Muchos hemos experimentado lo que los científicos llaman «sueños lúcidos», que básicamente se definen como la experiencia consciente durante el estado del sueño. Quienes logran tener esta forma de soñar son capaces de tener un papel más activo dentro de los escenarios, acciones e incluso pensamientos que ocurren durante el proceso onírico. Quizá el ejemplo más conocido de lo que podrían ser este tipo de sueños es la película Inception (2010), donde un sujeto es consciente de que sueña y, por ello, tiene la capacidad de modificar su realidad mientras lo hace.
Fotografía: Inception
Aunque no todas las personas han tenido sueños lúcidos, quienes lo han hecho no comparten siempre los mismos parámetros, por lo cual no es posible elaborar una fórmula o teoría generalizada de qué son, cómo experimentarlos, o los alcances que puedan tener al ser aplicados a terapias o al manejo del estrés y la ansiedad. Sin embargo, y a pesar del poco interés para invertir en la investigación de este fenómeno neurofisiológico, algunos expertos se han dado a la tarea de sistematizar los resultados de los estudios que han hecho para ofrecer una serie de recomendaciones para inducir este tipo de sueños.
Uno de los principales referentes es el trabajo del Dr. Stephen LaBerge, que en su libro Explorando el mundo de los sueños lúcidos brinda una amplia introducción al tema y propone ejercicios para concretar la experiencia de los sueños lúcidos. Algunas de las recomendaciones no sólo son básicas para las técnicas propuestas, sino que incluso pueden ayudar a mejorar significativamente la calidad del descanso y son muy parecidas a las técnicas introductorias para la meditación.
Hacer conciencia de todos nuestros sentidos
Para este primer paso, los ejercicios de respiración son fundamentales, pues cuando inhalamos y exhalamos a conciencia se despejan sentidos primarios como el oído, la vista y el olfato. A través de las respiraciones (sobre todo las diafragmáticas), el cuerpo comienza a relajarse y ello nos permite hacer una radiografía de nosotros mismos. Se debe hacer conciencia sobre lo que se ve, lo que se escucha y lo que se siente en las manos, los pies, el estómago, lo que estamos oliendo, e incluso el sabor en nuestra boca. En resumen, el primer paso para un buen sueño lúcido es hacernos conscientes del cuerpo físico.
Hacer conciencia de nuestras emociones y pensamientos
Este paso quizá sea complicado, pues pocas veces nos detenemos a nombrar lo que estamos sintiendo. Hay emociones que por mínimas que parezcan, nos acompañan a lo largo del día y es hasta la hora del sueño que logramos procesarlas. Lo mismo sucede con los pensamientos. Solemos pasar todo el día con el mismo pensamiento sin darle la relevancia necesaria; hacerlo consciente y trabajarlo de la mano de las emociones puede ayudar a darle salida.
Planificar tiempos y programar nuestra mente para tener sueños lúcidos
Es importante que para lograr tener un sueño lúcido, se establezcan y respeten los horarios destinados para el descanso. Esta práctica es fundamental incluso si no se busca soñar lúcidamente. También es importante programarnos de manera consciente para soñar. Puede parecer extraño decir que para soñar lúcidamente se debe pensar en eso, pero funciona. La práctica constante puede llevar a aplicaciones más sofisticadas de esta forma de sueño para tratar problemas de estrés postraumático, duelos o depresiones.
En el libro de LaBerge se plantean técnicas que se adaptan a diferentes tipos de personas, así que si quieres experimentar un sueño lúcido, no dejes de seguir estas recomendaciones y estar pendiente de nuestras actualizaciones sobre el tema
https://pijamasurf.com/2022/04/dia_de_los_suenos_lucidos_recomendaciones_para_disfrutar_de_esta_experiencia_onirica/