La extinción de los humanos sería un destino inevitable. Factores como la destrucción del hábitat, el declive en los índices de fertilidad y la baja variación genética están condenando a nuestra especie, según el paleontólogo Henry Gee. De hecho, estiman que a finales del siglo XXI la población global empezará a disminuir irremediablemente. Sin ningún tipo de recelo, Gee publicó su hipótesis en un artículo de Scientific American donde utilizó el término “extinción”.

Factores que promueven la extinción de los humanos.

Actualmente, no existe un consenso general sobre la evolución de la población global en lo que resta del siglo. Sin embargo, la mayoría considera que alcanzaremos un pico máximo en la década del 2050 y posteriormente veremos una caída acelerada. “Considero que la población humana no sólo está condenada a disminuir, sino también a colapsar en breve”, escribió Gee.

Y entre los ingredientes de esta receta para el desastre destaca la escasa variación genética, contaminación, caída en los índices de natalidad y el estrés generado por vivir en centros urbanos super poblados. “Para los humanos, la amenaza más intrínseca es un fenómeno denominado trampa de extinción”, explica el paleontólogo y editor de la revista Nature. “Llega un momento en el progreso de cualquier especie, incluso en aquellas que parecen prósperas, en que la extinción se hace inevitable, sin importar lo que hagan para eludirla”.

“Las especies en mayor riesgo son las que dominan partes del hábitat a costa de otras, quienes tienden a migrar a otros sitios. En consecuencia, se propagan de forma más dispersa”, explica el experto. “Los seres humanos ocupamos más o menos todo el planeta, y al secuestrar gran parte de la productividad en esta mancha de hábitat planetaria, automáticamente nos hacemos dominantes dentro de ella”.

Especie en vías de extinción.

En términos más simples: eventualmente nuestras acciones nos alcanzarán, y es posible que la humanidad “ya sea una especie en vías de extinción”, sentencia Gee. Desde la perspectiva a largo plazo del investigador, es mucho más probable que nuestra población colapse y no solo que disminuya. Sobre todo, porque las especies de mamíferos tienden a surgir y desaparecer muy rápidamente. “Aparecen, florecen y se extinguen en el transcurso de un millón de años”.

El Homo sapiens existe desde hace unos 300 mil años. Sin embargo, hasta hace unas decenas de miles de años éramos una especie rara. “Tan rara, que más de una vez estuvo al borde de la extinción”, asevera el antropólogo. La población actual surgió muy rápidamente de algo muy pequeño. “Encontramos mayor variación genética en algunas especies de chimpancés salvajes que en toda la población humana. Cuando se trata de la supervivencia de una especie, la falta de variación genética juega en contra”, dice el científico.

Gee también apunta que la calidad del esperma humano ha mermado en las últimas décadas, lo que podría influir en los índices cada vez más bajos de natalidad. Y la contaminación, consecuencia directa de la degradación humana del ambiente, también aparece entre los factores considerados por el especialista. Otro factor importante es el estrés “desencadenado por vivir cerca de otras personas durante largos periodos de tiempo”.

Modelo insostenible.

Henry Gee considera que tanto la desaceleración del crecimiento poblacional como la economía contribuirán a nuestra extinción. “La clase política aboga por un crecimiento implacable, pero este modelo no resulta sustentable en un mundo con recursos finitos”, advierte. “En la actualidad, las personas deben trabajar más y durante más tiempo para mantener el mismo estándar de vida que les proporcionaron sus padres. Si es que les resulta posible alcanzar el mismo nivel de vida”, critica Gee.

El paleontólogo asegura que existe numerosa evidencia de que la productividad económica está estancada, e incluso va en declive, desde hace dos décadas. Por eso es que las personas posponen la idea de tener hijos. Y quizá a esto también se deba que la propia fertilidad empiece a disminuir.

Otro factor que refiere el investigador es la emancipación reproductiva, económica, social y política de las mujeres. “Con una variedad de métodos anticonceptivos al alcance y mejores cuidados de salud, las mujeres ya no deben tener tantos hijos para asegurarse de que, al menos, alguno sobreviva a los primeros años de infancia. Pero, tener menos hijos o posponerlos se traduce en una disminución poblacional”, apunta Gee.

“Todas las señales están ahí, para el que las quiera ver”. Si este hombre tiene razón, lo único que nos queda es preguntarnos: ¿cuánto tiempo pasará hasta que la especie humana colapse?

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