En pleno apogeo del renacimiento de la medicina psicodélica, aparentemente un nuevo estudio ha dilucidado cómo es que el LSD produce sus efectos psicodélicos o cómo, según Aldous Huxley y siguiendo a William Blake, abre «las puertas de la percepción». Resulta que lo que Huxley intuyó en Las puertas de la percepción, libro escrito en tiempos del primer vuelo de la medicina psicodélica, estaba cerca de lo que la neurociencia ahora ha comprobado.
Como señala The Guardian, Huxley había notado que los psicodélicos «disminuyen la eficiencia del cerebro como un instrumento para enfocar la mente en los problemas de la vida» y había atribuido sus efectos a lo que llamaba «la válvula reductora del cerebro». Esto se refiere a un mecanismo a través del cual el cerebro filtra la realidad.
En las últimas décadas, la neurociencia ha confirmado que el mundo que percibimos está siendo constantemente filtrado por nuestras creencias y que la percepción es más una proyección y una estimación de la realidad que un reflejo certero de la misma. La percepción no es una actividad pasiva, sino una creación de modelos de la realidad que parte no sólo de la información sensorial sino del entendimiento previo de lo que es el mundo.
La conclusión del estudio realizado por científicos de la Universidad Cornell es que una vez que el filtro de la experiencia previa es eliminado o disminuido, se tiene una experiencia nueva de la realidad. El modelo con el que trabajaron sugiere que el cerebro es sobre todo un instrumento predictivo y que «las creencias se relajan bajo los psiocdélicos». El ejemplo citado por los autores es que hemos aprendido a que las paredes no se mueven, pero sin esta creencia aprendida, se puede tener una experiencia de paredes que se mueven.
En el experimento se analizaron imágenes de resonancia de personas bajo los efectos del LSD y un grupo de control. Las personas que sólo tomaron un placebo mostraron una mayor activación en las partes del cerebro que involucran el tipo de procesamiento de control ejecutivo (top-down) con el que se le da sentido al mundo.
En los participantes que tomaron LSD se encontró una menor activación de estas áreas y un mayor foco en áreas sensoriales. Además, se observó una reducción en la cantidad de energía necesaria para cambiar de un estado mental a otro. Esto significa que el cerebro tiene una mayor capacidad de cambiar o un mayor dinamismo bajo los efectos del LSD. Esto permite que haya nueva conectividad y neuroplasticidad, e incluso que se formen diálogos entre partes del cerebro que pueden haber estado desconectadas desde la infancia.
El profesor David Nutt, reconocido experto británico en este tema, sugirió que esta maleabilidad y la suspensión de pensamientos repetitivos que caracterizan a los psicodélicos hace que puedan ser un método eficaz para tratar la depresión y la ansiedad, entre otros trastornos mentales.
Mucha de la investigación reciente en este campo apunta a que buena parte de los problemas mentales se deben a los pensamientos obsesivos o a la llamada rumiación. Es posible que sustancias como el LSD, los «hongos mágicos», la ayahuasca y otros psicodélicos sean herramientas poderosas para tratar estas condiciones justamente por su capacidad de relajar los patrones obsesivos.
Por otra parte, el estudio también sugiere que la realidad que experimentamos -y nuestra misma personalidad- es una construcción basada en creencias. Las implicaciones de esto son fascinantes pues, si las tomamos en serio, posiblemente nos permitirán relajar nuestro apego a un modo de ser o a un modo de concebir el mundo, lo cual suele ser la fuente de nuestro sufrimiento.
https://pijamasurf.com/2021/05/los_efectos_psicodelicos_del_lsd_se_deben_a_que_suspende_creencias_previas_segun_estudio/