No somos hacedores de nada y nada debo esperar de nadie salvo lo que escrito está.
Sentarme, meditar, seguir la Vía, es lo único que puedo, debo y quiero hacer pues todo está ahí, aquí, así ya realizado.
Vendrá quien tenga que venir, escribiré lo que tenga que escribir, las palabras saldrán como tengan que salir pero jamás creyéndome que soy el artífice meritorio de nada.
No se puede servir a Dios mientras se espere que el César te aporte lo que necesites.
La Fe, la Confianza, la Devoción, o son plenas o no son y ésta es una gran Verdad que el fuego del mundo siempre querrá desprestigiar y despreciar.
Lo sencillo vence a lo complicado sin esfuerzo, en paz, para al final comprender que nada había que vencer, nadie vencido y nadie vencedor.
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