No sé qué hacer con mi vida: ¿cómo afrontar esta sensación?

La sociedad nos trasmite la idea de que lo ejemplar es tener claras nuestras decisiones vitales. La idea que circula entre la mayoría de nosotros es que alguien que duda a la hora de elegir carrera, trabajo o pareja es alguien que está perdido. Esta sensación la internalizamos con facilidad. Así, hoy queremos daros algunas recomendaciones sobre qué podéis hacer cuando sentís que habéis perdido vuestra brújula vital.
No sé qué hacer con mi vida: ¿cómo afrontar esta sensación?

No sé qué hacer con mi vida, llevo una época en que me siento perdido y no le encuentro sentido a buena parte de lo que hago. ¿Quién no se ha visto alguna vez en esta misma situación? ¿Quién no ha sentido ese profundo vacío existencial? Pocas realidades definen tanto al ser humano como esa incertidumbre en el propio devenir en el que uno no sabe bien qué dirección tomar.

Esperamos que nuestra existencia tenga algún sentido, que lo que hacemos sea fácil de interpretar en la línea de un relato que sea coherente, lógico. Sin embargo, con frecuencia no reparamos en que este sentido lo damos a posteriori.

Por ejemplo, eliges unos estudios, pero después trabajas en algo que aparentemente tiene poco que ver. Durante cierto tiempo das por sentado que eso te hace feliz; que es lo que quieres. Hasta que llega un momento en el que empiezan a aparecer grietas en ese castillo de naipes. Alguien se da cuenta de que has aumentado tus quejas y te hace una pregunta directa: y, entonces, ¿por qué lo haces si te hace sentir tan mal?

Ahora bien, el hecho está en que no hay nada extraordinario en los cambios o en la duda. Cuando pasamos por una crisis derivada del hecho de haber encontrado grietas en nuestros pilares vitales, solemos entrar en pánico. A nadie le agradan las crisis, aunque sean periodos de lo más normativos y recurrentes.

Las personas cambiamos, varían nuestros intereses y necesitamos abrirnos hacia otros caminos. Aceptarlo y saber manejar ese proceso, da forma a nuestra evolución.

Debemos estar dispuestos a dejar ir la vida que planeamos para tener la vida que nos espera.

—  Joseph Campbell

chica ante camino pensando en que no sé qué hacer con mi vida
Cuando nos abraza la inseguridad y no sabemos qué hacer con nuestras vidas, es momento de realizar un acto de introspección

Claves que puedes seguir cuando no sabes qué hacer con tu vida

Puede que necesites reformular tus propósitos. Tal vez debas llevar a cabo algún pequeño cambio, o a lo mejor, iniciar toda una revolución personal. Cuando uno se siente estancado y se dice a sí mismo, no sin cierta frustración, aquello de no sé qué hacer con mi vida, lo primero es tomar un café con la propia persona y practicar el diálogo interno.

Encerrarnos en las caracolas de nuestra mente un tiempo para favorecer la introspección es siempre un buen inicio. Lo es porque, por término medio, apenas tenemos tiempo para ello. El día a día suele ser caótico, demandante y ruidoso. Así, y casi sin darnos cuenta, nos desvinculamos de ese mundo interno que está pidiéndonos a gritos que nos detengamos. Porque tiene cosas que decirnos…

Veamos qué estrategias pueden ayudarnos en estas circunstancias.

Los cambios forman parte de nuestra vida. Cuando no sabemos qué dirección tomar o qué hacer, es momento de dar forma a un cambio, clarificando antes nuestros valores y propósitos.

Analiza dónde te encuentras ahora

Para saber hacia dónde reorientar tu vida, puedes empezar por aclarar la situación actual. ¿Qué cambios han ocurrido en tu entorno que han precipitado esta crisis? De esta forma es cómo si te estuvieras acercando con el helicóptero a un nuevo punto de partida.

Por tanto, en lugar de dejarnos llevar por la frustración y la ansiedad por no saber qué hacer con nuestras vidas, podemos plantearnos algunas preguntas para conseguir precisamente esta claridad mental sobre el presente:

  • ¿Me identifica, me da sentido y me hace feliz las actividades que desempeño ahora? (trabajo, estudios, aficiones…)
  • ¿Estoy haciendo realmente lo que quiero hacer?
  • ¿Soy feliz con las personas que me rodean? ¿Hay alguien que me trae más preocupaciones que bienestar?
  • ¿Cómo me veo dentro de 5 años? ¿Me satisface esa perspectiva de futuro o debería cambiarla?

Intentemos responder con sinceridad estas preguntas.

Clarifica tus valores y propósitos

Nuestros valores y propósitos necesitan actualizarse cada cierto tiempo. Porque las personas cambiamos, y las circunstancias también lo hacen, y no siempre nos posicionan en lugares en los que nos sentimos cómodos. Como ejemplo, trabajos de investigación como los realizados en la Universidad Clermont Auvergne, de Francia, nos indican que la pandemia y la crisis del covid ha hecho mella en muchos de nosotros.

El mundo ha cambiado, y es lógico que muchas de las realidades que dábamos por sentado, (trabajo, futuro, relaciones), estén en crisis. Por tanto, un paso más que necesario que debemos propiciar, es reflexionar en qué valores y propósitos que nos definen ahora.

¿Qué es lo que te inspira?

Mira más allá de tu realidad más cercana, de tus rutinas, de la gente que te rodea en tu presente inmediato. ¿Qué es lo que te inspira realmente, qué es lo que te ilusiona, acelera tu corazón y llena tu mente de posibilidades, sueños y deseos? Piensa en ello mientras respondes a una serie de nuevas cuestiones:

  • ¿Qué tipo de trabajo te haría feliz y te sentirías realizado al desempeñarlo?
  • ¿Qué actividades te suscitan interés y te gustaría probar?
  • ¿Qué personas te inspiran? ¿Qué te viene a la mente cuando las escuchas o las ves?

Aquello que nos inspira, nos puede dar nuevos motivos para iniciar cambios. La ilusión es el motor de la motivación.

Cuando no sepas qué hacer con tu vida, recuerda tus talentos

Todos tenemos excelentes competencias en algún ámbito. Cada uno de nosotros disponemos de unos talentos propios, habilidades que nos distinguen del resto y que nos permiten disfrutar de un buen sentido de autoeficacia. Recordémoslos, tengámoslos presente y centrémonos en ellos. Porque esas capacidades únicas pueden marcar el camino que nos acerquen hacia una nueva etapa vital.

Asimismo, además de esas competencias, es bueno clarificar cuáles son nuestras fortalezas personales (empatía, creatividad, resolución, sensibilidad, confianza, etc.). Son nutrientes que deben darnos templanzas en tiempos de inseguridad.

Mujer caminando mirando la cima de una montaña pensando en que no sé qué hacer con mi vida
Además de repasar tus valores en periodos de crisis, ten en cuenta también a tu intuición. Es la voz de tu conciencia cuando no sepas qué hacer en la vida

Ábrete a nuevas experiencias, tienes todo un mundo que descubrir

Puede que hayas pasado muchos años orientando tu vida en una dirección determinada. Sin embargo, estás en momento en el que estás empezando a dudar de eso que parecía tan claro. De pronto, donde antes veías actuaciones lógicas, ahora empiezas a ver un abanico de posibilidades, que tienes alternativas que podrían llegar a gustarte incluso más que aquella por la que ya te habías decantado antes de llegar a ese punto.

Tal vez sea momento de cambiar de vía, de coger otro tren. El mundo está lleno de posibilidades, de gente extraordinaria que conocer, de ocupaciones que pueden darnos un auténtico sentido tanto profesional como personalmente.

Hagámoslo, descubramos nuevas experiencias, aprendamos más habilidades, conozcamos a otras personas… Seguro que en poco tiempo, nuestra existencia retoma el rumbo adecuado. El que nos satisface de verdad.

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