La comunicación del secreto abierto solo puede apuntar a la simple maravilla de ser e intentar iluminar la inutilidad de buscarla. No acepta ni rechaza las enseñanzas del camino o proceso espiritual, pero expondrá, sin compromiso, el concepto erróneo singular y fundamental que impulsa la creencia de que hay algo llamado buscador que es capaz de encontrar otra cosa llamada iluminación.
La vida no es una tarea. No hay absolutamente nada que alcanzar excepto la comprensión de que no hay absolutamente nada que alcanzar.
Lo que se busca queda oculto al buscador por ser ya todo.
Una realidad unificada en la que «no hay dos» o «no hay otro» seguramente confirma la naturaleza ilusoria de la separación. Si la separación es ilusoria, cualquier intento de no estar separados tiene sus raíces en una perspectiva dualista. De modo que el principio básico de cualquier enseñanza que intente transformar un estado ilusorio de estar separado en un estado de unidad se basa en la creencia en una realidad dividida y, por lo tanto, no puede pretender ser no-dual.
Entonces, ¿el buscador debería escalar la montaña espiritual o simplemente dejarse llevar y entregarse a la vida?… ¿Es esa la pregunta? ¿O es posible que no haya pregunta ni respuesta? Quizás lo que se busca ya es todo lo que hay. Quizás lo que se anhela ya está sucediendo constantemente… nunca se fue… el buscador se empeña en buscarlo.
Buscar el ser es creer que se ha perdido. ¿Se ha perdido algo, o es simplemente que la mirada lo esquiva? ¿El amado siempre está bailando constantemente más allá de nuestro enfoque?
La misma intención de buscar un tesoro en la vida inevitablemente oscurece la realidad de que la vida ya es el tesoro.
El “yo” busca la paz y la realización; el “yo” busca la superación, la pureza, la presencia o el desapego. El “yo” busca claridad o cualquier fórmula que le dé al “yo” lo que cree que quiere o necesita. Pero el “yo” que no obtiene lo que quiere no es el dilema. El dilema es el aparente “yo”.
¿Cómo puede el buscador “Acercarse Directamente” a lo que ya es todo?
Al pasar de una fórmula a otra, parecemos incapaces de ver que la libertad no reside aquí o allá, simplemente porque la libertad, por su propia naturaleza, no puede ser excluida ni excluyente. Parece que no nos damos cuenta de que, a medida que avanzamos hacia la próxima altura espiritual anticipada, el tesoro que buscamos debe descubrirse, no en el lugar al que nos dirigimos, sino en la naturaleza simple de los mismos pasos que damos.
Muchos rechazarán este mensaje y volverán a la reconfortante historia del saber y hacer. Pero puede haber una resonancia en el interior en la que la ilusión de separación se derrumba y permite que nada sea todo.
Las enseñanzas progresivas de iluminación que recomiendan métodos como la meditación, la auto-indagación o la idea de reconocimiento o entrega, se basan en la creencia de que existe un yo que puede elegir hacer estas cosas. Esta suposición queda invalidada por el reciente descubrimiento de los neurocientíficos de que la existencia de un individuo con libre albedrío y elección es ilusoria.
La vida es simplemente vida, y no trata de probar nada en absoluto. Esta primavera no intentará ser mejor que la primavera pasada, y tampoco un fresno intentará convertirse en roble.