A nadie le gusta experimentar sensaciones desagradables. Sin embargo, las sensaciones desagradables forman parte de la vida y en muchos casos incluso pueden convertirse en indicadores de que vamos por buen camino. De hecho, cuando estamos creciendo o explorando nuevos horizontes podemos experimentar emociones como el miedo o sensaciones como la incomodidad.
Muchas veces, nuestra aversión a las sensaciones desagradables nos hace retroceder. En vez de abrazar esas emociones inquietantes que en realidad son solo una expresión del cambio que estamos viviendo, nos asustamos y damos un paso atrás para refugiarnos en nuestra zona de confort. Entonces el cambio se vuelve inviable.
Las sensaciones desagradables como indicadores de grandes transformaciones en la vida
1. Sentirse perdido y sin rumbo. A veces, para encontramos debemos perdernos. Sentirnos desorientados y sin rumbo puede ser una sensación atemorizante y en algunos casos incluso se puede confundir con la depresión, pero podría ser simplemente un indicador de que necesitamos realizar urgentemente un cambio en nuestra vida. Cuando maduramos comenzamos a darnos cuenta de lo que no queremos, aunque aún no sepamos exactamente lo que queremos. Eso puede hacer que nos sintamos perdidos y sin brújula, aunque en realidad solo necesitamos hacer un alto para valorar las direcciones posibles.
2. Experimentar sentimientos muy intensos aparentemente irracionales. En algunos casos, los sentimientos aleatorios y aparentemente irracionales pueden ser síntoma de inestabilidad emocional, pero no siempre es así. En ocasiones, sobre todo cuando volvemos a reconectar con nosotros mismos, podemos llegar a experimentar sentimientos muy intensos, desde una profunda paz y amor hasta una gran ira o tristeza. Esos embates emocionales inesperados tan solo están intentando alertarnos de que necesitamos asumir nuestras emociones y darles más espacio en nuestra vida. De hecho, a menudo solo están intentando decirnos que les demos espacio en nuestra conciencia.
3. Miedo al salir de la zona de confort. Muchas veces, cuando estamos a punto de emprender algo nuevo, nos atenaza una sensación de miedo e incertidumbre. En realidad, se trata del miedo a salir de la zona de confort y no es una emoción negativa, sino que tan solo nos avisa de que estamos a punto de adentrarnos en un terreno desconocido y debemos tener cuidado. Ese miedo puede hacer que demos marcha atrás para refugiarnos en lo conocido, pero debemos recordar que si nunca salimos de nuestra zona de confort, no podremos poner a prueba nuestras capacidades y descubrir cosas nuevas.
4. No estar seguro de quiénes somos. Todos tenemos momentos en los que nos volvemos inseguros, particularmente durante las épocas de cambio o las dificultades. En realidad, tener dudas sobre nuestra identidad no es un problema de autoestima o autoconfianza sino tan solo una indicación de que podríamos estar evolucionando como persona y necesitamos cuestionarnos cosas que antes dábamos por sentado. Es decir, la persona que conocemos está cambiando y muchas de sus creencias pasadas están siendo reemplazadas, por lo que es normal que surjan dudas e inseguridades sobre nuestros valores, metas y creencias. Podemos aprovechar esa inseguridad para mirar dentro de nosotros y descubrir quiénes somos ahora.
5. Experimentar un intenso deseo de estar solo. Cuando nos aislamos de los demás, solemos pensar que estamos deprimidos. Sin embargo, no siempre es así. Cuando hay demasiadas personas a nuestro alrededor y pasamos de un compromiso a otro, es fácil perderse en ese barullo social. Por eso, a veces el deseo de estar solo es un reflejo de la necesidad de entrar en un período de autorreflexión para recalibrar nuestra mente. No es algo negativo, al contrario, nos permitirá mirar dentro de nosotros para reevaluar lo que estamos haciendo y nuestros estilo de vida.
6. Darse cuenta de que somos los únicos responsables de nuestra vida y felicidad. A medida que avanzamos en las etapas del crecimiento personal y profundizamos en nuestro autoconocimiento, nos damos cuenta de que somos los únicos responsables de nuestra vida y felicidad. Al inicio ese tipo de responsabilidad suele ser abrumadora. Podemos sentir el peso de esa presión sobre nuestros hombros. Es el miedo a la libertad y asumir nuestras responsabilidades, como dijera Erich Fromm. Sin embargo, abrazar este sentimiento como símbolo de crecimiento es el primer paso hacia nuevos logros.
6 sensaciones desagradables que indican que vas por buen camino