La conexion entre la piel y el cerebro

Existe una relación estrecha entre los problemas de salud mental y problemas dermatológicos, de la piel. Es algo que se ha establecido hace décadas. Nos lo recuerda el médico Rubén Roa en un buen post titulado Cuestión de piel.

Existe una estrecha relación entre los problemas de la piel y alteraciones de la conducta, como los desórdenes de ansiedad o del estado de ánimo.

En el artículo se mencionan por ejemplo los vínculos entre psoriasis y problemas psiquiátricos. Una revisión sistemática en 2017, sobre más de 40.000 personas, revelaba que hasta en un 27% de los pacientes con psoriasis se podía diagnosticar depresión.

Algunos consideran que existe un mecanismo inflamatorio común entre ambas enfermedades. Lo que es plausible ya que tanto el sistema nervioso central como la piel comparten un origen embriológico común.

Así, la mejoría de las lesiones cutáneas repercute en la mejoría de los síntomas depresivos.

Si uno es causa del otro no parece ser relevante, lo que es importante es resaltar la necesidad de una atención integral de los pacientes, comenta con razón Roa.

Otra enfermedad que se menciona como íntimamente asociada con la depresión es la dermatitis atópica, pero aun no está clara la fuerza de asociación entre ambas.

También se menciona a la alopecía androgenética que se ha vinculado fuertemente a la alopecia areata con depresión y con ansiedad.

Los trastornos de excoriación ya existen incluso en el manual de desordenes mentales o DSM-V, mientras que trastornos obsesivo-compulsivos pueden desencadenar una dermatitis en manos.

Por ejemplo, por lavados excesivos, un hábito que se ha promovido durante la pandemia, aunque aun no se ha demostrado la efectividad del lavado de manos para disminuir el contagio por el SARS-CoV-2.

De todas maneras, entre el personal de salud, sigue siendo esencial hacerlo entre paciente y paciente, porque existen múltiples gérmenes que se contagian por esta vía. Pero aunque solo se mencionaron estos hay otros problemas en los que la asociación es clara para los médicos.

Por ejemplo en las reacciones alérgicas que parecen agravarse con la ansiedad o un herpes labial reactivarse frente a situaciones de estrés.

La ansiedad se relaciona también con el liquen simplex (neurodermatitis), vulvodinia, glosodinia, prurito psicógeno y dermatitis seborreica. Otros problemas como el acné juvenil suelen angustiar mucho a los adolescentes y ser origen de aislamiento y bullying.

Y por si fueran pocas estas asociaciones, también está documentado un diagnóstico más tardío y menor supervivencia del melanoma en mujeres y hombres solteros. Esto realza la importancia de las interacciones sociales en los procesos de enfermar y morir.

La literatura abunda en modelos explicativos que describen la asociación. Por ejemplo destacando que un problema da origen al otro. La realidad es que desde el punto de vista operativo los problemas deben ser abordados integralmente.

Todo circuito que se retroalimenta positivamente puede llegar a ser perjudicial. En términos llanos se trata de círculos viciosos que hay que evitar y detener. Para explicarlo todavía más claramente, no importa si las lesiones cutáneas dan lugar a ansiedad o depresión o es al revés.

Los dos problemas coexisten y se deben abordar en conjunto. Al paciente lo que le interesa es curarse. Un gran acierto del artículo reside en destacar la presencia de otros actores en el tratamiento.

Pero se debe ser precavido al intentar realizar la consulta con un psicólogo o psiquiatra, ya que todavía existe un gran prejuicio sobre la salud mental y estigma sobre los pacientes.

Existe en los médicos y en los pacientes también, quienes más de uno nos dirán «que no están locos».

La piel es el mayor órgano de nuestra anatomía y también es nuestra «carta de presentación» social. Cualquier lesión visible para otros en la piel puede dar lugar a una disminución de la autoestima, aislamiento y también a mayor riesgo de exclusión social.

No se necesita ser médico para saber esto. Todos los problemas de salud se manifiestan en las grandes áreas que la ciencia ha fragmentado para abordar a las enfermedades y a las dolencias para ser estudiadas (física, mental, social y aun espiritual).

No solo sucede con los problemas de la piel, aunque sin duda es en esta área parece que los esfuerzos por evidenciarlo, son mayores. Algunos de los problemas, tanto dermatológicos como depresión o ansiedad, se expresan también en otros órganos y sistemas, por lo que debemos indagar si existen otros problemas físicos agregados.

La conexión entre la piel y el cerebro

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