La importante practica del observador

Por Enrique Ribeaux Roig 18 de septiembre 2022

-1 ← 0 → 1
sujeto ← 0 → objeto
observador ← 0 → observado

Ojos

Normalmente, existe la identificación con lo observado (1), y está asumido como sujeto aquello que, en realidad, es el objeto del verdadero sujeto (-1). Esta es la raíz de la ilusión.

La mayor parte de la humanidad no conoce al verdadero sujeto, y resulta curioso que cueste tanto trabajo conocerlo; porque, una vez que se realiza, se hace sumamente evidente. Incluso, es posible que surja la pregunta: «¿Cómo no lo vi antes?» Así de fuerte parece ser el poder de la ilusión.

El verdadero sujeto está justamente detrás de lo que, por lo general, se considera que es el «yo», pero que en realidad no lo es.

Una forma de dar con el verdadero sujeto, y por tanto, con el verdadero «yo», es mediante la práctica del observador.

¿Qué sucede cuando se practica el observador?

En primer lugar, «observar», en este contexto, es lo mismo que «presenciar» o «ser consciente de». Por ejemplo, observar lo que saboreamos es, en realidad, ser conscientes de lo que saboreamos.

Entonces, lo que sucede con esta practica es que se da un paso atrás de lo observado (1), ocurriendo así una des-identificación con el mismo y una colocación e identificación con el observador (-1), o sea, el sujeto verdadero.

Nisargadatta usaba a menudo la palabra «recede». Observar es básicamente eso: receder.

Normalmente, estamos aquí: 1

identificados con el objeto, o con lo observado. Existe, pues, la creencia de ser el cuerpo y la mente. Pero todo lo que es observable cae en el campo del objeto, es decir, el 1. Por tanto, el cuerpo no puede ser el sujeto, ni la mente tampoco, porque ambos son observables; ese es el descubrimiento que debe acontecer.

¿Cómo se observa al cuerpo?

Esta práctica es muy parecida al Mindfulness. Lo único que tenemos que hacer es ser conscientes de todo lo que haga nuestro cuerpo. Si nos sentamos, ser conscientes de estar sentando. Si nos paramos, ser conscientes de estar parado. Si comemos, ser conscientes de estar comiendo, masticando, gustando, tragando. Si la comida está caliente, ser conscientes del calor de la comida; si está condimentada, ser conscientes del condimento. Podemos ser conscientes de detalles cada vez más sutiles, incluso de aquellos que nunca habíamos notado. Haciendo esto durante nuestras actividades cotidianas, nos será más fácil repetirlo durante la práctica de la meditación, observando cada sensación de nuestro cuerpo a medida que se presentan.

El objetivo de esta práctica no es el cuerpo en sí mismo, sino ganar en la habilidad de colocarnos en la posición del observador (el verdadero sujeto) y permanecer ahí. Este es un importante paso de avance, pero no es el definitivo para salir de la ilusión (de separación).

¿Cómo observar la mente?

Observamos la mente siendo conscientes de cada pensamiento a medida que estos se presentan. Esta es una habilidad que va mejorando con el tiempo, como sucede con la mayoría de las habilidades. Al principio, se escaparán muchos pensamientos, no será fácil observarlos en el justo momento en que se presentan, pero luego se irá mejorando en eso, hasta el punto en que no se nos escape ninguno.

El objetivo de esta práctica tampoco es la mente en sí misma, sino

pasar de esto: 1,
a esto: -1 ← 0 → 1

Es decir, pasar de estar posicionados en el objeto (1) a estar ubicados en el verdadero sujeto (-1). Con esto, habremos conocido por fin al verdadero sujeto, el cual permanecía oculto para nosotros, pero ya no. Aquí vale aclarar que «conocer» es «ser de manera consciente», es decir, conocemos al sujeto, siéndolo conscientemente.

Observando al cuerpo y la mente, nos des-identificamos de ambos. La sensación es de haber tomado una pequeña pero suficiente distancia para darnos cuenta de que no somos eso, no somos ni el cuerpo ni la mente. Somos el observador, el sujeto verdadero. Esto es así en esta etapa de realización. Y hasta aquí está bien.

Sin embargo, hay una etapa de realización más profunda, y es aquella en la que se manifiesta la compresión de que tampoco somos el sujeto u observador. Afirmar eso, es sin duda un importante paso de avance, pero a fin de cuentas, todavía hay separación, es decir, habría un sujeto por un lado, y un objeto por el otro, y nosotros seríamos el sujeto en contraposición con el objeto. Seríamos el sujeto, pero no el objeto. Esto, evidentemente, es un estado dual.

La comprensión no dual se realiza cuando se entiende (de verdad) que sujeto y objeto son lo mismo, ambos son manifestaciones de un mismo Ser, que es la Conciencia Pura. No hay dualidad entre sujeto y objeto; o lo que es lo mismo, no hay dualidad entre el observador y lo observado. Ambos son manifestaciones de la Conciencia Pura (0).

-1 ← 0 → 1

Y surgen exactamente al mismo tiempo. Sujeto y objeto surgen al unísono.

Nuestro mundo interior tiene como sujeto al yo individual, el verdadero yo, aquel que está identificado con el observador y no con lo observado. Pero, podríamos preguntarnos, ¿y el mundo exterior, tiene también un sujeto, es decir, un observador?

Antes de que surgiera la especie humana, ¿había ya un observador, un sujeto? ¿Había un sujeto en el momento del Big Bang?

Mi respuesta es «sí». Ese Sujeto es Ishvara, el Creador de todo. Fue el Sujeto Primordial que surgió a la par del Universo. Y ambos lo hicieron en perfecto equilibrio, manteniéndose así el estado intocado e imperturbable de la Conciencia.

-1 ← 0 → 1
Ishvara ← 0 → Universo

Cuando surge la comprensión «Yo soy el Universo», estamos en el mismo estado de conciencia de Ishvara. En ese momento, somos Ishvara, el Yo Primordial. Y esta, ya es una comprensión no dual.

Sujeto = Objeto
Ishvara = Universo

Podríamos quedarnos aquí, si queremos, porque no es esencialmente diferente del Último Estado; de hecho es la Manifestación Primordial del Último Estado, que en realidad no es un estado más, sino la base, el sustrato o la fuente de todos los estados, incluyendo el estado de conciencia dualista. Pero la Manifestación Primordial es lo mismo que el Último Estado, porque al final suma 0, es decir, al final sigue siendo 0, la Conciencia Pura.

Objeto + (-Sujeto) = 0
Universo + (-Ishvara) = 0

Sujeto ← 0 → Objeto
Ishvara ← 0 → Universo

Este Último Estado, que en realidad es un no-estado, es Brahman. Es la Fuente, el Absoluto. Todo surge y se desvanece en Él, sin tocarlo nunca. La Conciencia Pura, Brahman, es el Vientre de todos los pares de opuestos, como son la Existencia y la No Existencia, el Todo y la Nada, el Yo y el No-Yo.

La conciencia individual (el 0 dentro de nosotros, o atman) es una con la Conciencia Universal (el 0 en el Universo, o Brahman). Atman es Brahman. Tenemos, pues, «acceso» al conocimiento de Brahman por medio del conocimiento de atman. Es posible que esto tenga una estrecha relación con la famosa frase del Oráculo de Delfos «Conócete a ti mismo», pues es conociéndote a ti mismo que tendrás acceso al conocimiento de todo lo demás.

Aquí vale recalcar que, en este contexto, «conocer» es «ser conscientemente». Conocemos atman, siendo atman de manera consciente; en realidad, ya lo somos, no hay nada que no lo sea, pero se manifiesta el conocimiento de atman en contraposición con el no conocimiento, o ignorancia, de atman.

Conocemos atman por medio del observador.

Observador ← atman → Observado

Cuando el observador observa a lo observado, ambos se auto-cancelan. La observación tiene un efecto cancelador. Y es en esta auto-cancelación que atman resulta conocido. Podemos ver una analogía con esto en el proceso de unión entre una partícula y su correspondiente anti-partícula. Cuando ambas se encuentran, se cancelan mutuamente emitiendo luz. De manera similar, cuando el observador y lo observado se encuentran, se auto-cancelan emitiendo un tipo de luz que es espiritual, que sería más bien el conocimiento de atman. Es aquí cuando atman resulta revelado, después de haber sido ignorado por tanto tiempo. Este es, además, un conocimiento donde no hay conocedor por un lado, y lo conocido por el otro, sino donde sólo hay conocimiento en contraposición con el no-conocimiento, o una luz en contraposición con la oscuridad.

Como ya se mencionó más arriba, normalmente, estamos ubicados en la posición de lo observado, y de esa manera, el observador queda oculto para nosotros. En el estado de conciencia común a la mayoría de las personas, no hay experiencia de ser el observador, al menos no el verdadero observador. Muchos consideran que conocen el observador, pero en realidad, no lo conocen, pues están bajo el efecto de la falsa identificación con lo observado; y este es un efecto que no resulta tan evidente hasta que lo descubrimos. Para acceder al verdadero observador, deben realizarse prácticas que tienen el fin de revertir la costumbre de la falsa identificación con lo observado. Sólo así, el observador es revelado.

Establecidos en el observador durante la experiencia de la vigilia, el sueño onírico y el sueño profundo, la permanencia de atman queda revelada. Y entonces, atman es plenamente conocido.

Una vez que atman es conocido en su totalidad, y por medio del estudio de las escrituras védicas con la guía de un maestro calificado, se conoce a Brahman como Aquel que es el sustrato del Universo, lo permanente, lo Trascendente y lo Absoluto.

Teniendo ya el conocimiento de Brahman por medio del estudio de las escrituras de los Rishis, y el conocimiento de atman por medio de la experiencia directa, se establece entonces el conocimiento último y perfecto de que atman y Brahman no son dos, porque tienen justamente las mismas características de ser eternos (más allá del tiempo), infinitos (más allá del espacio) y absolutos (más allá de las relatividades).

El conocimiento de que atman y Brahman son no dos (soportado, uno, por la experiencia directa y, el otro, por el correcto estudio de las escrituras) es considerado en el Vedanta Advaita como el conocimiento último, donde se comprende a cabalidad que no hay nada separado ni dual en la Existencia.

© Enrique Ribeaux Roig
https://www.nodualidad.info/colaboraciones/la-importante-practica-del-observador.html

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