¿Estamos armando a Marruecos?

Luis Alberto Calderón.- El artículo 258 del Código de Justicia Militar de 17 de julio de 1945 relacionaba los delitos de traición, incurriendo en el mismo cuando al enemigo se entregaba parte del territorio de la Patria. Se me dirá que dicha norma estaba prevista para situación de guerra, pero creo que no es necesario tener dicha situación para conservar un comportamiento acorde al espíritu patriótico de la defensa de lo que, hasta el momento, conforma España.

Hay políticos españoles que van diciendo que Ceuta y Melilla han de entregarse a Marruecos, y si ya en el referido artículo 258 del Código de Justicia Militar aludido era traición la mera entrega de la Bandera, ¿cómo calificar la mera opinión de la entrega de estas dos ciudades españolas? Recordemos la impostura del entonces príncipe de España, Juan Carlos de Borbón, cuando visitó el Aiún (Sáhara Español) el 2 de noviembre de 1975, asegurando que se defendería el territorio y al pueblo saharaui. Por el contrario, firmó un pacto de entrega del Sáhara como apoyo de la política americana a su nombramiento de Rey de España, olvidando que España descubrió y puso en explotación, en la que fuera la mayor de sus provincias, el hasta ahora yacimiento más importante de fosfatos del mundo, tanto en calidad como en cantidad, con la construcción y la instalación de una cinta transportadora de 98,6 kilómetros de longitud, y la construcción de un pantalán de 3.127 metros de longitud.

Pedro Sánchez ha reconocido a Marruecos, en una carta sinuosa, su control sobre el Sáhara y, en definitiva oficializando la explotación de los fosfatos de Bu-Craa por Marruecos como segundo mayor productor de fosfatos y el primero en reservas con el setenta por cien a nivel mundial. No solo entregamos una enorme riqueza a Marruecos, que es como decir a Estados Unidos a través de la OCP Group (de la que fue consejera internacional la exministra de Exteriores con Aznar, Ana Palacio), para terminar dudando sus conmilitones sobre la españolidad de Ceuta y Melilla.

Si pensamos que se han desmilitarizado dichos territorios en los últimos años, lo cierto es que su defensa cada vez está más en peligro, como lo prueban los constantes y continuos asaltos a nuestras fronteras. Desmilitarización lenta pero continua y, tal vez, con el malicioso propósito de posibilitar para, en su día, la entrega de ciudades tan españolas como Burgos o Badajoz. Y mientras Marruecos gana ingentes cantidades de dinero con los fosfatos, España viene entregando, desde 2019, material militar y policial por más de 92 millones de euros y ello a fondo perdido. ¿Cuál es la razón de tanta dádiva? ¿Que Marruecos proteja nuestras fronteras de Ceuta y Melilla? ¿Qué nuestros pescadores continúen surcando el caladero sahariano? De verdad que no se entiende que sigamos armando a Marruecos en detrimento de la propia seguridad de España.

Si desde 1975 la política española ha sido la de continuas concesiones a Marruecos, ya sea por la actitud de esta con España, ya sea por la influencia de Estados Unidos sobre España y a favor de Marruecos (vigente el Tratado de Amistad y Paz entre ambos países), con la consolidación del acuerdo de defensa militar a través de la Hoja de ruta para la cooperación en defensa 2020-2030 entre el Reino de Marruecos y los Estados Unidos de América, tras del reconocimiento de Israel por Marruecos -y que Joe Biden no ha modificado en una sola coma a Trump- no es de extrañar que el rey marroquí no se haya molestado en abandonar sus vacaciones por recibir a un rendido gobernante español.

La posición de abierta sumisión por parte de la política española a todo lo marroquí, nos prueba que estamos beneficiando a Marruecos en perjuicio de España, y que tras un mínimo movimiento de traslación del ejército marroquí a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla estas quedarán bajo la influencia y control del Gran Marruecos sin que España haga el más leve movimiento.

Cierto es que si estos políticos nuestros vienen aconsejando la renuncia de España a Ceuta y Melilla, y si al armamento militar unimos el armamento dialéctico a dicha rendición, la entrega de estas dos ciudades españolas está más cercana de que lo suponemos. Si Juan Carlos de Borbón no tuvo reparados en firmar un pacto secreto para la renuncia del Sáhara, ¿qué pacto secreto habrá firmado Sánchez, respecto de Ceuta y Melilla, en su último viaje a Marruecos? Según Sánchez, Marruecos es un vecino fiable, pero es que para los españoles el que no es fiable es el propio Sánchez.

¿Estamos armando a Marruecos?

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