Padres adictos al móvil y niños que se sienten ignorados

Papás y mamás, desconectad del móvil de vez en cuando para conectar con lo que más importa: vuestros hijos. Porque los niños necesitan vuestra atención y validación para crecer en seguridad y felicidad. Que la tecnología no sea un obstáculo.
Padres adictos al móvil y niños que se sienten ignorados

“Papá, mira qué dibujo he hecho”, “mamá, ¿por qué las nubes cambian de color por la tarde?”. Los niños demandan nuestra atención 24/7. Pocas realidades hay más naturales que un pequeño esperando la validación de sus progenitores. Sin embargo, cada vez vemos más madres y padres adictos al móvil que, casi sin darse cuenta, están descuidando las necesidades de sus hijos.

Porque la atención padres-hijos nutre tanto como el propio alimento, abriga los afectos y confiere una seguridad esencial para su desarrollo. Saber estar presente requiere saber cuándo desconectar de la tecnología para conectar con nuestros niños. Y esto, tristemente, lo estamos descuidando cada vez más, con las serias consecuencias que de ello se deriva.

Hemos normalizado de tal modo el uso de nuestros dispositivos, que no somos conscientes de hasta qué punto está afectando a la calidad de vida. Porque tener uno o diez móviles no es un problema. Como tampoco lo es tener dos ordenadores y teletrabajar. El conflicto reside en no saber en qué momento dejar a un lado esa pantalla para volver a lo que más importa: el aquí y ahora con los nuestros.

Los niños nos imitan. Si no les prestamos atención, si nos ven a todas horas con los móviles y el ordenador, seguramente el día de mañana prioricen la tecnología a la conexión con nosotros.

Niño con una tablet y padre con ordenador simbolizando a los Padres adictos al móvil
Muchas madres y padres admiten que les cuesta mucho desconectar del todo de la tecnología.

Niños emocionalmente abandonados y el phubbing parental

Como bien sabemos, es recurrente usar sonoros anglicismos para describir comportamientos cada vez más comunes. En este caso, el phubbing parental define esa conducta en la que los padres ignoran a sus hijos mientras utilizan el móvil. Si ya casi nos hemos acostumbrado a este hábito cuando estamos con amigos, la realidad se vuelve más grave cuando acontece en una dinámica familiar.

En un trabajo de investigación realizado en la Universidad de Drexel quedó en evidencia un dato llamativo. Cerca del 70 % de los padres admiten que se distraen con el móvil mientras están con sus hijos. Es más, inciden en que les cuesta bastante no mirar la pantalla cuando reciben una notificación o guardar el dispositivo cuando comparten tiempo con los niños.

Podríamos decir que los dispositivos electrónicos son esos secuestradores de atención absoluta que tanto nos cuesta controlar. Sin embargo, ¿cuánta atención nos roban? ¿Mucha, poca, demasiada, quizá? Si queremos saberlo realmente preguntemos a nuestro entorno, y en especial, a nuestros niños. Porque ellos son las auténticas víctimas de esta realidad que se nos escapa ya de las manos.

Los niños que no reciben atención desarrollan sentimientos de inutilidad hacia sí mismos. No se sienten valiosos ni válidos, con lo cual, cabe el riesgo de que terminen sufriendo trastornos del estado del ánimo.

Niños emocionalmente abandonados

Pensemos durante un momento lo que se siente cuando somos ignorados por alguien a quien queremos. Pongámonos ahora en la piel de un niño de 4 años que se siente ignorado por sus progenitores. Efectivamente, una de las consecuencias de los padres adictos al móvil es que no son conscientes del “dolor” que causan en sus hijos.

Decimos dolor por un hecho muy simple. La sensación de sentirse ignorado es procesado por el cerebro del mismo modo que el sufrimiento físico. A ello hay que añadirle cómo procesa e interpreta la mente infantil esa situación. Asume que su papá o su mamá no lo quiere, y que cada cosa que hacen o dicen no es adecuado o no es de valor para ellos.

El pequeño que se siente emocionalmente abandonado desarrolla sentimientos de inutilidad hacia sí mismo. No se considera importante ni válido porque sus papás no refuerzan sus palabras, sus preguntas y acciones. Es más, en ocasiones pueden derivar en conductas disruptivas o negativas solo para atraer -a la desesperada- la atención de sus padres.

Cuando un niño no recibe la atención que necesita de sus padres, evidencia conductas cada vez más ansiosas. Este comportamiento puede trasladarse también a la escuela, siendo cada vez más retraído o, por el contrario, desafiante.

Padres adictos al móvil y niños con depresión

En un trabajo de investigación realizado en la Northeast Normal University reveló un dato de crucial relevancia. El phubbing de los padres se asocia con un mayor riesgo de depresión en niños y adolescentes. Ese sentimiento de abandono emocional desarrolla sentimientos de inutilidad y una percepción negativa del niño hacia sí mismo.

Al llegar a la adolescencia, pueden evidenciar desde ansiedad, hasta conductas suicidas. Sin descartar una mayor tendencia hacia conductas de riesgo como el consumo de drogas.

Por otro lado, tampoco podemos descuidar un aspecto evidente. El niño que crece con unos padres adictos al móvil, termina convirtiéndose también en un adicto a las tecnologías. Por no hablar del vínculo deficiente que creará con sus progenitores.

niño en el ordenador buscando información sobre los padres adictos al móvil
Las madres y los padres deben ser conscientes de qué tipo de modelo parental están proyectando en sus hijos.

¿Qué pueden hacer las madres y los padres adictos al móvil?

Si hay algo de lo que deben tomar conciencia las madres y padres adictos al móvil es de su propia conducta. Un adicto no siempre admite su dependencia hacia una sustancia o comportamiento. En este caso, sucede casi lo mismo. Y ocurre porque hemos normalizado tanto el uso de nuestros dispositivos que no sabemos poner límites.

Sabemos que son instrumentos valiosos para el trabajo y la comunicación. Sin embargo, a veces, recurrimos a ellos para aliviar el estrés y hasta para escapar de la realidad. Somos cautivos de las notificaciones, esclavos de ese scroll que nunca termina y del miedo a perdernos algo. Cuando lo que nos estamos perdiendo es la crianza de nuestros niños.

Guardemos el móvil cuando estemos con nuestros hijos. Instalemos una app que nos revele cuánto tiempo pasamos ante la pantalla para darnos cuenta de la vida que perdemos en ella. Pidamos ayuda a los profesionales si lo necesitemos, pero nunca, nunca dejemos de responder las preguntas de los niños, de mirarles cuando nos hablan, de decirles cuánto los queremos y lo valiosos que son.

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