funcionamiento del cerebro y la conciencia que parte de la física cuántica. Hoy hablaremos de sus planteamientos y también de sus límites.
La reducción objetiva orquestada, una teoría cuántica sobre las neuronas

La Reducción Objetiva Orquestada (Orch-OR) es una teoría sobre la mente y la consciencia. Fue propuesta a principios de la década de los 90 por el Premio Nobel de Física Roger Penrose y el psicólogo y anestesiólogo Stuart Hameroff. Plantea, básicamente, que la conciencia se origina dentro de las neuronas y no por la conexión entre ellas.

Esta teoría es un nuevo intento para explicar un fenómeno que sigue siendo un enigma: la conciencia. Lo hace desde los conceptos de la física cuántica. Recordemos que esta área de la física estudia los fenómenos de la materia a nivel subatómico, es decir, en las partículas que componen los átomos. Allí no operan las leyes de la física convencional.

Los procesos cerebrales son físicos, pues ocurren dentro de un órgano, el cerebro, y son observables. Sin embargo, la conciencia es inmaterial. Muchos científicos pretenden responder al interrogante de por qué algo material produce un fenómeno inmaterial. De hecho, aún no hay una definición exacta de “conciencia”. La reducción objetiva orquestada es una teoría que busca responder a esas cuestiones.

La conciencia… es el fenómeno por el cual la misma existencia del universo se hace conocida”.

-Roger Penrose-

Neuronas

La reducción objetiva orquestada

La reducción objetiva orquestada plantea que la conciencia se origina dentro de las neuronas (la visión convencional señala que es producto de las conexiones que se establecen entre las neuronas). Es decir, que tiene lugar a nivel cuántico, léase, subatómico.

Este proceso se origina en los microtúbulos, que son unas estructuras minúsculas ubicadas dentro de las neuronas. Estos producen una actividad que determina el funcionamiento de las células del cerebro y sus conexiones entre sí. Sin embargo, además de esto, y ahí viene lo sorprendente, también conectan con otros procesos que ocurren fuera del cerebro.

Así pues, según la teoría de la reducción objetiva orquestada, el cerebro podría estar conectado con una estructura externa. Esa conexión es la que da como resultado la conciencia que, en realidad, es fruto de esa estructura exterior o “protoconsciente”.

Uno de los seguidores de esta teoría, el psicólogo Pedro Blanco, autor de El Universo , su conciencia cuántica y tu cerebro, lo dice de este modo: “los pensamientos son destellos de conciencia de la propia naturaleza”.

Cerebro y Universo

En 2017, los científicos Dirk K F Meijer y Hans J.H. Geesink de la Universidad de Groninga, en Holanda, publicaron un artículo en la revista NeuroQuantology. Allí van incluso más allá de la teoría de la reducción objetiva orquestada de Penrose y Hameroff. Dicho de manera corta, plantean que el cerebro está conectado con el universo a nivel cuántico.

¿Con qué se conecta? Según estos científicos, el cerebro se vincula con campos cósmicos. Estos incluyen la fuerza de gravedad, la energía oscura, los campos magnéticos de la tierra, etc.

Esa conexión se produce, según Meijer y Geensink, a través de dos complejos mecanismos: el entrelazamiento cuántico y el efecto túnel cuántico. El primero permite que las partículas se enlacen más allá del espacio-tiempo. El segundo se refiere a movimientos cuánticos que rompen con la lógica del movimiento típico.

Señalan que en todo esto opera una lógica geométrica. Las unidades mínimas de la materia, como átomos, fotones, etc., tienen una forma “toroidal”, esto es, parecida a una rosquilla. Según los investigadores holandeses, el cerebro también se organiza en forma de ondas con esa estructura. Esto es lo que permite que se acople la mente a los campos externos.

Mente iluminada

La conciencia del universo

La teoría de la reducción objetiva orquestada actualmente va incluso más allá de todo lo planteado. Señala que la conciencia no es una propiedad exclusiva del cerebro, sino que está en todo el universo. Dicho de otro modo, todo lo existente tiene una forma de conciencia.

Esa es, en realidad la “protoconsciencia”. Meijer y Geensink señalan que la mente es un campo que está situado alrededor del cerebro. Este tiene la capacidad para recoger información del entorno y transmitirla al cerebro a velocidades inimaginables. Así es como el cerebro capta y procesa dicha información. Ese campo, la mente, está en la cuarta dimensión, aunque el cerebro esté en la tercera.

Como se puede ver, se trata de una teoría compleja que por momentos parece fruto de la fantasía. Su asiento puede ser la física, pero su ambición va mucho más allá, con hipótesis muy complicadas de evidenciar. Así, su escasa solidez científica y la carencia de estudios metodológicamente potentes que la avalen es su principal tendón de Aquiles.

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