Si hay una empresa que está bajo una gran crisis reputacional es Facebook. Quizá por ello necesitaban una reformulación, un lavado de cara o un cambio completo de perspectiva para captar la atención del gran público. Mark Zuckerberg anunció hace solo unos días que todo su imperio corporativo pasará a llamarse Meta, dando forma así a un metaverso dominado por la realidad virtual.
La presentación que hizo al mundo sobre su próximo y titánico proyecto ha sido recibido con sorpresa y cierto escepticismo. Su intención es, ni más ni menos, que cambiar el uso que hacemos de internet y de las redes sociales. Tras haber hecho frente a varias demandas y desvelarse los documentos en los que sabían del impacto nocivo de Instagram en los adolescentes, Zuckerberg busca la redención.
Sin embargo, ese giro de sentido tecnológico se ve con inquietud en el campo de la psicología. Si bien el objetivo no es otro que mejorar la conexión entre las personas, hay aspectos que no son lógicos y que no traerán, en apariencia, esa felicidad reluciente que nos promete. Nada es gratis en este tipo de universos y aún menos inocuo. Lo analizamos.
Como propietario de Facebook, Instagram, WhatsApp y la firma de realidad virtual Oculus, su holding ha pasado a llamarse Meta y busca cambiar el modo en que nos relacionamos en estas aplicaciones.
¿En qué consiste el metaverso de Mark Zuckerberg?
El metaverso de Mark Zuckerberg consiste en una experiencia de interconexión e inmersión digital. Para entrar en ella, necesitaremos un casco de realidad virtual y una serie de dispositivos de realidad aumentada. Como bien podemos deducir, esto requiere de una inversión económica. No obstante, centrémonos en el aspecto social y psicológico, que es lo que nos interesa.
Como propietario de Facebook, Instagram, WhatsApp y la firma de realidad virtual Oculus, lo que busca es que desarrollemos toda nuestra vida en un contexto virtual. El trabajo, el ocio y nuestra forma de comunicarnos entre unos y otros se llevará a cabo mediante este sofisticado mecanismo. Ese al que muchos críticos denominan ya Zuckerverse.
Un mundo paralelo en el que desarrollar nuestras vidas
Aunque el holding de Zuckerberg ya ha asumido el nombre de Meta, el metaverso no se terminará de desarrollar hasta dentro de unos años.
Para entender cómo puede cambiar nuestras vidas, imaginémonos en un concierto. Es un concierto creado con realidad virtual al que acudimos con nuestros amigos, pero cada uno nos moveremos en ese mundo tras nuestros respectivos avatares.
Lo mismo haremos en nuestras reuniones de trabajo, cada uno con su avatar en un escenario virtualizado. En ese ecosistema animado, podremos contratar servicios para entretenernos o para sacar mayor utilidad laboral. Es más, no importa que vivamos en un piso de pocos metros cuadrados: el metaverso nos permite crear una casa virtual a nuestro gusto para recibir a nuestros amigos.
Ante este panorama, ¿qué tipo de felicidad vamos a tener al escondernos tras unos avatares y creando mundos irreales? ¿Qué pasará cuando nos reunamos en persona? ¿Será la realidad demasiado decepcionante y preferiremos vivir en ese universo paralelo tan lleno de posibilidades?
Impacto del metaverso en la salud mental
Como siempre sucede en lo relativo a lo tecnológico, todo tiene su lado positivo, pero también su reverso oscuro. Es más, es muy probable que Mark Zuckerberg ya disponga de estudios sobre cómo impactará en la población su metaverso. Para empezar, cabe señalar que disponemos de trabajos sobre el uso de esos gadgets indispensables con los que tenemos que familiarizarnos.
La realidad virtual y la aumentada son recursos muy útiles en el campo psicológico. Por ejemplo, nos sirven para intervenir en fobias o trastornos de estrés postraumático. Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad de Oxford, avalan este beneficio. Sin embargo, cuidado, porque las personas con esquizotipia tienen más probabilidades de utilizar esta tecnología digital.
En contextos no controlados, pueden vivirse situaciones problemáticas. Por otro lado, trabajos, como el publicado en la Cambridge University Press, nos hablan de la relación entre los delirios y el uso de la realidad virtual. El hecho de que podamos “separarnos” de la realidad ordinaria puede derivar en ocasiones en síntomas delirantes o psicóticos..
La tecnología nunca podrá reemplazar nuestras conexiones humanas
Mark Zuckerberg quiere que vivamos en su metaverso. Trabajar de manera virtual, entretenernos de manera virtual y socializar también en ese universo paralelo. Al pensar en esto, puede que nos venga a la mente más de un libro y más de una película. Lo cierto es que desconocemos si terminará siendo una realidad. Todavía hay muchas lagunas y problemas técnicos.
No obstante, hay un hecho que debemos considerar. La realidad virtual jamás deberá reemplazar la manera en que nos relacionamos o trabajamos. Puede ser auxiliar, pero las personas necesitamos la interacción física y la emocional cara a cara.
La tecnología tiene un potencial infinito y maravilloso, pero también tiene muchas limitaciones a la hora de cubrir algunas de nuestras necesidades.
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