En todo el mundo, el aumento de la riqueza ha producido una consecuencia no deseada: una creciente sensación de escasez de tiempo. De hecho, el estereotipo de persona exitosa usualmente va ligado en nuestras cabezas al típico trabajador ajetreado que apenas tiene tiempo para dedicar a sus aficiones, a sus amistades y a su familia. Pero si te dieran a elegir a ti entre un aumento de sueldo y una reducción de jornada, ¿qué escogerías? Muchos estudios se han empeñado en probar que el dinero no da la felicidad, otros recientes que sí lo hace. Es la batalla infinita para responder a la pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez.
Pese a que no se trata de un debate zanjado, la evidencia científica sí demuestra que los individuos que gastan el dinero en servicios que les ahorran tiempo manifiestan tras ello una mayor satisfacción vital. Más que si lo gastan en cosas materiales.
El estudio. A pesar del aumento de los ingresos, las personas de todo el mundo se sienten cada vez más presionadas por el tiempo, lo que socava el bienestar. Pero la hambruna de éste en la vida moderna se puede reducir usando dinero para ganar más tiempo. Así lo sugiere un estudio en el que se realizaron encuestas en diferentes países. Los voluntarios respondieron preguntas sobre el dinero que gastaban cada mes para aumentar su tiempo libre pagando a otra persona para que realizara tareas diarias que no les gustaban: desde limpieza del hogar, pedir comida a domicilio, coger taxis en lugar de conducir, etc. Luego, calificaron su satisfacción con la vida y describieron su situación económica y laboral.
La investigación reveló que gastar dinero en servicios que ahorran tiempo está relacionado con una mayor satisfacción con la vida y felicidad y menos cuando invierten dinero en una compra material. Esta investigación revela una ruta previamente no examinada de la riqueza al bienestar: gastar dinero para comprar tiempo libre.
La escasez de tiempo, un problema gigante. En las últimas décadas, los ingresos han aumentado en muchos países, lo que podría exacerbar una nueva forma de pobreza: desde Alemania hasta Corea y los Estados Unidos, las personas con ingresos más altos reportan una mayor escasez de tiempo. Los sentimientos de estrés temporal están, a su vez, relacionados con un menor bienestar, incluida la reducción de la felicidad, el aumento de la ansiedad y el insomnio. El estrés por el tiempo también es un factor crítico que subyace al aumento de las tasas de obesidad: la falta de tiempo es una de las principales razones por las que las personas informan no comer alimentos saludables o hacer ejercicio regularmente.
El dinero sí da la felicidad: el supuesto umbral de ingresos a partir del que deja de influirnos… No existe
El tiempo es infinito, el dinero no. Se ha prestado mucha atención a reducir la escasez financiera, pero hay relativamente poca investigación rigurosa que examine cómo reducir la sensación de escasez de tiempo, lo que de hecho puede ofrecer un desafío particularmente difícil dado que el tiempo, a diferencia del dinero, es inherentemente finito. El crecimiento de la economía colaborativa ha hecho que los servicios que ahorran tiempo sean cada vez más accesibles, pero ninguna investigación empírica ha probado si el uso de dichos servicios mejora la felicidad.
¿Se benefician sólo los ricos? En teoría, el aumento de los ingresos podría ofrecer una salida a la “escasez de tiempo” de la vida moderna, porque la riqueza ofrece la oportunidad de tener más tiempo libre, por ejemplo, pagando más para vivir más cerca del trabajo. Tiene su lógica. Sin embargo, hay evidencias que sugieren que las personas más ricas pasan más tiempo participando en actividades estresantes, como ir de compras y desplazándose. La investigación experimental muestra que simplemente hacer que las personas sientan que su tiempo es económicamente valioso les hace sentir que no tienen suficiente.
En todos los estudios, no se ha encontrado una prueba consistente de que los beneficios de ganar tiempo se limiten a personas ricas. En todo caso, observaron una relación más fuerte entre los individuos menos ricos. Si bien es cierto que los estudios incluyen relativamente pocas personas en los niveles más bajos del espectro de ingresos, se deja abierta la suposición de que los beneficios de ganar tiempo no surgirían para las personas que ya luchan por satisfacer sus propias necesidades básicas.
¿Y las mujeres? El grado de bienestar puede variar aún más en función de la cultura y el género. En muchas culturas, las mujeres pueden sentirse obligadas a completar las tareas del hogar por sí mismas, trabajando en un “segundo turno” en casa, incluso cuando pueden pagar a alguien para que las ayude. En las últimas décadas, las mujeres han logrado acceder a la educación e incorporarse al mundo laboral, pero su satisfacción con la vida sigue viéndose mermada.
Las mujeres dedican al día, de media, 1 hora y 37 minutos menos al ocio que los hombres, mientras que el número de mujeres que declara no disponer de nada de tiempo libre es un 20% superior al de los hombres. En este sentido, las actividades relacionadas con el hogar y el cuidado de familiares son las únicas en las que invierten más tiempo que los hombres. El valor económico de profesionalizar los 11,1 millones de horas que las mujeres dedican a estas tareas, y no al ocio, ascendería a unos 23.190 millones de euros anuales, equivalentes al 2% del PIB.
En mano de las empresas. Tal es la importancia del tiempo, que algunas organizaciones han comenzado a recompensar a los empleados con servicios que ahorran tiempo. La Universidad de Stanford realizó un estudio piloto en el que los médicos fueron recompensados con vales por servicios que ahorran tiempo. Los médicos que recibieron estos cupones informaron de un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal y las tasas de retención aumentaron, lo que sugiere que las organizaciones pueden beneficiarse de recompensar a los empleados con el tiempo.
Con todo, frente a una creciente escasez de tiempo, las organizaciones y los responsables políticos podrían ir más allá de su enfoque de promover la riqueza financiera para promover también la abundancia de tiempo. Que es, al final, la felicidad misma.
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