Una vez que nos metamos en el metaverso, será difícil salir de él… Así lo plantea Louis Rosenberg, conocido por desarrollar el primer sistema funcional de realidad aumentada en el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea (AFRL) de EE.UU. y tener cerca de 300 patentes en todo el mundo por su trabajos, que incluyen realidad virtual e inteligencia artificial.
Vivimos en tiempos peligrosos donde las redes sociales manipulan nuestra realidad al filtrar lo que debemos y no debemos ver —censura incluida—. Y donde a la vez las personas usan el poder de difusión permitido de manera poco saludable, promoviendo la división.
De acuerdo a Rosenberg, la realidad aumentada y el metaverso que presentó Mark Zuckerberg el año pasado tienen el potencial de amplificar estos peligros a niveles inconmensurables.
«En su núcleo, esta tecnología tiene como objetivo presentar contenido en la forma más natural posible, integrando a la perfección imágenes, sonidos e incluso sentimientos simulados en nuestra percepción del mundo real que nos rodea. Esto significa que la realidad aumentada (AR), más que cualquier otro medio hasta la fecha, tiene el potencial de alterar nuestro sentido de la realidad, distorsionando la forma en que interpretamos nuestras experiencias diarias directas», dice el experto en un artículo de opinión publicado en BigThink.
«En un mundo de AR, simplemente caminar por la calle se convertirá en una amalgama salvaje de lo físico y lo virtual, fusionados de manera tan convincente que los límites desaparecerán de nuestras mentes. Nuestro entorno se llenará de personas, lugares, objetos y actividades que en realidad no existen y, sin embargo, nos parecerán profundamente auténticos», continua. «Personalmente, encuentro esto aterrador. Cambiará todos los aspectos de la sociedad y no necesariamente en el buen sentido».
Y si hablamos de una opinión sobre el asunto del metaverso, no podemos pedir una más calificada. Rosenberg ha estado trabajando con la realidad aumentada por más de 30 años, antes de que incluso se acuñara dicho término. En sus comienzos, fue el investigador principal de un esfuerzo pionero realizado en el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea (AFRL) con el apoyo de la Universidad de Stanford y la NASA. Conocido como el proyecto Virtual Fixtures, permitió a los usuarios acercarse e interactuar —por primera vez— con una realidad mixta de objetos tanto reales como virtuales.
La desaparición de la realidad
Durante la última década, el abuso de las tecnologías de los medios nos ha hecho vulnerables a las distorsiones y la desinformación, desde noticias falsas y deepfakes hasta redes de bots y granjas de trolls. Estos peligros son insidiosos, pero al menos podemos apagar nuestros teléfonos o alejarnos de nuestras pantallas y tener experiencias auténticas del mundo real, cara a cara, que no se filtran a través de bases de datos corporativas ni se manipulan mediante algoritmos inteligentes. Con el auge de la RA, este último bastión de realidad confiable podría desaparecer por completo. Y cuando eso suceda, solo exacerbará las divisiones sociales que nos amenazan.
«La experiencia compartida que llamamos “sociedad civilizada” se está erosionando rápidamente, en gran parte porque cada uno de nosotros vivimos en nuestra propia burbuja de datos, y todos recibimos noticias e información personalizadas (e incluso mentiras) adaptadas a sus propias creencias personales. Esto refuerza nuestros prejuicios y afianza nuestras opiniones. Pero hoy, al menos podemos entrar en un espacio público y tener algún nivel de experiencia compartida en una realidad común. Con AR, eso también se perderá», afirma Rosenberg.
El inventor también señala los problemas de privación de derechos y desigualdad social, en una brecha que se ampliará peligrosamente entre los que tengan acceso a la tecnología y los que no.
«Considere la tragedia de la falta de vivienda. Habrá quienes elijan no ver este problema por razones políticas, sus cascos AR generarán anteojeras virtuales, esconderán comedores populares y refugios para personas sin hogar detrás de paredes virtuales, al igual que los sitios de construcción están ocultos en el mundo actual. Habrá otros que elijan no ver clínicas de fertilidad o tiendas de armas o cualquier otra cosa que las fuerzas políticas imperantes alienten a bloquear de la realidad».
«Al mismo tiempo, considere el impacto en los miembros más pobres de la sociedad. Si una familia no puede pagar el hardware de AR, vivirá en un mundo donde el contenido fundamental es completamente invisible para ellos».
Nunca podrás dejar el metaverso
En este mismo sentido, Rosenberg asegura que seremos completamente dependientes de las capas virtuales de información proyectadas a nuestro alrededor. No se sentirá más opcional de lo que el acceso a Internet se siente opcional en la actualidad.
«No desconectarás tu sistema de AR porque hacerlo hará que aspectos importantes de tu entorno sean inaccesibles para ti, poniéndote en desventaja social, económica e intelectual. El hecho es que las tecnologías que adoptamos en nombre de la conveniencia rara vez siguen siendo opcionales, no cuando están integradas en nuestras vidas de manera tan amplia como lo será la realidad aumentada», advierte.
Por otra parte, el científico reconoce que la AR tiene el poder de enriquecer nuestras vidas de formas maravillosas —por ejemplo, permitiendo a los cirujanos trabajar más rápido y mejor—.
«Trabajadores de la construcción, ingenieros y científicos —todos, jóvenes y mayores— se beneficiarán. También estoy seguro de que la AR revolucionará el entretenimiento y la educación, dando rienda suelta a experiencias que no solo son atractivas e informativas, sino también emocionantes e inspiradoras», apunta.
«Pero esto también nos hará aún más dependientes de las insidiosas capas de tecnología que median en nuestras vidas y de los poderosos que controlan esas capas. Esto nos dejará cada vez más susceptibles a manipulaciones y distorsiones por parte de aquellos que pueden permitirse el lujo de mover los hilos. Si no tenemos cuidado ahora, la AR podría fácilmente usarse para fracturar la sociedad, empujándonos de nuestras propias burbujas de información a nuestras propias realidades personalizadas, afianzando aún más nuestros puntos de vista y cimentando nuestras divisiones, incluso cuando estamos cara a cara con otros en lo que se siente como la esfera pública».
Por último, Rosenberg concluye con un mensaje de alerta, recomendando estar atentos y vigilantes desde ahora mismo, pues es lo único que podría evitar un destino distópico para nuestra actual sociedad tecnológica.
«Para protegernos contra los peligros potenciales, debemos proceder con cuidado y consideración, anticipándonos a los problemas que podrían corromper lo que debería ser una tecnología edificante. Si algo hemos aprendido de los males inesperados de las redes sociales es que las buenas intenciones no son suficientes para evitar que se desplieguen sistemas con serios problemas estructurales. Y una vez que esos problemas estructurales están en su lugar, es extremadamente difícil reparar el daño. Esto significa que los defensores de la AR deben hacer las cosas bien a la primera».
Inventor de la Realidad Aumentada dice que el Metaverso es una amenaza para la sociedad