Rusia está experimentando con el uso de agua calentada por energía nuclear que se bombea desde un reactor flotante a los hogares de una remota ciudad siberiana.
La calefacción nuclear residencial se ha introducido en la comunidad portuaria de Pevek, en el Ártico, utilizando la energía generada en una barcaza cercana en el Océano Ártico, que Greenpeace había bautizado como el «Chernóbil flotante» de Rusia.
Desarrollado por la empresa nuclear estatal rusa Rosatom, aprovecha el calor que se expulsa en forma de vapor a través de las torres de refrigeración de las centrales de fisión nuclear de la barcaza, que de otro modo se desperdiciaría.
Algunos expertos creen que el concepto podría ayudar a minimizar el cambio climático al reducir el uso de opciones que emiten gases de efecto invernadero, como el carbón y el gas, y empresas de Estados Unidos, China y Francia están considerando construir reactores similares.
Sin embargo, los habitantes de Pevek no pueden renunciar a la calefacción nuclear, aunque les preocupe la seguridad. Un residente, al ser preguntado por el riesgo de una fuga de radiación o una explosión, dijo que «intentamos no pensar en ello».
Otro residente dijo que había duchado y bañado a sus tres hijos con agua calentada con energía nuclear.