En al menos nueve casos la enfermedad fue diagnosticada en personas que estuvieron en contacto cercano con pacientes ya enfermos, pero no tenían una relación genética con ellas, según una fuente de The Guardian.
El número real de casos de un síndrome neurológico desconocido reportado en la provincia canadiense de Nuevo Brunswick por primera vez en marzo sería considerablemente mayor que los 48 reconocidos oficialmente y alcanzaría los 150, recoge The Guardian con referencia a varias fuentes familiarizadas.
«Estoy realmente preocupado por estos casos porque parecen evolucionar muy rápido. Estoy preocupado por ellos y les debemos algún tipo de explicación», cita el diario a un informante relacionado con Vitalité Health Network, una de las autoridades sanitarias de la provincia, que habló en condición de anonimato.
Asimismo, la fuente aseveró que en al menos nueve casos la enfermedad fue diagnosticada en personas que estuvieron en contacto cercano con pacientes ya enfermos pero no tenían una relación genética con ellas. Esto sugiere que podría ser provocada por factores medioambientales, indicó el informante, que también resaltó que, en su opinión, «esta no es una enfermedad de Nuevo Brunswick».
«Probablemente somos el área que está levantando la bandera porque somos principalmente rurales y en un área donde la gente podría estar más expuesta a factores ambientales», sugirió.
El síndrome incluye una amplia gama de síntomas: problemas de memoria, espasmos musculares, problemas de equilibrio, dificultad para caminar o caídas, visión borrosa o alucinaciones visuales, pérdida de peso significativa e inexplicable, cambios de comportamiento y dolor en las extremidades superiores o inferiores. Debido a esta variedad de síntomas, es probable que ya este mes las autoridades provinciales anuncien que los casos, ocho de ellos fatales, fueron agrupados por error y que en realidad se trataría de diferentes enfermedades no relacionadas, indica The Guardian. Sin embargo, la fuente resalta que una particularidad da a entender que tienen algo en común: la edad de los enfermos, que es menor que en síndromes neurodegenerativos ‘normales’.
«El hecho de que aquí tengamos un espectro de pacientes más joven es un argumento muy fuerte en contra de lo que parece ser la posición preferida del Gobierno de Nuevo Brunswick, que es que los casos en este grupo se están agrupando por error», cita el diario al científico de un agencia sanitaria canadiense que no quiso revelar su nombre por no estar autorizado para hablar sobre el tema.
En un intento de entender la causa del probable síndrome, el residente local Tim Beatty trata de conseguir un análisis de los restos de su padre, Laurie, muerto en 2019 y declarado como víctima de alzhéimer. En particular, opina que hay que buscar rastros de neurotoxinas y, especialmente, de β-metilamino-L-alanina (BMAA), una sustancia que algunos expertos vinculan con el deterioro cerebral y que fue encontrada en altas concentraciones en langostas, una crustáceo cuya pesca constituye un importante industria en el área. Sin embargo, esta hipótesis todavía no ha alcanzado el consenso de las autoridades.
«No sé por qué la provincia no se limita a hacer ciencia y a indagar. Tienen los restos de mi padre. Les hemos dado total permiso para hacer toxicología y hacer lo que sea necesario. Sin embargo, no se ha examinado nada», señala Beatty.
Pues desde luego tiene toda la pinta de estar originado por una sustancia, si la han consumido deliberada o inadvertidamente ya es otra cuestión.