El fénix japonés, ave que se creía extinta, vuelve a su hábitat después de décadas de ausencia

En días pasados aparecieron decenas de pájaros toki en la localidad de Sado, en Japón.

Esto era algo inimaginable en 2003, cuando después de la muerte del pájaro kin no hubo ni un solo toki nacido en la naturaleza. Su muerte llegó a los titulares nacionales y pareció marcar el final de una larga y aparentemente inútil batalla para proteger a los toki en Japón, donde sus plumas incluso inspiraron el término «rosa melocotón»: «toki-iro».

Sin embargo, en poco menos de dos décadas, la población de toki salvajes de Sado ha pasado de cero a casi quinientos gracias a la diplomacia internacional, la investigación científica y una revolución agrícola en la isla frente a la costa occidental de Honshu, Japón.

Esta es una peculiar historia de éxito de conservación en el contexto de que una de cada ocho especies de aves en todo el mundo está en peligro de extinción.

toki
Fotografía: Charly Triballeau/AFP/Getty Images

Antes, el toki salvaje también habitaba en ciertas regiones de Rusia, Taiwán y Corea del Sur.

Por desgracia, era considerado una plaga, pues dañaba las plantas de arroz. Además, se creía que la carne de toki tenía beneficios para la salud humana y sus plumas se usaban para todo, desde plumeros hasta adornos decorativos en sombreros. Por ello, la caza furtiva terminó por devastar a la población existente de aves.

A principios de la década de 1930, sólo quedaban algunas pocas docenas de toki en Japón, principalmente en Sado y la cercana península de Noto, y la especie obtuvo el estatus de protección. Luego surgió una nueva amenaza durante el proceso de crecimiento de Japón en la posguerra: el aumento del uso de fertilizantes y pesticidas químicos.

Los toki se alimentan principalmente en arrozales que imitan los hábitats de los humedales pantanosos y son comensales indiscriminados: comen de todo, desde insectos hasta pequeños cangrejos y ranas. Pero los productos químicos comenzaron a afectar a las aves y su comida, y en 1981 sólo quedaban cinco ejemplares de toki, todos en Sado, donde los funcionarios los pusieron en cautiverio para protegerlos.

Afortunadamente, por una extraña coincidencia, el mismo año se descubrió una población de siete toki salvajes en un área remota de la provincia china de Shaanxi, lo cual hizo revivir las esperanzas de supervivencia del ave. Las aves cautivas de Sado no lograron aparearse, pero el programa de China tuvo más éxito y cuando el entonces presidente chino, Jiang Zemin, realizó una histórica primera visita de Estado en 1998, le ofreció a Japón el regalo de un par de toki.

You You y Yang Yang llegaron al año siguiente en asientos de primera clase. Otras aves llegaron de China y, con el tiempo, Sado tuvo una población lo suficientemente grande como para considerar la reintroducción del toki en la naturaleza.

No obstante, las autoridades primero tuvieron que abordar la cuestión del uso de fertilizantes químicos y pesticidas en Sado. En aquel entonces, la gente no mostraba mucho interés en el medioambiente cuando cultivaba. Sus prioridades eran vender productos a un precio alto y cosechar lo más posible. Se pidió a los agricultores que redujeran los fertilizantes químicos y pesticidas a la mitad del nivel permitido por las normas locales, pero hubo rechazo. Menos productos químicos significaron cosechas más pequeñas, pérdida de ingresos y más deshierbe. Algunos agricultores no le veían sentido a otras propuestas, como los canales subterráneos que conectan los campos de arroz con los ríos para aumentar el flujo de vida acuática.

Por ello, los funcionarios locales utilizaron un enfoque más severo, negándose a comprar arroz de los agricultores que rechazaron los nuevos límites químicos y creando una nueva marca prémium de arroz «apto para toki» para aquellos que lo hicieron.

A pesar de estas estrictas medidas, la verdadera diferencia se produjo cuando se liberaron las primeras aves en 2008. Incluso los agricultores reacios a adaptarse estaban «encantados» de ver un pájaro con un estatus casi mítico en Sado deambulando por sus campos.

El toki fungió casi como un embajador ambiental, que ayudó a crear un buen ambiente para sí mismo. Esperemos que este ejemplo de éxito se pueda replicar en más regiones para conservar más especies en peligro de extinción.

https://pijamasurf.com/2022/06/el_fenix_japones_ave_que_se_creia_extinta_desde_hace_decadas_vuelve_a_su_habitat/

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