Según el antropólogo y profesor de la Universidad de Oxford, Robin Dunbar, el ser humano tiene una capacidad limitada para relacionarse con sus pares. Como resultado de sus investigaciones, encontró que esta cantidad es de 150 vínculos. Esta cifra fue bautizada como el número de Dunbar.
Este biólogo evolucionista y psicólogo dedicó buena parte de su tiempo al estudio del comportamiento en primates. De dichos estudios concluyó que existe una relación directa entre el tamaño de la neocorteza cerebral y el número de miembros de un mismo grupo con el que se puede establecer un vínculo cercano.
“Tómate tiempo en escoger un amigo, pero sé más lento aún en cambiarlo”.
-Benjamin Franklin-
Origen del número Dunbar
Los diversos hallazgos de este científico apuntan a que el número posible de vínculos varía entre las diferentes especies de primates. Para 1992, Dunbar tomó la decisión de aplicar sus teorías a la especie humana, es decir, a la especie de primates más evolucionada del planeta.
En sus investigaciones, encontró que el número máximo de vínculos es de 147,8, el cual, por motivos prácticos, aproximó a 150. Al respecto, Dunbar se refiere a esta cantidad como una cifra que no es absoluta y que puede cambiar dependiendo de distintas variables.
Aunque en el ámbito académico muchos no están de acuerdo con sus tesis, ha recibido un inusitado apoyo en otros contextos. Tal es el caso de políticas empresariales, y en algunos casos gubernamentales que se crean en función de este número para obtener el mayor nivel de productividad.
Las tesis de Dunbar
Con base en estudios adelantados por otros investigadores, Dunbar partió del supuesto de que la neocorteza cerebral en los humanos se desarrolló hace 250 000 años. Luego, adelantó la tarea comparativa de una gran diversidad de grupos sociales.
Tardó poco en darse cuenta de que entre los diferentes grupos de nómadas, tribus y pueblos neolíticos se repetía el número 150 como una constante. Resultados similares encontró en contingentes militares romanos y otras agrupaciones hasta el siglo XVI.
Luego dedujo que para mantener la cohesión del grupo eran necesarias una serie de condiciones. La primera consistía en mantener un incentivo elevado por medio de una socialización próxima, lo cual implicaba destinar cerca de la mitad del tiempo libre a este propósito.
La segunda condición obedecía a un factor contextual, que en el pasado pudo haber estado marcado por la supervivencia, presiones económicas o de seguridad. En cualquier caso, el vínculo grupal debía ser resultado de una necesidad común que involucrara un tipo de presión muy específico. De no respetar el número Dunbar y estas premisas, había mayor riesgo de desintegración.
Algunas aplicaciones prácticas
Cuestionadas o no, lo cierto es que la tesis del número de Dunbar ha tenido aplicaciones prácticas en el mundo real. Las más importantes son las siguientes.
Estructuras sociales
El número de Dunbar ha tenido múltiples aplicaciones en el campo de la tipología social, específicamente en lo que concierne a las políticas sociales y su viabilidad. Al respecto, se cree que las diferentes estructuras sociales, en términos ideológicos, funcionan de manera óptima mientras no superen el número de Dunbar.
Esto se debe a que, cuando aumenta el número de integrantes, se evidencia una intensificación de los desacuerdos, dando origen a conflictos. Por lo tanto, algunos dirigentes ponen especial cuidado a las cantidades y a implementar estados de confianza que refuercen la cohesión.
Densidad demográfica
En cuanto a la población, el número de Dunbar se emplea para resolver dificultades que se presentan como resultado de la superpoblación. En esta perspectiva, está demostrado que a mayor número de individuos por unidad poblacional, mayor será el número de problemas.
Por lo anterior, en algunos lugares se pretende que cada comunidad o unidad social colectiva, en lo posible, no supere el número Dunbar. De lo contrario, será cuestión de tiempo para que se presenten hostilidades de consideración. Estas darían lugar a inseguridad, la convivencia conflictiva y desorganización comunitaria.
Las redes sociales
Las redes sociales son un ámbito de lujo para evaluar la validez del número de Dunbar. Lo primero que salta a la vista es la comprobación de que el número de contactos entre los diferentes usuarios es muy variado. Algunas personas tienen unos cuantos contactos, mientras que otras llegan a tener hasta millones de seguidores.
Lo anterior ha sido considerado como una evidencia en contra de las tesis de Dunbar. Sin embargo, estos datos hay que mirarlos en detalle. Una persona puede tener un número muy alto de seguidores, pero es muy probable que no pueda reconocer e identificar sino a un número limitado de ellos. Tampoco hay evidencia de que esto corresponda al número de Dunbar: 150.
De momento, el tema del número de Dunbar se mantiene más en el plano de lo anecdótico, que de lo científico. No existen suficientes pruebas de que esa sea la cifra mágica de la socialización. Sin embargo, tampoco se puede descartar que así sea. El tema debe estudiarse más.
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